Puma concolor. Otros nombres: león de montaña, león americano.
Es el segundo felino más grande y pesado de América, después del jaguar; con piernas y cola muy largas; de color pardo amarillento o café rojizo, las partes bajas blancuzcas, las orejas y la punta de la cola obscuras; su color es uniforme, sin manchas ni rayas cuando adultos. Mide, de cabeza y cuerpo, de 1.10 a 1.40 m; la cola, de 60 a 90 cm; pesa de 45 a 75 kg, aunque puede superarlo; estas medidas son del macho; las hembras miden de 0.80 a 1.25 m; la cola, 60 a 70 cm; pesan de 27 a 50 kg.
En Guerrero es posible hallarlo por los campos montañosos; se dice que donde hay venado hay puma, pero en algunos lugares se ha retirado o se ha extinguido a causa de la excesiva cacería. En los terrenos planos de Tierra Caliente, por ejemplo, es difícil o casi imposible localizarlo; sólo en las estribaciones de la Sierra Madre del Sur y las partes selváticas de la costa se le encuentra con mayor frecuencia (son lugares hasta donde se ha replegado). Las áreas que elige para habitar son muy apartadas y de acceso complicado, entre riscos y protuberancias rocosas. Se reporta en los municipios de Alcozauca, Atlamajalcingo del Monte, Chilpancingo y Eduardo Neri, entre otros.
El terreno donde habita es muy amplio; y para obtener su alimento se desplaza a grandes distancias, que van desde los 5 km o más de su madriguera; los recorridos en busca de comida los realiza por las noches, y se nutre de conejos y jabalíes, aunque su presa favorita es el venado. En ausencia de esos manjares, caza ratones y lagartijas; no resiste la tentación de incluir en su menú animales domésticos, como cabras, cerdos y gallinas, además de becerros.
Es común, en lugares donde mora este félido, encontrar muertas crías de animales de rancho (devoradas a medias, donde faltan las vísceras o la parte glútea), presumiblemente atacadas por pumas.
La hembra alcanza la madurez sexual a los dos años, y de aquí hasta el fin de su vida reproductiva los partos se suceden cada dos o tres años; la gestación dura en promedio 96 días; nacen, por lo regular, un par de cachorros, aunque pueden ser más, con peso de 350 a 450 g cada uno; su cuerpo está manchado y la cola anillada, características que con el tiempo se pierden hasta adquirir el color definitivo. Las crías permanecen con la madre por lo menos un año. Alcanza una longevidad de 13 a 15 años.
El principal depredador es el hombre; lo persigue para evitar que ataque a sus animales.
Para cazar a tan escurridizo animal, los campesinos emplean un instrumento rústico llamado “roncadera”, que consiste en un bule con varias perforaciones por donde pasa un lazo encerado que, al friccionarlo, genera un sonido semejante al rugido del puma en brama (celo); al escucharlo, el macho ocurre al lugar con intención de verificar la presencia de un intruso; ese momento se aprovecha para liquidarlo. También se caza con perros amaestrados, que lo obligan a treparse a un árbol para refugiarse, hasta donde llegan los cazadores a fin de darle muerte. Además, se usan venenos.
La intensa cacería ha disminuido la población del puma, pese a las leyes que protegen su existencia. Su piel se aprovecha en la confección de prendas de vestir.
(EA