El cloruro de sodio (NaCl), que se conoce como sal común, se encuentra en dos formas en su estado natural: sólida, como sal de roca, y en solución, como salmuera. Es transparente, absorbe fácilmente la humedad y el calor ambiental. Es un compuesto mineral de gran abundancia. Su color varía: blanco, cuando está finamente dividida, y gris, si se halla en grandes masas. Las coloraciones amarilla, anaranjada, café, rosa o roja que se observan en la sal, se deben a su contenido de óxido de fierro. La sal gema cristaliza generalmente en cubos de simetría regular, incoloros y transparentes de brillo vítreo.
Las Salinas. Paños divididos en eras, Ojo de Agua, municipio de Copala (Foto: Haydée Quiroz).
La sal es muy importante en la dieta del hombre, en virtud de que ésta y sus derivados se utilizan en la preparación y conservación de alimentos y bebidas. En el mundo, sus reservas son incalculables pues las hay en depósitos minerales y en salmueras existentes en manantiales, lagos y océanos. Los yacimientos naturales, formados principalmente por la evaporación de aguas marinas, contienen, además del cloruro de sodio, sulfatos de calcio, magnesio y sodio, cloruros de magnesio y potasio, bicarbonato de calcio y bromuro de magnesio e impurezas naturales, como limos, arcillas y hierro.
Se utiliza en la industria química el 55%; para el consumo humano, el 19%; para el deshielo de carreteras, el 11%; el resto tiene otros diversos usos. De acuerdo a la utilidad a que se destina, la sal se acondiciona con aditivos que hacen las veces de rellenos y secadores, originando los diversos tipos: común en grano, lavada, refinada y especiales. En la industria química se emplea para producir cloro, sodio, sosa cáustica, carbonato de sodio y cloratos; en metalurgia, para la fundición y refinación de minerales y metales; en la industria de la transformación, para preparar y conservar alimentos, jabón, tintes, detergentes, emulsiones, cementos y explosivos; para el tratamiento de aguas y lacas, y el blanqueo de pulpa para fabricar papel; en cerámica, para esmaltes y vitrificantes; en farmacia, para producir medicamentos; en textiles, como blanqueador o fijador de colores en telas estampadas; y, en la ganadería y agricultura, como alimento para ganado, fertilizantes, insecticidas y fungicidas. Además, se utiliza como excelente agente de refrigeración. Algunas sustancias químicas pueden sustituirla en la limpieza de hielo y nieve en las vías de comunicación. El cloruro de potasio y algunos extractos artificiales la sustituyen en la mesa.
Se conocen tres métodos para producir sal: 1. Evaporación solar, que consiste en aprovechar la acción combinada de los rayos solares y los vientos secos en el tratamiento de las aguas marinas, lacustres o salmueras de cualquier naturaleza; este sistema se usa con frecuencia por su sencillez y economía, y consiste en hacer llegar las salmueras (agua con sal) a una serie de estanques de circulación y a uno de cristalización, de gran tamaño y pequeña profundidad, donde se forman costras salinas sucesivas al evaporarse el agua por el calor; 2. Minero, semejante al de las minas de carbón de piedra, llamado “de salones y pilares”, aplicado a formaciones situadas a distintas profundidades, donde se obtiene la sal en trozos; y, 3. Por solución, o sea disolviendo en agua la sal de las formaciones o domos y bombeando estas salmueras artificiales a la superficie para someterlas a un proceso de evaporación o cristalización. El método que más se emplea en México es el de evaporación solar.
Las Salinas. Montículo de sal en la localidad Ojo de Agua, municipio de Copala (Foto: Haydée Quiroz).
La producción de sal común a base de agua salada o salmuera tiene en el estado de Guerrero una historia de varios siglos. Ello se debe a la existencia de una serie de lagunas, con agua altamente salobre, que se extienden a lo largo del litoral del Pacífico, entre la Costa Chica y la Costa Grande; pero también en otras regiones del estado, como Tierra Caliente, donde se elabora sal a partir de aguas subterráneas.
Esta tradición data por lo menos desde el Siglo XVI, si nos atenemos a la Relación de Citlaltomahua y Anenecuilco(antiguos pueblos del actual municipio General Heliodoro Castillo), que describe la producción de esta sustancia comestible de la manera siguiente:
En algunos pueblos que están cerca del mar, hacen sal.
La causa es por las grandes lagunas que hay saladas y se
cría mucho salitre en cantidad, y del salitre hacen sal,
destilado con la misma agua de la laguna. La cuajan al sol en
unas piletas que hacen en el suelo. Y cogen sal, que
vienen a vender por estos pueblos, y los destos pueblos
van a mercarla allá…
Durante la Colonia se incrementó la demanda de este producto debido al “proceso de patio” empleado en la explotación de la plata, que requería grandes volúmenes de sal y mercurio. Surgió así la necesidad de desarrollar una nueva tecnología para ampliar la capacidad productiva existente.
Desde entonces se explota la sal en zonas de los municipios de Atoyac, Coyuca de Benítez, Petatlán y San Jerónimo de Juárez (Salinas de Cuajo), en la Costa Grande.
En la Costa Chica del estado existen cuatro zonas productoras de sal, que usan agua salada o salmuera: Tecomate, Tamarindos (ubicada a orillas de la laguna de Chautengo), Chautengo y Las Salinas de Apozahualco. Excepto Tamarindos, las demás se encuentran alrededor de tres lagunas, de las que toman su nombre.
Por el volumen de producción y calidad, las salinas de Apozahualco tienen reconocimiento estatal y nacional.
La organización del trabajo tiene su base en la participación colectiva de las familias, en donde colaboran hombres, mujeres y niños. Los trabajos de las salinas requieren de una baja inversión (cuando se trabajan rústicamente), pero de altos requerimientos de mano de obra que se combina con la energía solar.
Derivadas de esa técnica, en Guerrero existen dos formas de producir sal: el tapeite, o filtro artesanal que se practica en las lagunas de Tecomate y Chautengo, y la de canal, también llamada de “pequeña industria”, que se usa en Apozahualco.
En las franjas ribereñas de las lagunas, cuando baja el nivel de las aguas, durante la época de secas, los trabajadores de las salinas de Tecomate y Chautengo cavan pozos para obtener agua salobre; junto, hacen las pilas de menor profundidad, revestidas de impermeabilizantes de cal y arena. El tapeite es un filtro rudimentario, rectangular, construido con varas delgadas y zacate, sobre las que se ponen dos capas de arena de distinto grosor que filtran la salmuera. Ésta se acumula en recipientes cuadrados de un metro por lado llamados eras, y es evaporada por la energía de la luz solar. El sistema no es útil cuando se pretende obtener grandes cantidades de sal de una vez.
La variante del tapeite no es exclusiva de la Costa Chica de Guerrero, ya que se usa desde Sinaloa hasta Oaxaca; tanto en la filtración como en la evaporación se utilizan, en ciertos lugares, también ollas de barro.
Sombreado para encostalado de sal.
En Apozahualco, para la producción de canal, se aprovecha la gran extensión, la poca profundidad de la laguna y su alta salinidad. En el tiempo en que la laguna disminuye, el agua salada se concentra en una sola área, lo que permite transportar la salmuera por medio de canales hacia toda la extensión de la laguna, para evaporarla y después solidificarla en eras similares a las que usan en el tapeite, pero construidas en el mismo lecho lacustre cuando se seca.
Los paños son una especie de piletas que pueden medir muchos metros de largo, de dos hasta 20; se construyen de cal y arena, de 1 cm de grueso el piso por 5 a 7 cm de alto las paredes. Están divididos en cuadritos, llamadas “eras”, de uno y uno y medio metro cada una. El paño puede tener de cuatro a 16 eras. Los instrumentos de trabajo para la producción de la sal son: rastrillo, cubeta, pala, carretilla, tarecua, manguera y, en algunos casos, bombas eléctricas.
El canal, que recorre todo el lecho de la laguna, permite que las salinas queden muy cerca unas de otras, y no es necesario cavar pozos o pilas; la salmuera se toma directamente del canal.
Como se ve, existe un marcado contraste entre las salinas de Chautengo y Tecomate, en donde trabajan de una a tres familias. En cambio, Apozahualco parece una fábrica con una gran cantidad de obreros y montones de sal muy cerca uno de otro. Esto último sucede también en Las Salinitas y Juluchuca, en la Costa Grande.
En las salinas de Apozahualco trabajan la sal cada temporada alrededor de 100 familias, la mayoría nativas de la comunidad; pero también vecinos de Atrixco, Paso Cintla, Marquelia, Ixlaltepec y Copala, que sólo acuden en los meses propios de extracción (marzo, abril y mayo). La producción total anual fluctúa entre 700 y 1000 toneladas, dependiendo de la temporada, que se expenden en varios estados, además de Guerrero. No existe la propiedad privada sobre los sitios salineros; sin embargo, por tradición, cada familia tiene el derecho de usar el lugar de costumbre y heredarlo a la siguiente generación.
Exámenes de laboratorio han certificado que la sal producida en esos lugares es de gran pureza, pues en la salmuera predominan el cloruro y el sodio. Los cloruros de magnesio, potasio o calcio y otras substancias que pueden resultar tóxicas desaparecen en la sal blanca por escurrimiento, quedando depositados en el húmedo fondo de los estanques. El proceso de purificación se completa cuando la sal se deja secar o al escurrir en montículos.
El proceso de elaboración encierra un complejo conocimiento transmitido de generación en generación, durante muchos años. Los fabricantes de uno y otro lado afirman que su producto es el mejor; sin duda, la sal que se extrae en esos lugares es de alta calidad. Unos trabajan más que otros; “en el mercado el precio de la sal no compensa el esfuerzo”. Es importante señalar que aquí, como en otros lugares, se requiere una infraestructura adecuada para generar más fuentes de trabajo en beneficio de los habitantes de las zonas salineras; la materia prima existe y está asegurada por muchos años.
No obstante lo anterior, Guerrero es un importante productor de este mineral no metálico. Por su creciente demanda en el mercado internacional y por las reservas con que se cuenta, la extracción de la sal en nuestras costas constituye un potencial económico importante. Así, nuestra entidad coadyuva para que México exporte la cuarta parte del volumen total que se comercializa en el mercado internacional. “La sal mexicana es reconocida mundialmente por su excelente calidad, mucho mayor que la producida en otros países mediante procesos similares. México es mayor productor y exportador que Australia, Holanda y Alemania Occidental”.
(ETA/BM)