Tejón

Nasua narica. Otros nombres: coatí, pisote, choluga.

Mamífero de figura esbelta, talla de 30 a 50 cm de alto; hocico largo y puntiagudo, nariz móvil, peso de 3 a 5 kg; el macho es más pesado que la hembra; tiene orejas cortas y redondeadas, las patas delanteras fuertes y provistas de uñas o garras ligeramente curvas, que, junto con los colmillos, son armas mortales al enfrentarse con sus enemigos, como los perros, a los que destroza con estas afiladas cuchillas; su color es gris o castaño oscuro, con una mancha como antifaz (negruzca) que atraviesa la cara; cola larga, de 50 a 60 cm, que lleva casi siempre levantada en forma vertical, a semejanza de un periscopio, con anillos más claros.

Algunos gustan de andar en manadas, mientras que otros prefieren vivir solos; a estos últimos se les llama “solitarios o colmeneros”, y se hacen notables por el grado de agresividad: si uno o más perros tienen la desgracia de toparse con un solitario, lo más seguro es que caigan con la yugular seccionada.

Se localiza en casi todo el territorio estatal, con frecuencia cerca de los sembradíos de maíz o entre peñascos, riscos o maleza tupida; es terrestre, pero sube con facilidad a los árboles en busca de frutos o para refugiarse del acoso de perros.

Se reporta en los municipios de Chilapa y Coyuca de Catalán, entre otros.

Se nutre de frutos, raíces, bulbos de algunos vegetales, miel de colmenas silvestres, lagartijas, culebras, pajarillos; hace grandes destrozos en los maizales, ya sea en elote o en mazorca. Sus hábitos alimenticios, por lo regular, son diurnos, aunque va a las sementeras por las noches o muy de madrugada.

El periodo de celo es entre enero y marzo; los solitarios se reúnen con la manada para cubrir a las hembras que están en estro (celo). La gestación dura de 10 a 11 semanas; al término, nacen de 2 a 7 crías, con un peso de 100 a 150 g; por mucho tiempo siguen a la madre, que les provee de alimento. Su longevidad es de unos 15 años.

Son muy pocos los enemigos naturales de tan astuto mamífero; cuando jóvenes, pueden ser atacados por pumas; ya más grandes, los felinos prefieren no encontrarse frente a frente con ellos, toda vez que no rehúyen el combate. El hombre es su mayor enemigo, quien lo caza para consumir su exquisita carne, con bastante grasa, que asemeja a la del cerdo; el cazador que conoce las costumbres de este animal, lo busca en las barrancas o faldas de cerros en horas tempranas del día; entonces, la manada puede ser detectada por el ruido que realizan al mover piedras en busca de insectos y pequeños reptiles, bocadillos que enriquecen su comida.

Al percatarse de algún peligro, uno de ellos lanza un agudo silbido y enseguida la manada trata de emprender la huida, siempre con la cola levantada, que los distingue de lejos.

Para usos terapéuticos,es del dominio popular que la carne y la manteca del tejón poseen propiedades medicinales; una de ellas es contra el piquete de alacrán; algunas familias campesinas tienen un frasco lleno de grasa que guardan para cuando enfrentan la desdicha de ser picados por un arácnido; se toman una cuchara sopera de esta sustancia y los resultados son menos perjudiciales. Igualmente, quien come la carne considera que se inmuniza contra el veneno de alacrán.

(EA