Lynx rufus. Otros nombres: lince.
Es uno de los felinos silvestres que aún se encuentra en la campiña guerrerense, no obstante ser perseguido en forma severa por el hombre. Mamífero de piernas con musculatura sumamente fuerte, color café o pardo moteado, o mezcla de gris en las partes superiores y blanco con negro abajo.
Mide, de cabeza y cuerpo, 55 a 70 cm; cola, de 12 a 15 cm; pesa de 5 a 12 kg; el pelo corto y apretado le permite moverse entre zarzales sin sufrir daño alguno; las manchas oscuras o negras ejercen un especial mimetismo que le hace desaparecer prácticamente en el caprichoso juego de luz y sombras de la maleza.
Las patas robustas y acolchadas evitan cualquier ruido al pasar sobre ramas u hojas secas; están armadas con poderosas uñas bien afiladas que permanecen ocultas en sus vainas y que son proyectadas a voluntad a la hora del combate o para capturar alguna presa.
No se pueden olvidar las vigorosas mandíbulas rematadas en filosos dientes dispuestos a desgarrar los alimentos de origen animal; detalles dignos de mencionarse son la cola corta y las orejas terminadas en un mechón de pelos en forma de pincel, que tienen como función recibir e interpretar el más leve ruido; además, las utiliza para ahuyentar los insectos chupadores de sangre, pues la cola no puede desempeñar esa actividad.
A consecuencia de la intensa cacería a que ha sido sometido, ahora habita en lugares apartados de difícil acceso; antes vivía cerca de las rancherías, donde robaba aves domésticas.
En la actualidad es difícil localizarlo en terrenos planos. Ocasionalmente se le llega a encontrar en la Sierra Madre del Sur, montañas orientales del estado o en bosques costaneros. Se reporta en los municipios de Alcozauca, Apaxtla, Atenango del Río, Benito Juárez y Canuto A. Neri, entre otros.
Su régimen alimenticio lo constituyen conejos, liebres, ratones, ardillas, pájaros, aves domésticas y cervatillos. No es considerado como depredador; al contrario, contribuye a disminuir las poblaciones de roedores.
El gato montés por lo regular es solitario; sólo en época de celo se junta con su pareja, para separarse después de cubrirla; y es en este periodo cuando hace oír su potente maullido, el resto del tiempo se mantiene silencioso; el celo se presenta de enero a marzo y la etapa de gestación tarda unos 50 a 60 días, y nacen de dos a seis cachorros; en cuanto pueden caminar, la madre los enseña a cazar; cuando andan en esta actividad, la institutriz siempre lleva la cola levantada para que sirva de guía a los noveles y no se pierdan. A los 12 meses de edad los críos abandonan el lugar donde crecieron y eligen su propio territorio. La longevidad de este gato puede llegar a los 15 años.
El hombre lo caza sólo como trofeo y, en contadas ocasiones, para aprovechar su piel; lo persiguen el puma, las aves rapaces y el coyote, quienes le roban las crías cuando se presenta la oportunidad.
(EA