Municipio de la región de la Costa Chica.Su cabecera municipal lleva el mismo nombre.
Toponimia, escudo y/o glifo. La palabra Ometepec proviene del náhuatl; deriva de los vocablos: ome, dos, y tépetl, cerro; significa “lugar entre dos cerros”.
El escudo de armas fue diseñado por el licenciado Jaime López Jiménez en 1992, previa convocatoria lanzada por el gobernador del estado licenciado José Francisco Ruiz Massieu.
Se describe de la siguiente manera: El sector se asienta sobre las pendientes de dos cerros; y de acuerdo a la toponimia náhuatl tenemos: ome, dos, y tépec, cerros. Por lo tanto, el significado de Ometepec es “dos cerros”.
En la parte superior se aprecia un águila propia de la región, misma que entre los nahuas eran consideradas como mensajeras de los dioses, justificando con ello el vínculo que tiene nuestro municipio con la mexicanidad y nuestro origen histórico, representados, desde luego, en el Escudo Nacional.
También está considerada la etnia numérica en el municipio, en este caso los mestizos, que están representados por dos bailadores de la tradicional chilena y con atuendos propios de la región.
El sector del escudo es cuartelado. En la primera división y como figura de mucha relevancia apreciamos la imagen del Señor Santiago Apóstol, santo patrono de Ometepec. Agregando a lo anterior, que la primera población blanca española que se estableció en el lugar después de la evangelización, le llamó Santiago Ometepec.
Entre las danzas y mitos se pueden observar las más representativas: En la segunda división, Los Tlaminques, donde aparece el Tigre. En la tercera, apreciamos El Toro de Petate, en honor a san Nicolás Tolentino. Estas danzas tienen sus orígenes en la época colonial; y, hasta la fecha, son parte de la tradición y algarabía de chicos y grandes.
En la cuarta división, se manifiesta la presencia de la actividad económica principal, o sea, la agricultura y la ganadería; aspecto éste, básico también en la alimentación del municipio.
Lema: TRABAJO, PAZ, UNION es la aspiración y meta de los habitantes de este municipio de Ometepec.
Reseña histórica (cronología). La antigua provincia de Ayacaxtla estaba integrada por los actuales municipios de Ayutla, Florencio Villarreal, Cuautepec, Copala, San Luis Acatlán, Malinaltepec, Azoyú, Igualapa, Cuajinicuilapa, Xochistlahuaca, Tlacoachistlahuaca y Ometepec. Esta provincia se extendía desde las riberas del río de Ayutla hasta las llanuras que se prolongan pasando el río Santa Catarina; y en cuanto a la latitud, por toda la vertiente meridional de la Sierra Madre del Sur, desde sus elevados picachos hasta el mar.
Ayacaxtla estaba integrada por pueblos de distinta formación lingüística y étnica: Ayutla, Xochitonalá, Acatlán, Cuauhcoyolichan, Tepetlapa, Cuilotla, Azoyú, Copalitech y Cintla, donde hablaban tlapaneca; Xalapa, Nexpan, Quauhtepec, Tututepec y Tlacuilula tenían por lengua el mexica; mientras que Ometepec e Igualapa hablaban ayacaxteca, aunque también comprendían algunos pueblos de habla amuzga, como Xicayán, Ayotzinapa y Xochistlahuaca.
Según el etnógrafo Gonzalo Aguirre Beltrán, el pueblo ayacaxteca y su lengua desaparecieron en el Siglo XVl. El dominio de los mexicas sobre la provincia de Ayacaxtla permitió que el náhuatl se convirtiera en la lengua franca de la región. Para 1502 Ahuízotl logró someter a la mayor parte del territorio del hoy estado de Guerrero; su dominio llegó hasta la Costa Grande y la Costa Chica. Solamente el indio yopi quedó independiente. La dominación azteca se había iniciado en 1461 durante el gobierno de Moctezuma Ilhuicamina y concluyó en 1522 con la llegada de los españoles.
La conquista hispana provocó el término del dominio azteca sobre la provincia de Ayacaxtla. El centro integrador de esta antigua provincia en la época prehispánica y durante la dominación española fue Igualapa.
En 1522, Pedro de Alvarado fue enviado a pacificar la costa del Mar del Sur y sometió a Tututepec y a sus aliados. Meses más tarde llegaron otros conquistadores a la costa, trayendo consigo las banderas de la obediencia al cristianismo. Por las costas del Mar del Sur llegó Juan Rodríguez de Villafuerte, y en 1522 se comenzaron a repartir las encomiendas. Los encomenderos cobraban el tributo correspondiente a los indios costeños a cambio de protegerlos y conducirlos por el camino del cristianismo. La división geográfica de la región se dio a partir de los intereses económicos de los conquistadores. La sobreexplotación que los encomenderos ejercieron sobre los indios y las terribles epidemias provocaron una alarmante disminución demográfica entre los nativos durante el Siglo XVl.
Según las estimaciones de Danièle Dehouve, el descenso más drástico de la población en la Costa Chica se dio entre 1519 y 1548; en Azoyú pasó de 10 mil a 228 tributarios; en Colutla, de 20 mil a 80; en Ayutla, de 10 mil a 120; en Igualapa, de 10 mil a 450; en Ometepec, de 20 mil a 340.
En 1521 los mexicas sumaban 38 provincias tributarias, siete de ellas localizadas en el actual estado de Guerrero. La provincia de Tlapa, a la que pertenecía Ometepec, tributaba grandes cantidades de oro, tejidos de algodón, maíz, chía, cacao y jícaras. Tlapa y Costa Chica están situadas al oriente del actual estado de Guerrero; la salida comercial de esta zona ha sido desde entonces hacia Puebla.
Calle de Ometepec.
Antes de 1520 el ahora estado de Guerrero estaba dividido en dos grandes imperios: el tarasco hacia el oeste y el mixteco al este. Para los mexicas las costas del Pacífico representaban abundantes cantidades de maíz, algodón y cacao. Para la segunda mitad del Siglo XVl ya se había reproducido abundantemente el ganado en la región de Nexpan, y el cacao, en Ayutla; los pueblos de esa zona producían también jícara y algodón. El camino real de Acapulco hacia el altiplano central mantenía unidas las zonas norte, centro y occidente del estado; de este camino partían las rutas que llevaban a Taxco, México, Tixtla y Chilapa. La provincia de Tlapa (que se extendía hasta la Costa Chica actual) formaba un corredor entre el Pacífico y el comercio de Puebla, donde la población india siguió siendo numerosa. El algodón era el principal cultivo de la Costa Chica; se llevaba a Tlapa por ese camino; lo mismo sucedía con los huipiles, paños de algodón, rebozos, chía, cacao y jícaras.
La economía se organizó en torno al camino real que comunicaba México con Acapulco y a las minas de plata de la zona de Taxco. Al crearse en 1535 el obispado de Antequera–Oaxaca, la zona ubicada al oriente de los ríos de Quetzala y Grande de Ometepec pasó a su jurisdicción eclesiástica y civil. La cédula real de 1538 estableció la jurisdicción eclesiástica y civil de Tlaxcala–Puebla de los Ángeles y se le agregó la zona costera que correspondía al antiguo latifundio de don Tristán de Luna, incluyendo la porción que desde 1535 reconocía la mitra de Oaxaca. Ometepec en un principio se consideraba como un anexo de Xochistlahuaca. Progresivamente se fueron organizando las jurisdicciones civiles coloniales en provincias grandes, que responden a la llamada “división antigua”. La región íntegra pasó a la provincia de Puebla, incluyendo el curato de Ometepec. Reconocía como alcaldía mayor al pueblo de Tlapa.
En 1580 el alcalde mayor de Quahuitlán, Cosme de Cangas –según Aguirre Beltrán–, al hacer la descripción de su corregimiento dio cuenta de la gran cantidad de ganado vacuno que pertenecía a las estancias de don Tristán de Arellano, que a la sazón habían pasado a ser propiedad de su yerno don Mateo Mounleón. Los pueblos de indios se despoblaron; desaparecieron Cuetzala, el barrio de Santa Catarina, Quahuitlán, sus habitantes, y su lenguaje; Tlacuilula, el aguerrido pueblo mexicano, y Quatzapotla también fueron devorados por el hacendado insaciable a pesar de las disposiciones protectoras de las Leyes de Indias, cuerpo judicial destinado a mantener la ficción de un orden cristiano en una colonia donde el interés del dominador extranjero era ley y realidad económica.
En 1786 se implantó el régimen de intendencias, que vino a sustituir a las alcaldías, las cuales se convirtieron en partidos, perteneciendo Ometepec a Igualapa, que a su vez dependía de la intendencia de Puebla. La cédula real de 1788 estableció la llamada “división moderna” de las jurisdicciones civiles.
La tragedia de los indios de la Mar del Sur, despojados por los encomenderos, sería una repetición de fraudes, actitudes y resultados en los que sólo variarían los nombres de los protagonistas. La trama –sigue escribiendo Gonzalo Aguirre Beltrán– fue siempre la misma, aun después de 250 años. En los tiempos que precedieron a la Independencia, la antigua hacienda había devorado a los pueblos indios y se hallaba ocupada por negros y mulatos descendientes de los esclavos, criados y vaqueros de los antiguos encomenderos, a los que se sumaban los cimarrones huidos de lugares cercanos y delincuentes que buscaron refugio de la persecución de la ley en los acogedores llanos de Quahuitlán; aunque la legislación española había negado a los negros y servidores vaqueros el derecho a la tierra, el hacendado amparó a los esclavos de origen africano ya que no podían aspirar como los indios a pelear sus derechos sobre las ahora propiedades de los españoles, a cambio de que suministraran mano de obra fácil y barata. “Los justicias”, para entonces establecidos en la cabecera del partido que era Ometepec, se quejaban de estos negros “osados, belicosos y desobedientes” que se hallaban, en la práctica, fuera de su jurisdicción, sin atreverse a entrar en sus territorios.
En 1811, don José María Morelos y Pavón creó la provincia de Tecpan cuya raya oriental corría, en línea recta, del Fuerte de Palizada, municipio de Azoyú, al pueblo de Tlaxozuhtitlán, municipio de Copalillo.
En marzo de 1813 el general José María Morelos y Pavón, procedente de Oaxaca, se trasladó a Ometepec, tomando así este municipio parte activa en la Guerra de Independencia. En 1821, al consumarse este movimiento político, Agustín de Iturbide creó la Capitanía General del Sur, quedando Ometepec en ella; dicha capitanía estaba a cargo de don Vicente Guerrero; el cuartel general se encontraba primero en Chilapa y finalmente se asentó en Tixtla. Al establecerse la República en 1824, Ometepec pertenecía al estado de Puebla y al distrito de Tlapa, del mismo estado. El 27 de mayo de 1837 se le menciona como municipalidad y cabecera de esa entidad. El 27 de octubre de 1849 se incorpora al nuevo estado de Guerrero. El 12 de marzo de 1850, por Decreto 16, se le cambia el nombre al distrito de Ometepec por el de Allende. Ese mismo año Ometepec se ratifica como municipio, siendo una de las 38 municipalidades que, según Alejandro Paucic, conformaron el estado al ser erigido éste. El 14 de junio de 1873, por Decreto 21, se llama de Abasolo, siendo gobernador Diego Álvarez. El 28 de mayo de 1875, por Decreto 11, se llama al pueblo Villa de Ometepec, categoría que desaparece por Decreto 130 del 1 de enero de 1930, elevándose a la categoría de ciudad.
La Independencia en nada modificó el problema de la tenencia de la tierra acaparada en unas cuantas manos. La muerte desafortunada de don José María Morelos, el héroe visionario, le restó contenido social al movimiento de emancipación en la Costa Chica. Los criollos que sustituyeron a los españoles en la posesión de las haciendas y estancias en nada modificaron los métodos de explotación y apropiación territorial. Dice Gonzalo Aguirre Beltrán que algo se ganó: los negros fueron considerados ciudadanos iguales, en teoría, a criollos y mestizos e indios; con ello se les reconoció el derecho legal a la posesión de la tierra, pero no se les suministró el medio para hacer efectivo ese derecho.
Barrio de San Nicolás.
El subido tono liberal de la reforma no alcanzó a comprender las demandas de quienes cultivaban el suelo y el problema lo agravó el hecho de que las Leyes de Reforma propugnaran por la titulación individual de las tierras de la comunidad. En tan tensa situación, llegó la paz a fuerza con la dictadura personal de don Porfirio Díaz, 30 años que yugularon, por un momento, el estallido de la revolución social.
El desarrollo del capitalismo en el campo siguió la vía latifundista. Las Leyes de Reforma de 1861 y 1863 originaron haciendas en diferentes partes del país. Las Leyes de Colonización de las Tierras Baldías de 1889 y 1893 facilitaron que los terrenos comunales indígenas considerados baldíos pasaran a manos de la burguesía agraria. En Ometepec ya se había formado una sólida burguesía agraria, cuyos orígenes se remontaban a las oscuras maniobras entre ésta y las autoridades municipales, con el fin de despojar a los pueblos de los terrenos comunales. Los agraviados mandaron quejas por más de 20 años a las autoridades en turno sin recibir ninguna atención a las solicitudes. Para 1893 sólo dos de 30 campesinos conservaban sus propiedades, el resto de ellos las habían vendido a terratenientes y rancheros de Ometepec. Las Leyes de Desamortización ayudaron en gran medida a la extinción de los terrenos comunales.
Es así como Antonio Reguera acaparó la parte denominada La Calandria, mientras que José María Moctezuma se adjudicó los terrenos de Banco de Oro. Los Miller obtuvieron: La Petaca, Cerro de las Tablas, Comaltepec, El Cuije, La Cañada de los Parajes y Arriera Blanca. El resto de este comunal fue adquirido por diferentes personas; en el caso del terreno de La Petaca fue heredado a Julieta Méndez, quien lo vendió a la sociedad española Alzuyeta y Compañía, radicada en Acapulco, y ésta a su vez, se la vendió al español Marcelo Enríquez.
A estos nuevos ricos recurrieron los maderistas para organizar sus fuerzas rebeldes en la insurrección contra Porfirio Díaz. Esta consolidación de la burguesía agraria ocasionó continuos enfrentamientos entre los ganaderos y los campesinos que eran los legítimos dueños de los antiguos terrenos comunales. Los pueblos de la Costa Chica, convencidos de que había llegado la oportunidad de rescatar sus comunales, fueron los primeros en empuñar las armas. El llamamiento público a tomar las armas se lanzó con el Plan de San Luis el 5 de octubre de 1910, para realizarse el 20 de noviembre “de las 6:00 de la tarde en adelante”. Pasarían tres largos meses desde esa fecha para que se iniciara la insurrección general, pues la iniciativa había quedado en manos y voluntades del conjunto de finos y distinguidos maderistas. Como la mayoría de ellos tenían intereses que salvaguardar, se sentían obligados a calcular riesgos. Esto dota al movimiento costeño de una particularidad propia que se caracteriza por la defensa de los latifundios existentes y del fuero de los ricos ganaderos metidos a revolucionarios.
Estatua del Gral. Vicente Guerrero Saldaña.
El 17 de abril de 1911, a las 5:30 a. m., lunes de Pascua, el ejército de rebeldes encabezado por Enrique Añorve Díaz toma la plaza de Ometepec; la División de la Costa Chica llegó a tener más de dos mil hombres de toda la región. Una vez tomada la plaza, Añorve Díaz liberó a los presos de la cárcel municipal, ya como general en jefe de las fuerzas armadas. El mismo día que los maderistas toman Ometepec, en Igualapa se nombra una mesa directiva que sería la encargada de recoger los títulos de propiedad a los terratenientes. Al día siguiente se llevó a cabo ese plan con el apoyo del prefecto político Liborio Reina, hijo de Antonio Reina, quien años atrás instrumentara el despojo. Dicha acción revolucionaria por parte de los pueblos de Huehuetán, Azoyú, Acatepec, Tlacoachistlahuaca, Minas, Pinotepa e Igualapa marcó el inicio de una guerra sangrienta entre los comuneros y los terratenientes maderistas costeños. Mientras los campesinos reclamaban la devolución de sus tierras comunales, en la capital de la República renunciaba Porfirio Díaz. Tal desacato de los rebeldes causó irritación en Añorve Díaz, ya que los radicales pedían registrar como prefecto a Liborio Reina y desconocer al doctor Marcial Soto, nombrado por Añorve.
En Ometepec se registra la resistencia de sólo dos terratenientes en el rescate de los títulos de los comunales: el ex cura Rafael Salmerón y Marcelo Enríquez, último empleado de la compañía Alzuyeta. El primero era dueño de los terrenos de Santiaguillo que reclamaban los igualapanecos; el segundo, recién propietario de los terrenos de La Petaca, que reclamaban los de Huehuetán. Aparentemente la burguesía agraria de Ometepec no presentó gran resistencia a la devolución de las escrituras, que fueron entregadas a las nuevas autoridades en espera a que se consolidara el gobierno maderista. Los campesinos costeños llevaron a cabo hasta sus últimas consecuencias lo expuesto en el Plan de San Luis, mientras que para los jefes maderistas la rebelión popular ya había logrado su objetivo: derribar al dictador Díaz.
En la Ciudad de México, el presidente provisional, León de la Barra, establece un decreto donde ordena a los maderistas del país entregar las armas al Ejército federal. Emiliano Zapata se niega a obedecer hasta que las tierras volvieran a manos de los campesinos, como lo dictaba el Plan de San Luis. Madero planeaba restituir las tierras mediante indemnizaciones legales; Zapata seguía exigiendo el reparto agrario inmediato. El 8 de marzo de 1912 los zapatistas tomaron la plaza de Ometepec. Los terratenientes de Ometepec no podían esperar la intervención del nuevo gobierno; presurosos, defendieron sus intereses por sus propios medios. Los igualapanecos son traicionados por Enrique Añorve, que extermina a los líderes zapatistas costeños.
El deslinde ideológico político entre las clases rurales se había consumado y la lucha armada toma una forma muy violenta. El contacto de los rebeldes costeños con los grupos zapatistas que ya se habían formado en el estado se inicia por varios conductos: Néstor Adame, Palemón Orozco, Juvencio Reyes y Demetrio Parra; estos últimos se encargaron de promover la causa zapatista en Ometepec. En 1914, siendo presidente municipal de Ometepec Nicolás Vázquez, recibió al primer jefe del Ejército Constitucionalista, don Venustiano Carranza.
Personajes ilustres.
- Liborio Reina. Violoncelista, dirigió la orquesta de Ometepec, fue compositor; se educó en Ometepec y en San Francisco, California.
- Francisco Reina Reguera. Pintor y músico de fama internacional, obtuvo en 1973 el primer Premio Nacional de Chelista; estudió en Ometepec, Puebla y México.
- Vidal Ramírez Guillén. Maestro del bajo quinto y virtuoso de la guitarra; cantor, poeta de verso y copla (v. Ramírez Guillén, Vidal).
- Moisés Vargas Castellanos (1927–1995). Guitarrista, autor de corridos, bambucos y chilenas; alumno de Vidal Ramírez y depositario de la tradición chilenera costachiquense.
- José Muñoz Añorve. Nació en Ometepec; estudió para maestro y fue director de la Escuela Federal Vicente Guerrero de 1936 a 1937; radica posteriormente en México donde publica sus Versos libres.
- Isauro Polanco. Violinista y compositor musical(v. Polanco, Isauro Rafael).
- Francisco Vázquez Añorve. Fue magistrado en el Tribunal Superior de Justicia y, posteriormente, Procurador de Justicia (v. Vázquez Añorve, Francisco).
- Juan García Jiménez. Maestro y poeta (1916–1967) (v. García Jiménez, Juan).
- Julia López. Modelo, pintora autodidacta, expositora desde 1959 en México y en el extranjero (v. López, Julia).
- Héctor Hugo Díaz Polanco. Pintor, nació en Ometepec el 16 de septiembre de 1971.
- Raúl Caballero Aburto. General de división; en 1957 fue gobernador del estado (v. Caballero Aburto, Raúl).
- Epigmenio López Barroso. Escritor y poeta; publicó un Diccionario geográfico, histórico y estadístico del distrito de Abasolo del estado de Guerrero, Editorial Botas, 1967 (v. López Barroso, Epigmenio).
- Ángel Heladio Aguirre Rivero. Economista, fue gobernador interino del estado de Guerrero en el trienio 1996–1999 (v. Aguirre Rivero, Ángel Heladio).
Región a la que pertenece. Costa Chica.
Localización geográfica. Está ubicado entre los 16° 30’ 44’’ y 16° 48’ 08” de latitud norte y los 98° 12’ 00’’ y 98° 30’ 12” de longitud oeste.
Extensión territorial. Abarca una extensión de 630 km2, que representa 7.29% de la superficie regional y 0.99% de la estatal. Está a una altitud de 330 msnm.
Colindancias. Al norte colinda con Tlacoachistlahuaca y Xochistlahuaca; al sur, con Cuajinicuilapa y el estado de Oaxaca; al este, con el estado de Oaxaca, y al oeste, con Igualapa, Cuajinicuilapa y Azoyú.
Población. De acuerdo al Xll Censo General de Población y Vivienda, 2000, efectuado por el INEGI, la población total del municipio de Ometepec fue de 50 356 habitantes, de los cuales 24 726 son hombres y 25 630, mujeres. La población del municipio representaba el 1.6% con relación al número total de habitantes en el estado. La tasa de crecimiento intercensal 1999–2000 es de 2.6%. La densidad de población es de 45.7 habitantes por km2.
En el II Conteo de Población y Vivienda 2005, INEGI, se registraron 55 283 habitantes, de los cuales 26 856 son hombres y 28 427, mujeres; lo que representa el 1.7% de la población estatal. En el lapso de 1995 a 2000 la población municipal creció a una tasa media anual de 3.05%, y de 2000 a 2005 a una tasa del 1.66%. Su población es predominantemente joven: el 51.8% es menor de 20 años.
Suelo (características y usos). Los tipos de suelo llamados chernozem o negros, café rojizo y amarillo bosque, propios para la agricultura; y, estepa praire o pradera con descalcificación que son aptos para la explotación ganadera, principalmente para especies caprinas. Los suelos predominantes son el regozol y el cambizol, aptos para la agricultura; los fluvisoles se encuentran en menor proporción, así como los luvisoles, que son propicios para sostener pastizales inducidos. La superficie destinada a la agricultura es de 24 542 hectáreas, de las cuales el 95.2% son de temporal; el 0.7%, de riego; y, el 4.1%, de humedad. Respecto a la ganadería, se registran 17 512 hectáreas de agostadero.
Orografía. El relieve presenta las características siguientes: 60% de zonas accidentadas, 30% de zonas semiplanas y 10% de zonas planas. Cuenta con superficies variadas, ya que se tienen cerros, lomas altas y bajas, barrancas, llanos, laderas y cañadas. Entre sus elevaciones sobresalen el cerro de Huixtepec, que es el más alto y tiene las características de ser un volcán apagado; Cerro Grande, Aguacate, Hormiga, del Chivo, del Diablo y Cajón. Existe también una colina llamada Llano Grande.
Hidrografía. En el municipio figuran tres ríos de gran importancia: Ometepec, Quetzala y Santa Catarina. El Santa Catarina pasa a 3 km del poblado y desciende hacia el océano Pacífico por la vertiente exterior de la Sierra Madre del Sur. El río Ometepec tiene cuatro subcuencas: Quetzala, Río Viejo, Santa Catarina y Cortijos; de tamaño mediano, tiene 23 corrientes de agua; este río está considerado como el de mayor escurrimiento en la región, con un volumen promedio anual de 4270.9 millones de m3, de los cuales 1493.3 se destinan para consumo animal y 19 500 para riego de 130 hectáreas.
Existen también los siguientes arroyos de corriente permanente: Barranca Honda, Zacualpan, que corriente abajo se llama Papaloapan, Los Cochis, Coronado y Aguacate. Las principales lagunas del municipio son: Charco Grande, Charco Seco, Charco de los Robledales, Las Iguanas, La Poza, Charco de la Espundia y Charco del Encanto. La ciudad de Ometepec tiene cuatro arroyos de corriente permanente: Talapa, Hontana, El Perote y La Pila.
Arroyo de Talapa.
Clima. El clima predominante es el cálido subhúmedo, con una temperatura media anual de 23 °C. El régimen de lluvias se presenta en los meses de junio a octubre, con una precipitación media anual de 1100 mm.
Flora. La vegetación de la zona está compuesta por selva baja y mediana caducifolia. Hay frutales, como ciruelo, capulín, huehuetero, mango, naranja, limón, lima, tamarindo, zapote, mamey y frailecillo. De los que florecen: tulipanes, copa de oro, flor de pascua y acacia; existen también árboles de maderas finas, como caoba, ébano, roble, guapinol y encino, entre otros.
Fauna. La constituyen especies como el tigrillo, gato montés, jabalí, mapache, tejón, tlacuache, zorro, onza, venado, conejo, liebre, iguana, pavo, garza, águila, chachalaca, pichiche, loro y otras especies parlantes, que están en peligro de extinción. De acuerdo a don Francisco Vázquez, autor de El ayer de mi costa, abundaban en esa zona el papagayo y la guacamaya, que actualmente se encuentran extintas. En los charcos se pueden encontrar ranas, sapos, tortugas de agua dulce, cocodrilos, caimanes y lagartos; diversas especies de culebras y serpientes; ciempiés, chintecoco, tarántula, vinagrillo; insectos: grillos, chicharras, alacrán, avispa, abejón, abeja, cocuyo, comején, escarabajos, chinche, garrapata, zancudos trasmisores del paludismo y el dengue, variedades de chapulines, arañas tigre y mariposas.
Recursos naturales. En relación a la minería explotable, en el municipio se ha detectado la existencia de hierro, plomo y piedra caliza. En cuanto a los recursos forestales, podemos encontrar pocos árboles de maderas finas, debido a la tala inmoderada; hay dragos, caoba, encino, parota, roble, ébano, guapinol, cuajiote, cahuyahue, horniquillo, frutillo, cerezo.
Grupos étnicos. Dentro del municipio de Ometepec y sus alrededores existen varios pueblos y rancherías que en su mayoría están conformados cultural, racial y lingüísticamente por los amuzgos, como es el caso de Cozoyoapán, Guadalupe Victoria, Zacualpan, Cochoapa, Huehuetónoc y Huajintepec.
De acuerdo al Anuario Estadístico del 2006, INEGI, la población total de indígenas de cinco años y más en el municipio sumaba 14 693 personas, lo que representa el 30.7% del total del municipio en el rango de cinco años y más. Sus principales lenguas indígenas son, por orden de importancia, el amuzgo y el mixteco.
Religión. Para 2000, la población de cinco años y más que era católica ascendió a 39 286 habitantes, mientras que los no católicos, en el mismo rango de edad, sumaban 3337 personas.
Acceso a la Escuela de Artes y Oficios de la Costa Chica.
Educación. En 2000 la población alfabeta era de 19 725 habitantes, la analfabeta sumaba 8633; en ambos casos se trata de personas de 15 años y más. En cuanto al renglón educativo, se cuenta con la infraestructura adecuada para satisfacer los requerimientos de la enseñanza básica: preescolar, primaria y secundaria; también a nivel profesional medio y en el nivel medio superior.
Al final del curso lectivo 2005–2006 el municipio cuenta con 197 escuelas, a las que asisten 22 008 alumnos atendidos por 1021 maestros en 1014 grupos, distribuidos de la manera siguiente:
Nivel Escolar |
Escuelas |
Maestros |
Alumnos |
Grupos |
Preescolar |
75 |
193 |
3 932 |
229 |
Primaria |
84 |
491 |
10 917 |
590 |
Secundaria |
23 |
149 |
3 643 |
128 |
Capacitación para el Trabajo |
4 |
10 |
249 |
13 |
Media Terminal Técnica |
2 |
31 |
336 |
11 |
Media Superior Bachillerato |
7 |
81 |
1 724 |
43 |
Superior |
2 |
66 |
1 207 |
N.D. |
Total |
197 |
1 021 |
22 008 |
1 014 |
Fin de cursos 2005–2006.
Educación Indígena
Nivel Escolar |
Escuelas |
Maestros |
Alumnos |
Grupos |
Preescolar |
29 |
76 |
1 559 |
83 |
Primaria |
31 |
214 |
4 179 |
247 |
Total |
60 |
290 |
5 738 |
330 |
Fin de cursos 2005–2006
A pesar de la disponibilidad de infraestructura educativa, el 28.8% de la población de 15 años y más es analfabeta, de los cuales el 56.5% son mujeres.
Salud. En el municipio la asistencia médica es proporcionada por la Secretaría de Salud (SESA), el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales para los Trabajadores del Estado (ISSSTE). Al 2005 contaban con un Hospital General, una clínica del IMSS, una del ISSSTE y 12 de la SESA. La jurisdicción sanitaria 06, que controla administrativamente todas las unidades de salud de la Costa Chica, se encuentra en la cabecera municipal; asimismo, el hospital regional, que brinda atención de segundo nivel, se encuentra ubicado en la población de Ometepec.
Los recursos humanos, están integrados por 61 médicos generales, 19 especialistas, un terapista y 112 enfermeras. La cobertura asistencial por habitante es de un médico por cada 906, un especialista por cada 2910, una enfermera por cada 494 y un terapista por cada 55 283. En algunas localidades se tienen casas de salud que son atendidas por un técnico en atención primaria.
Abasto. Hay una tienda de autoservicio del ISSSTE, mercado municipal, bodegas rurales, tiendas de abarrotes, farmacias, ferreterías y otros comercios. La actividad comercial y de abasto se desarrolla, principalmente, en la cabecera municipal, a través de 12 establecimientos comerciales de ventas al mayoreo y 410 de ventas al menudeo; 220 establecimientos de servicios, 327 de manufacturas, 24 tiendas rurales y tres puntos de venta de leche en polvo.
Deporte. La actividad deportiva está dominada por el basquetbol, futbol, volibol, frontón y atletismo; cabe mencionar que la mayoría de las comunidades cuenta con una cancha de basquetbol.
Unidad Deportiva de Ometepec.
Vivienda. De acuerdo al XII Censo General de Población y Vivienda, 2000, efectuado por el INEGI, el municipio sumaba 9874 viviendas ocupadas, de las cuales 4516 disponían de agua potable, 3423 tenían drenaje y 8383 contaban con energía eléctrica, representando 45.7%, 34,7% y 84.9%, respectivamente. Por lo que corresponde al régimen de propiedad, el 86.36% de las viviendas eran propias y el 13.64% rentadas. Con respecto a los asentamientos humanos, presentaba las siguientes características de construcción: el 52.76% tenía pisos de adobe, el 45.36% de cemento, el 1.43% de madera o asbesto y 0.48% de material no especificado.
De acuerdo al II Conteo de Población y Vivienda 2005, INEGI, el municipio sumó 11 515 viviendas ocupadas, de las cuales 7051 disponen de agua potable, 10 337 tienen energía eléctrica y 5817 cuentan con drenaje sanitario, lo que representa el 61.2%, el 89.8% y el 50.5%, respectivamente.
Centro de Ometepec.
Servicios públicos. El ayuntamiento proporciona a la población de la cabecera municipal los servicios siguientes: seguridad pública, alumbrado, energía eléctrica, agua potable y alcantarillado, parques, jardín público, vialidad y transporte, panteón, mercado municipal y pavimentación de calles.
Comunicaciones, transporte y medios de comunicación social. Los medios de comunicación están concentrados principalmente en la cabecera municipal, donde funcionan los servicios de radio–telefonía, teléfonos automáticos, oficina de telégrafos y de correos; en la localidad de Santa María existe caseta telefónica y agencia de correos; en Huajintepec hay telégrafo y correo. En la cabecera municipal hay servicio de transporte foráneo: autobuses de primera y segunda clase; en el interior del municipio existe el servicio de transporte colectivo: taxis, microbuses, combis y camionetas de mudanza; periódicos locales, radiodifusión y televisión.
Su infraestructura caminera es de 186.8 km de longitud, de los cuales 30 son de carretera pavimentada y 156.8 de caminos rurales, que comunican a las diferentes localidades del municipio. La falta de un programa de conservación y mantenimiento acelera el deterioro de la red carretera, lo que ocasiona que parte de los caminos, en época de lluvias, sean intransitables.
Agricultura. Destacan la producción de maíz, frijol, chile serrano, jitomate, calabaza, ejote, rábano, quelites, mango, cocotero, limón, tamarindo, plátano, naranja y nanche. En el año agrícola 2006, la superficie sembrada y cosechada de cultivos cíclicos fue de 12 170 hectáreas, registrando una producción de 50 833.9 toneladas, siendo los principales cultivos: maíz, con 42 396 toneladas; sandía, con 2422.2; calabacitas, con 1479.7; chile verde, con 1180.3; melón, con 920.4; y, jitomate, con 788.6 toneladas.
Ganadería. Hay especies de ganado mayor y ganado menor. Destacan el ganado bovino, cebú, criollo y de registro cruzado de cebú y suizo de rendimiento de carne y leche; el porcino, ovino, caprino y equino. Son notables las aves de engorda, de corral y de postura, y la explotación de colmenas. El inventario ganadero en 2006 estaba conformado por 32 140 cabezas de bovinos, 14 380 de porcinos, 8308 de caprinos, 1473 de ovinos y 199 325 aves. La producción de carne en canal fue de 1610.9 toneladas, de las cuales 910.4 corresponden a bovinos, 381.3 a aves y 252.5 a porcinos.
Industria. En el municipio se encuentran pequeñas y medianas empresas agroindustriales, como la beneficiadora de miel en Cumbres de Barranca Honda; fábricas de aguardiente, en Huajintepec; talleres de carpintería, en Ometepec y Cumbres de Barranca Honda; talabarterías y fábricas de monturas, en Santa María; talleres de orfebrería, en Ometepec.
Existen establecimientos de transformación de alimentos: molinos de nixtamal, tortillerías, panaderías, molinos de caña de azúcar para la elaboración de panela o piloncillos en las comunidades de Huajintepec, Huixtepec, La Guadalupe, La Concepción y Agua Fría. Hay varios hornos de tabique y teja; en Zacualpan, la mayoría de las mujeres se dedica a elaborar en forma manual prendas de vestir, destinadas al mercado regional y nacional.
Turismo. Existen algunos centros de recreo, como el río Mazapa y el arroyo de Talapa, que son balnearios naturales a los que concurren los habitantes de la región para nadar y divertirse en temporada de secas.
Comercio. En Ometepec, el fin de semana, la plaza se extiende en calles, portales y aceras en una reminiscencia del tianguis prehispánico. Las comunidades circundantes llegan para comprar y vender todo tipo de mercancías. Hay también otros establecimientos comerciales: papelería, farmacia, disquera, línea blanca, mueblería, ferretería, etc.
Servicios turísticos. En el municipio existen establecimientos que prestan servicios a los visitantes: hoteles, restaurantes, loncherías, casas de huéspedes, talleres mecánicos, de hojalatería y pintura, terminal de autobuses, etc.
Monumentos históricos. Cerca del pueblo se localiza una cabeza de tipo olmeca de pequeñas dimensiones, y en un lugar llamado Piedra Labrada se descubrió cerámica similar a la del periodo Monte Albán III y varias esculturas de animales; también se encuentran unas estelas, tres de ellas notables por la calidad de sus relieves.
Otro atractivo turístico, que es a la vez un importante monumento histórico, es la parroquia de Santiago Apóstol en la cabecera municipal.
Iglesia de Santiago Apóstol.
Fiestas, tradiciones y leyendas. Una de las principales celebraciones de Ometepec se remonta a la llegada de los conquistadores y la doctrina cristiana; es la fiesta de Señor Santiago el 25 de julio, llena de colorido, toritos, música de viento y la cabalgata de sus capitanes y capitanas, quienes visten elegantes trajes y montan los mejores corceles; termina en la misa para después asistir a la comida y al baile. El 10 de septiembre se festeja a San Nicolás Tolentino. El 3 de mayo es la fiesta de la Santa Cruz. Como en el resto del país, también se celebra la Semana Santa. Todas estas celebraciones se ven enriquecidas con la música, el baile y las danzas tradicionales, entre las que destaca la chilena, que recibió y aceptó influencias rítmicas como la marinera, la cueca y la zamacueca, provenientes de América del Sur, así como del bambuco y la percusión de los sones de artesa y tarima que tocaba la población negra con arpa, violín y guitarra o bajo de espiga y charrasca, que son de herencia africana. Se puede decir que el folclor costachiquense tiene un origen multiétnico. La chilena se baila entre coplas intermedias.
Las danzas sobresalientes son: El Tigre y Los Tlaminques, presentadas el 7 de octubre, Día de la Virgen del Rosario; El Toro de Petate, que se baila el 11 de septiembre, Día de San Nicolás Tolentino; El Machomula, que se baila los días 15 y 16 de septiembre; La Tortuga y La Conquista, el Día de la Virgen de Guadalupe; y Los 12 Pares de Francia, que se baila el 3 de mayo, Día de la Santa Cruz.
Trajes típicos. El huipil amuzgo, hecho de algodón coyuchi, se distingue por los bordados de muchas flores; puede estar bordado a mano o hecho en telar de cintura. El vestuario de los chileneros varía según la región, el estrato social y la ropa tradicional de los grupos indígenas. En Ometepec, según testimonio de la señora Celia Añorve, el hombre usaba el calzón de manta cruzado, cotón (camisa) cerrado sin sisa, sin bolsas y sin cuello, de manga ancha y con puño; por la parte de atrás se le hacía un plisado que le daba vuelo a la hora de bailar; usaba sombrero de ala corta y huaraches de cruz de dos correas. La mujer usaba blusa de escote, formado por cuatro tiras rectangulares de tela colocada al frente, a los lados y por atrás, con mangas muy pequeñas a la altura de las axilas; los bordados de la blusa eran en punto de cruz o en chaquira, la cual sólo utilizaba la gente rica; la falda amplia se confeccionaba en brocado, en satín, tafetán o manta; en la parte inferior tiene uno o dos holanes; es vistosa y llamativa.
Artesanías. Se comercia el huipil amuzgo con sus elegantes y vistosos bordados, los objetos de base de barro y esmalte, como las cazuelas, ollas, jarros, vasos y tazas, entre otros, forman parte de la artesanía local. En esta actividad destaca el pueblo de San Cristóbal.
Gastronomía. En Ometepec, la comida está unida a las celebraciones. Y como en todo el país, es un ritual que se practica en un tiempo cíclico, representando no sólo un símbolo social, sino una actividad placentera. A la parturienta se le da caldo blanco y atole; en honor del difunto se bebe café y se aderezan ricos tamales de carne cruda y humeante pozole. Se preparan dulces y conserva de papaya, dulce de coco o rositas de coco, pan de yema y calabaza en dulce para Todos los Santos; conserva de tejocote y jamoncillo. Tasajo a la española, cecina criolla, bazo de res relleno al horno, barbacoa de hoyo; quesos preparados de diversas formas, crema y jocoque y todos los derivados de la leche; tamales de chipile con salsa de jitomate, mole de guajolote; caldo de iguana aderezado con candó; estofado de gallina ranchera y, desde luego, las bebidas tradicionales, como el chilate a base de arroz y cacao, macán (que es una bebida de piña y arroz muy refrescante), agua de chicayote a base de limón y semillas de chicayote, agua de limón con chía y la famosa chicha.
Estructura política municipal. Para el periodo 2009–2012, el ayuntamiento presentó la estructura siguiente: presidente municipal, un síndico, tres regidores de mayoría relativa y cinco de representación proporcional; las autoridades auxiliares son los comisarios municipales.
Reglamentos municipales. Bando de Policía y Buen Gobierno, Reglamento Interno del Ayuntamiento, Reglamento de Mercado, Reglamento de Panteones, Reglamento de Rastro, Reglamento de Parques y Jardines, Reglamento de Limpia, Reglamento de Seguridad.
Palacio Municipal de Ometepec.
Distritos Judicial y Electoral (Federal y Estatal). Pertenece al Distrito Judicial de Abasolo, al VI Distrito Electoral Estatal, los dos con cabecera en Ometepec; y, al 08 Distrito Electoral Federal, con cabecera en Ayutla de los Libres.
Cronología de presidentes municipales.
Nombre |
Periodo |
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1960 |
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1960–1963 |
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1963–1965 |
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1966–1968 |
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1969 |
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1969–1971 |
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1972–1974 |
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1975–1977 |
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1978–1980 |
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1981–1983 |
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1984–1986 |
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1987–1989 |
|
1990–1993 |
|
1993–1996 |
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1996–1999 |
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1999–2002 |
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2002–2005 |
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2005–2008 |
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2009–2012 |
Comunidades que integran el municipio. El municipio está integrado por 120 comunidades. Considerando su número de habitantes, las más importantes son:
Nombre |
Total |
Hombres |
Mujeres |
|
20 764 |
9 753 |
11 011 |
|
4 456 |
2 203 |
2 253 |
|
4261 |
2 050 |
2 211 |
|
3 248 |
1 603 |
1 645 |
|
2 895 |
1 441 |
1 454 |
|
2 345 |
1 164 |
1 181 |
|
2 135 |
1 057 |
1 078 |
|
1 075 |
526 |
549 |
|
1 021 |
501 |
520 |
|
912 |
439 |
473 |
|
833 |
408 |
425 |
|
816 |
390 |
426 |
|
783 |
408 |
375 |
|
577 |
287 |
290 |
|
525 |
263 |
262 |
|
510 |
262 |
248 |
|
507 |
225 |
282 |
|
507 |
250 |
257 |
Para mayores informes, consultar el II Conteo de Población y Vivienda 2005, INEGI.
Cabecera municipal. Ometepec. Está a 330 msnm y se llega a ella por una desviación que se encuentra en el kilómetro 218.4 de la carretera Acapulco–Pinotepa Nacional. Se halla a 335 km de la capital del estado. El área urbana actual de la ciudad de Ometepec comprende una extensión de 322.2 hectáreas, donde habitan 20 764 personas, que representan el 37.6% de la población total municipal. Está entre los paralelos 16º 40’ 58’’ de latitud norte y 98° 24’ 22’’ de longitud oeste.
Plaza Cívica Mártires del 6 de marzo en Ometepec.
(MVEC/VVS)