Toronjil

Melissa officinalis. Herbácea de la familia de las labiadas. También llamada toronjina, abejera o melisa.

Con el tallo erguido y pocas ramas, alcanza de 40 a 60 cm de altura máxima; hojas opuestas, oval–lanceoladas, acabadas en punta (acuminadas), dentadas, lisas, aromáticas, de 4 a 6 cm de largo por 1 a 2 de ancho. Flores hermafroditas gamopétalas, de color rojo intenso o morado rojizo –tanto el cáliz como la corola–, de unos 3 centímetros de largo, dispuestas en grupos regulares de 12 o más flores, que forman círculos alrededor del tallo. El fruto se divide en cuatro partes ovoides.

Científicamente el toronjil es clasificado como: Agastache mexicana (Kunth) Lint et Epling, igual que Cedronella mexicana, Benth. Maximino Martínez, en su Catálogo de nombres vulgares y científicos de plantas mexicanas, México, 1994, consigna: “Toronjil (Guerrero): bandera mexicana. Salvia microphylla H.B.K. Labiadas. (Standley)”.

Existen otras hierbas con el mismo nombre vulgar de toronjil, pero con características y nombres científicos diferentes, como es el caso de Dracoce phalum moldavica, L. Labiadas.

Nace en regiones montañosas y húmedas. Hay información de que ya era empleada por los herbolarios europeos hace más de dos mil años. Fueron los conquistadores españoles quienes lo llamaron “toronjil”.

Una de las acepciones del nombre Chilpancingo tiene relación con las flores de esta aromática hierba, que antaño se veía en forma abundante en sus alrededores. Su historia como tranquilizante data de la época de los griegos y romanos antiguos.

En su forma silvestre se ha escaseado, por lo que ahora se cultiva en pequeños plantíos familiares. Es una planta con diferentes propiedades. Como medicina alternativa, sus ramas y hojas, frescas o secadas a la sombra, se hierven para preparar una infusión de sabor y olor muy agradables que ayuda a combatir los trastornos digestivos asociados a la ansiedad. Popularmente se usa para sanar heridas, controlar infecciones y aliviar el dolor menstrual.

Aun cuando es consumida en varias partes, en Chilpancingo es común y tradicional tomar té de toronjil acompañado con un pan llamado cemita, de piloncillo o requesón. Los estudios botánicos recientes han confirmado y descubierto otras propiedades; de ellas hablan Michel Castleman en Hierbas curativas, y Tamara Kircher y Penny Lowery en Hierbas medicinales. El toronjil contiene sustancias químicas llamadas polifenoles, que actúan contra diversas bacterias que causan infecciones, entre ellas estreptococos y otras microbacterias. El eugenol que contiene es un anestésico que se utiliza para disminuir el dolor de las heridas; otra opción para curar heridas leves consiste en machacar algunas hojas frescas y aplicarlas directamente sobre la zona afectada.

El extracto de toronjil es ingrediente activo en una pomada para tratar el herpes labial y el genital. También ayuda en la lucha contra las paperas. Es un tranquilizante natural, pues se ha confirmado que el aceite de esta planta, fuente de su agradable fragancia, tiene propiedades relajantes. Se usa la infusión como agua de uso común o en relajante baño corporal. Investigadores alemanes han encontrado que el té de esta planta relaja el suave tejido muscular del tracto digestivo. Y aunque no existen investigaciones sólidas respecto a cuestiones de salud femenina, se afirma que actúa como estimulante uterino para inducir la menstruación.

No obstante que es medicina alternativa, debe tenerse muy presente el factor seguridad absteniéndose de administrar cantidades mayores a las recomendadas, y suspenderse si se presentan reacciones adversas. No deben darse infusiones o tinturas a menores de dos años. Para personas con más de 75 años, lo ideal es comenzar con preparaciones ligeras y hacerlas más concentradas en caso necesario.

(EAV/JRV/ET