Oquedad descubierta por miembros de la Sociedad Mexicana de Exploraciones Subterráneas (SMES) entre enero y marzo de 1984. La entrada se inicia con un tiro vertical de 80 m, ubicado en el fondo de una depresión de terreno con forma de embudo, que en época de lluvias capta grandes cantidades de agua. Dicha entrada es muy amplia y da acceso a un gigantesco salón único de 200 m de longitud, 100 de ancho y entre 30 y 50 de altura, aproximadamente.
En la cueva se encuentra una secuencia de 12 tiros verticales; el más grande mide 97 m; finaliza en un lago subterráneo, a 455 m de profundidad. Es una de las cuevas más hondas del estado, pero no es muy ancha, y su recorrido se desarrolla principalmente en sentido vertical.
La primera parte del salón es una rampa originada por grandes estalagmitas. Se desciende hasta llegar a una planicie constituida por arcilla bien consolidada.
A la mitad, se observa el cauce de un arroyo que sólo lleva agua en temporada de lluvias. Todos los días, entre las 3:00 y 4:00 de la tarde, el sol se sitúa sobre la caverna, de tal forma que sus rayos penetran e iluminan el interior.
Al explorarse, se descubrió que tramos del camino por el que se baja son una escalinata construida al parecer en tiempos prehispánicos, pues se observan en él pedacería de cerámica, molcajetes, metates, ollas, vasijas y otras figurillas de barro, que se conservan en buen estado y que el arroyo con su corriente ha descubierto poco a poco sugiriendo que la cueva fue habitada.
En la planicie mencionada se observa una amplia construcción formada por una especie de largas escalinatas, que parecen asientos de un estadio, con vista a la planicie.
En la parte más profunda se halla una cara labrada toscamente, que tiene una altura como de 4 m y frente a ella está una estalagmita de 1.7 m de alto. Entre febrero y marzo la luz ilumina el rostro y la estalagmita, hecho que sugiere la posibilidad de que se usó en forma ceremonial.
La cueva sólo es conocida por algunos lugareños y miembros de la Sociedad Mexicana de Exploraciones Subterráneas, lo que ha contribuido a que, hasta la fecha, no la hayan saqueado. La cueva se encuentra por el rumbo de Quechultenango, cerca de Chilpancingo.
(AOPG)