Compositor del corrido Modesta Ayala. Originario de Teucizapan, comunidad del municipio de Ixcateopan. El pequeño poblado está a la vera derecha de la carretera que va de Iguala a Teloloapan. Localizar en la actualidad la huella de este autor es hazaña imposible. Nadie aporta informes de él o de su familia; todos emigraron o fallecieron hace muchos años. Un leve recuerdo había en tiempos posteriores a la Revolución, que permitió conocer algunos detalles de su existencia y su lugar de origen; entonces, su corrido, Modesta Ayala, pasaba de boca en boca de los corridistas del reciente movimiento social. Eso fue suficiente para que su nombre fuera rescatado y se perpetuara en una placa alusiva que indica su lugar de origen y el motivo del merecido recuerdo.
El corrido de Modesta Ayala es significativo dentro de su género. Surgió cuando era la única y más formal de las obras amorosas que el hombre utilizaba para expresar sus sentimientos; la expresión vernácula es elemental en la lírica de la literatura popular. Había corridos épicos, trágicos, festivos, históricos, satíricos y amorosos.
Modesta Ayala fue compuesto de manera espontánea, en momentos emotivos del autor, a tal grado que logró impactar a los oyentes, quienes lo memorizaron y lo divulgaron. El tema y la música son de corte sencillo y contagioso; quizás esto explique por qué han ido apareciendo versiones diferentes. En el fondo, esas versiones hablan de un amor intenso a primera vista, que rompe las barreras de diferencias sociales, pero que el infortunio se encarga de poner en su lugar. Tal vez en el tema encontramos la razón del camino desaparecido que recorrió el autor.
Corrido de Modesta Ayala.
Un domingo a Modesta encontré
por las calles lucidas de Iguala,
me figuro que vino en el tren
a pasearse desde Tetecala.
Una joven tan linda y hermosa
que a todos les llamó la atención;
en Iguala no había otra cosa,
sólo el talle de esa blanca flor.
Andaba con entusiasmo de hablarle,
un domingo logré la ocasión;
por la tarde salió a contestarme
y me dijo: “mañana me voy”.
¡Ay!–le dije–, de toda mi patria
soy criollo nacido en Guerrero,
mi distrito ha sido Teloloapan;
Teucizapan conozco por pueblo.
¡Ay!–me dijo–no le dé cuidado,
que en mi tierra nos hemos de ver;
en mi casa le dirá usted al amo
que si no podrá darle quehacer.
Por las señas que le voy a dar
es para que usted dé con mi casa,
que de fierro tiene un barandal
por el lado donde da la plaza,
y dos marcos que tiene la puerta
por el lado donde sale el sol
y un letrero diciendo “Modesta”,
la que busca ya sabe quién soy.
El día lunes muy por la mañana
silbó el tren y Modesta se fue,
muy veloz por los rieles se iba
y pensando en su amor me quedé.
Al momento marché yo por tierra,
el día martes estuve en Tetecala,
luego, luego encontré un letrero
con el nombre de Modesta Ayala.
Al pasar por la calle, me dijo,
donde estaba risueña sentada:
“¿Dónde va, dónde va, pasajero?,
soy la misma que ha visto en Iguala”.
Fue avisarle a su papá en el acto,
con bastante amabilidad:
“Ahí está un hombre que busca trabajo,
usted sabe, papá, si le da”.
“Anda y dile que pase pa’dentro,
sus facciones quiero conocer”.
Al momento me metí pa’dentro
con anhelo de aquella mujer.
Yo le dije cómo me encontraba:
como errante y como misionero,
con mi blusa rayada de manta,
mis huaraches de tres agujeros.
Entre poco de que yo llegué
esa joven perdió la existencia;
para que ella fuera mi mujer,
Dios inmenso no daría licencia.
Mas, en fin, yo ya me despido
con dolencia de mi corazón,
voy a darle fin a mi corrido
para no atormentar mi dolor.
(FMVH)