Fruto y flor de maracuyá.
Pasiflora edulis. Es una planta tropical que se ha utilizado como ornamental y cuyos frutos tienen propiedades tanto nutritivas como medicinales. Es originaria de la región amazónica del Brasil, pero actualmente se cultiva en Asia, África y América; en Chilpancingo se encuentran plantas bien adaptadas en el parque para la educación ambiental Ranchito Viejo, propiedad del MC Saúl López López, en la población de Las Petaquillas, municipio de Chilpancingo. Se trata de una planta trepadora perenne, con follaje muy abundante cuyos bejucos llegan a medir hasta 60 m de largo si no se controla. El fruto es ovoide, de 6 a 10 cm de largo; su color es amarillento y aromático; la pulpa contiene alrededor de 70 a 120 semillas. A este fruto en algunos países se le conoce como granadilla o curaba. Por su sabor, se usa para preparar aguas frescas y helados, saborizar el yogurt, los atoles, las mermeladas, etc.
La demanda se ha incrementado debido a sus efectos tranquilizantes, tanto es así que hay un fármaco llamado pasiflorina hecho a base de los extractos de esta planta, también conocida como pasiflora, fruto de la pasión o pasionaria. Una de sus principales ventajas es que prospera en cualquier tipo de suelo; no es muy exigente en cuanto al clima y produce frutos a los cinco o seis meses de haberse transplantado. La producción de frutos de maracuyá puede alcanzar los 50 kg por ejemplar. Tiene una vida productiva de 10 años, pero es recomendable renovarla cada seis.
Esta planta llamó la atención de los europeos que viajaron al Nuevo Mundo, quienes creyeron ver, en los diversos órganos de sus vistosas flores, los instrumentos utilizados en la Pasión de Cristo: el látigo, los clavos y el martillo. La planta fue introducida en Europa y cultivada como ornamental, hasta que a finales del Siglo XIX se descubrió que tenía un marcado efecto sedante sobre el sistema nervioso.
(RFP