Huanancha

(Guanancha). Personaje femenino integrado a los jaripeos de los pueblos de la cuenca del Balsas (región de Tierra Caliente). La vestimenta consiste en una cuera o vestido de tela, blusa y falda larga de ala ancha. Peinado con moños de listones de colores vistosos. Terciada llevan una reata de lechuguilla.

Sostienen con las manos una bandeja (chacape) con frutas frescas que distribuyen como premio a los amigos de a caballo y demás participantes en el interior del ruedo, luego de derribar el toro mediante manganas. Otra función de estas damas es entregar la mantilla al jinete del toro que ha de montarse, como galardón o señal de ánimo para que haga buena monta. La mantilla es un lienzo al que alrededor le son cocidos holanes de papel de colores contrastantes.

No podemos precisar desde cuándo empieza a destacar la pintoresca participación de este grupo de mujeres, que da un aspecto atractivo a la fiesta brava. Cada pueblo de esta región imprime sus modalidades, incluso de un grupo a otro de huananchas del mismo lugar. Son un complemento en las tradicionales jugadas de toros que se organizan en las festividades religiosas y cívicas, entre otros motivos de alegría.

Los barrios de los pueblos se organizan seleccionando a cinco o seis muchachas hermosas y a un joven que llevará el estandarte representativo. Ya reunida la comitiva, además de personas voluntarias que se acomodarán en el graderío de la plaza, empiezan la topada, que parte del barrio, dirigiéndose a donde tendrá verificativo la corrida, acompañados con la música de viento.

En el prólogo del libro Cuentos del Balsas de Erasto Antúnez López se describe a las huananchas como aquellas mujeres vestidas con rebozo y enaguas, que empuñando una garrocha de tres metros aproximadamente y adornada en la punta con una esfera de papel de china, le bailaban y picaban al toro tirado en el suelo ya amarrado, mientras se oían los tamborazos del gusto regional (pieza musical) El toro de once, y que luego recorrían el ruedo lanzando fruta a toda la gente.

Uananchecha, vocablo derivado del purepecha, significa “jóvenes dedicadas a las ceremonias de los templos o cúes”; también quiere decir “mujeres mensajeras de la noche”. De las sonoridades tarascas: uananchi (danzante) y uarchancha (mujer que baila durante la fiesta de una boda, y, por extensión, mujer que baila en derredor del toro caído mientras se prepara quien lo va a jinetear, al mismo tiempo que reparte fruta a la gente que está al interior del ruedo y en los tablados).

(JRV)