Federación de Guerrerenses Radicados en Chicago

Asociación Civil.

La Federación de Guerrerenses radicados en Chicago, Illinois, EU, está compuesta por 30 clubes y otros grupos más de guerrerenses originarios de varias regiones del estado de Guerrero, particularmente la Norte, la Tierra Caliente y La Montaña.

Los guerrerenses radicados en Chicago comenzaron a organizarse en 1980. Al inicio eran pequeños grupos o comités de apoyo que se coordinaban para recaudar fondos y así ayudar a sus comunidades de origen. Hacían bailes y rifas y vendían comida entre ellos. Las primeras comunidades beneficiadas con apoyos de los emigrantes en Chicago y que se aplicaron en obras de desarrollo y servicios fueron Tuxiapan, El Potrero y Amealco, de la región Norte.

Hasta 1981, los grupos de guerrerenses en Chicago trabajaron exclusivamente con sus propios recursos para realizar obras de beneficio social en sus comunidades, particularmente construyendo o reparando iglesias, pavimentando calles o haciendo puentes.

Entre 1987 y 1988, Amealco se registró como primer Club de Guerrero en el Consulado General de Chicago. Después se registraron Tipilulco, Coacoyula, El Naranjo, Tlatzala y otros. Algunos de ellos, como Amealco, son aún hoy (2009) miembros de la Federación, aunque otros se han retirado. Estos clubes funcionaron como una asociación hasta 1994, año en que se fundó la Federación de Guerrerenses en Chicago, A. C., al fusionarse 30 clubes y otros grupos más de guerrerenses que decidieron integrarse de manera más sólida y con vínculos más fuertes, dado que tenían todos los mismos objetivos: apoyarse entre ellos y ayudar a sus comunidades de origen para un mejor desarrollo.

Los guerrerenses en Chicago y el Gobierno de Guerrero.

En 1981, los grupos de guerrerenses radicados en Chicago, encabezados por Fabián Morales, comenzaron a trabajar con el Gobierno de Guerrero en el periodo del licenciado Alejandro Cervantes Delgado mediante un convenio para realizar obras de beneficio social con el Programa Uno por Uno, al cual se sumaron también varios presidentes municipales, construyendo obras como la carretera a Xonacatla, municipio de Cocula.

En 1996, el entonces gobernador de Guerrero, Francisco Ruiz Massieu, tomó conocimiento de la existencia de la Asociación de Guerrerenses en Chicago y nombró al licenciado Bernardo Rosendo como representante del Gobierno de Guerrero en el Consulado Mexicano de esta ciudad.

En el inicio del trienio del gobernador licenciado Ángel H. Aguirre Rivero, la Federación de Guerrerenses radicados en Chicago firmó el Programa Tres por Uno con el Gobierno del estado. El presidente de la Federación de Guerrerenses era Manuel Martínez.

Durante ese mismo trienio, el Gobierno de Guerrero creó la Dirección General de Atención a Guerrerenses en el Extranjero, ubicada en Chilpancingo. Esta institución se encarga de la atención a los migrantes guerrerenses y fue coordinada por Rodrigo Cortés. Su principal labor era organizar trabajos conjuntos con la Federación de Guerrerenses radicados en Chicago para beneficio de sus comunidades de origen a través del Programa Tres por Uno; es decir, los guerrerenses en Chicago colaboraban con un dólar y el Gobierno del estado con tres para la construcción de obras de beneficio social de la comunidades de origen de los migrantes.

De ese modo se han construido muchas obras de beneficio social en varias comunidades de Guerrero, principalmente en la región Norte, La Montaña y Tierra Caliente. Se han llevado a cabo obras como pavimentación de calles, construcción de sistemas de agua potable, de carreteras y puentes, centros deportivos, centros de salud, rehabilitación de iglesias y plazas cívicas.


Los guerrerenses en Chicago efectúan actividades para conservar las tradiciones del estado de Guerrero.

Esa Dirección General trabaja conjuntamente con la Federación de Guerrerenses radicados en Chicago que preside Greg Salgado; con los Clubes Unidos de Guerrerenses del Medio Oeste y Este representados por el grupo coordinado por Jesús Brito en Atlanta, Georgia; con el grupo de Nebraska dirigido por José Luis Marino; con el grupo de California encabezado por Raúl Galeana, y con el grupo de Nueva York, dirigido por Agustín Bedolla. Esta dependencia también trabaja en coordinación con los 50 consulados que se encuentran en las principales ciudades de EU.

Igualmente, la Dirección General coordina el Programa de Ingreso a Derechohabientes del Seguro Social para los familiares de migrantes guerrerenses radicados en Guerrero y el programa para becas de hijos de guerrerenses que cursan la universidad en EU.

Asimismo, la Secretaría de Desarrollo Social del estado de Guerrero (SEDESOL) ha firmado acuerdos de protección al migrante con la Secretaría de Relaciones Exteriores, con el Instituto Nacional de Migración y con la Coordinación Nacional de Atención a los Migrantes. La SEDESOL proporciona apoyos también a los familiares de guerrerenses fallecidos en EU, en coordinación con el Consulado de cualquier estado de ese país para el pago de los gastos de traslado de Estados Unidos a México y de sepelio en sus lugares de origen.

Este servicio fue creado por el gobierno de Francisco Ruiz Massieu en 1991, en un inicio con la Coordinación de Asociaciones de Guerrerenses en el Exterior, a través de un decreto publicado en el Diario Oficial del Estado de Guerrero el 30 de abril de 1991.

Los frutos de la migración: las remesas de los migrantes de Guerrero.

El envío de remesas (dinero en dólares) de los guerrerenses a sus familias en su lugar de origen en Guerrero ha sido uno de los vínculos fuertes que los migrantes mantienen con sus hogares y comunidades. El beneficio de dichas remesas es doble: constituye una ayuda económica para la sobrevivencia diaria, para construcción de viviendas y eventos especiales (fiestas patronales, bautismos, bodas y cumpleaños) y, además, promueve la solidaridad para el mantenimiento de la identidad cultural. De 1980 a junio de 2008, las remesas aumentaron constantemente, pero debido a la crisis económica en EU a finales de 2008 empezaron a disminuir.


El presidente municipal Héctor Astudillo Flores visitó las Instalaciones de Casa Guerrero en Chicago.

Un estudio realizado por el Banco de México en 2003 menciona que Guerrero recibió ese año 683 millones de dólares por concepto de remesas. De ese modo, Guerrero ocupó el octavo lugar en el país, después de Michoacán (1685 millones de dólares), Jalisco (1275 millones), Guanajuato (1211 millones), estado de México (1024 millones), Puebla (782 millones) y Veracruz (769 millones). En 2004, los aproximadamente 980 mil guerrerenses que radican en EU aportaron 1200 millones de dólares anuales a la economía guerrerense, lo que significa un aumento de poco menos del 50% en un año.

De las entrevistas realizadas por Marco Antonio Monge Arévalo en 2004 se concluye que los migrantes guerrerenses radicados en Chicago envían en promedio un 30% de sus ingresos (340 dólares mensuales). Sólo una minoría envía hasta 500 dólares mensuales, que representan un poco más de la mitad de su salario mensual. En una estimación aproximada podemos deducir que los casi 420 mil guerrerenses que radican en Chicago enviaron anualmente, hasta mediados de 2008, 590 millones de dólares.

Estas cifras son un claro indicador del importante papel que juegan las remesas al interior de las familias de Guerrero ya que, de acuerdo al INEGI (2000), en el 31.6% de los hogares que las reciben éstas constituyen su única fuente de ingreso. Es importante señalar que el uso principal de las remesas en Guerrero es para satisfacer necesidades básicas (incluyendo las fiestas y eventos especiales), la adquisición de bienes de consumo duradero (compra de terrenos, muebles y otros), la compra y mejora de vivienda y sólo una pequeña parte se destina para el ahorro y proyectos productivos.

El investigador Marco Antonio Monge concluye que “bajo estas circunstancias podemos señalar que las remesas fungen como un paliativo social y económico para miles de hogares guerrerenses al brindar la oportunidad de acceso a mejores estándares de vida”. Sin embargo, debido a la crisis económica en EU durante 2008 y años posteriores muchos guerrerenses radicados en ese país no sólo han disminuido el envío de remesas, sino que se han visto obligados a regresar a sus lugares de origen, porque han caído en el desempleo total o parcial en las empresas donde laboraban en Chicago, aunque a mediados de 2009 aún desconocemos el impacto final que pueda tener dicha crisis, tanto en la estancia como en el envío de remesas.

¿Por qué Chicago?

Esa ciudad es una de las favoritas de los oriundos del estado de Guerrero. El número de guerrerenses en esa ciudad y su área metropolitana a finales de 2008 era de entre 420 a 450 mil personas, aunque es muy difícil establecer una cifra exacta debido a la permanente llegada y salida de los mismos. Al concluir 2008 constituía la cuarta comunidad mexicana en esa ciudad, después de Michoacán, Zacatecas y Jalisco.

El municipio con más migrantes guerrerenses en Chicago es Taxco de Alarcón, con un 30%, seguido de Iguala y Huitzuco, con 21.60%. Se observa también que de esa región Norte es la mayoría de los guerrerenses radicados en Chicago, seguidos por la Tierra Caliente, la Costa Grande y La Montaña.

Por lo regular son hermanos, primos, esposos, hijos, cuñados o concuños los que comparten los espacios de las casas, departamentos o viviendas en Chicago. Esto se debe a que no existe en esa ciudad suficiente vivienda de interés social para atender la demanda y porque el costo de las casas es de entre 90 y 180 mil dólares, dependiendo dónde se ubiquen y el espacio con que cuenten.

Chicago se encuentra en el estado de Illinois, a la orilla suroeste del lago Michigan. Es la urbe más importante de ese estado, cuya capital es Springfield, y es la tercera más importante de EU, después de Nueva York y Los Ángeles. Es un floreciente centro industrial con fábricas de alimentos, mecánica, electrónica, textil, química, petroquímica y otros. La mayoría de guerrerenses trabaja en ellas.

Esa ciudad cuenta también con grandes rascacielos y un moderno puerto marítimo; tiene una densa red de ferrocarriles, es el principal centro de transporte y cuenta con el primer aeropuerto de EU.

En agricultura, Illinois encabeza la producción de soya y se ubica en el segundo lugar de producción de maíz después de Iowa.

La mayor fuente de empleo de Chicago es la industria de productos electrónicos, seguida por la siderurgia, la producción de maquinaria, la metalúrgica, la alimentaria, la gráfica, la química y la de equipos de transporte.

Es además un importante centro cultural, no sólo por su gran producción editorial sino porque alberga numerosas universidades, bibliotecas, museos y su inigualable tradición de música jazz y blues.

Chicago es conocida como una de las ciudades con más viento en EU, de ahí el mote que se le ha dado de “ciudad de los vientos”. Su clima es muy contrastado; durante el invierno la temperatura llega a descender hasta los 15 grados bajo cero y durante el verano ha alcanzado temperaturas de 40 grados centígrados, con una fuerte humedad.

La educación de los guerrerenses radicados en Chicago es diferenciada: el 65% de los hombres tienen un promedio de seis años de estudio; es decir, la educación primaria, mientras que el 78% de las mujeres llegan a tener siete años; es decir, la primaria, y uno a dos años de secundaria. Dichos estudios, el 90% los realizaron en Guerrero y sólo el 10% en Chicago, dado que los adolescentes se dedican más bien al trabajo que al estudio.

El testimonio de José Luis Arroyo, actual vicepresidente de la Federación de Guerrerenses, es muy claro: “Los guerrerenses venimos a progresar y nuestras necesidades son principalmente económicas, de manera que para la gente su meta principal es llegar a trabajar. Somos pocos los que llegamos a estudiar, porque no hay tiempo para eso”. A pesar de ello, muchos guerrerenses jóvenes logran estudiar la High School (estudios de preparatoria), aunque no llegan a cursar una carrera profesional debido a los altos costos de las mismas, que van de 6000 a 8000 dólares por semestre.

En Chicago la educación hasta High School es gratuita y existen varias escuelas bilingües (español–inglés), pero la educación profesional es muy cara y el hecho de ser indocumentados no les permite tener acceso a una beca. Por ello algunos guerrerenses optan por entrar al Ejército, lo que, a pesar del riesgo de que los envíen a la guerra, les permite realizar sus estudios profesionales, les da derecho a obtener una casa y les genera un excelente salario que les ayuda a tener un buen nivel de vida en ese país. La publicidad, la radio, la televisión y los carteles invitando a ingresar al Ejército está dirigida indistintamente para hombres y mujeres.

Los servicios de salud en Chicago son muy caros; sin embargo, existen hospitales y clínicas de servicio a los migrantes donde los costos son bajos, e incluso, si no tienen dinero, paga el gobierno de la ciudad. La situación se agrava para ellos cuando requieren servicios especializados como trasplantes de órganos u operaciones mayores, dado que sólo el 4% de los migrantes cuentan con seguro social, que son los residentes o nacionalizados, pero el 96% carecen de ese servicio por ser indocumentados.

En el mercado laboral los migrantes guerrerenses en Chicago constituyen una fuerza de trabajo barata para las empresas que los contratan y que el Gobierno americano regula a través de políticas migratorias convenientes a sus ciclos económicos.

El papel económico que juegan los trabajadores guerrerenses radicados en Chicago es el de presionar a la baja las condiciones de trabajo y los salarios de los trabajadores estadounidenses; pagan fuertes impuestos por su trabajo y su consumo y subsidian a la economía norteamericana al no percibir prestaciones.

Los guerrerenses radicados en Chicago tienen una tasa de desempleo baja, la cual se ha incrementado con la crisis económica desde finales de 2008. Durante 2009 se calcula que el 65% de los guerrerenses tienen problemas de empleo o subempleo y desconocen cuándo pasará la crisis.

De acuerdo a encuestas realizadas durante 2004 y entrevistas en el verano de 2007, los guerrerenses se desempeñan como trabajadores principalmente en el sector terciario (comercio y servicios), seguido por el secundario (obreros en la industria) y muy pocos en el sector primario (agricultura y ganadería). La construcción, carga y descarga de tráileres; el trabajo como vendedores ambulantes, en restaurantes (meseros, cocineros, lavaplatos, limpieza y cajeros), como taxistas, en centrales áreas y de autobuses (limpieza), y como niñeras, son los espacios que han logrado cubrir, dado que muy pocos tienen una especialización en algún puesto; más bien, laboran en lo que pueden, particularmente los recién llegados.


Cartel de actividades para el festejo del Día de la Bandera en 2009.

Hay que remarcar que uno de los grandes soportes de la migración en Chicago es la solidaridad entre familiares, amigos y paisanos de la misma región o comunidad. Los que tienen más tiempo y experiencia instruyen con detalle a los recién llegados para que puedan conseguir una vivienda, aunque sea de arrimados al principio, y posteriormente para que puedan conseguir trabajo.

Durante la crisis del subempleo, la solidaridad se ha intensificado aún más entre familiares y amigos para aprovechar al máximo el reacomodo en el trabajo (dos o tres días a la semana) o el despido temporal hasta que la situación mejore y así poder evitar, hasta donde sea posible, el regreso a Guerrero.

Con esas ventajas e inconvenientes y, sobre todo, con un gran esfuerzo para cruzar la frontera, obtener un trabajo, mantenerse en él y luchar por obtener documentos de residente, la mayoría de los migrantes guerrerenses han logrado sobrevivir mejor en Chicago que en sus comunidades y apoyar con las remesas a su familia en sus lugares de origen. Los que han logrado sobresalir, tener un buen trabajo de base y un buen salario e invertir en algunos negocios son proporcionalmente pocos, pero con ello han logrado realizar su “sueño americano”.

(AAB)