Virgen de la Roqueta

En 1955 la señora Amelia Sodi Pallares concibió la idea de que se colocara en la bahía de Acapulco una estatua de la Virgen de Guadalupe, y se le designara “Reina de los mares”, y la hizo extensiva a los socios del Club de Hombres Ranas de la Ciudad de México.


Reina de los mares, sumergida en el mar entre la Playa Caleta y la isla La Roqueta de Acapulco.

Con base en que el pueblo de México es guadalupano en su mayoría, fue aprobada la idea por las autoridades civiles del puerto y las eclesiásticas representadas por el doctor Darío Miranda, arzobispo primado de México, y el delegado apostólico doctor Luigi Raimondi. Se encomendó el proyecto al arquitecto Héctor Mestre y lo llevó a cabo el escultor Armando Quezada, con financiamiento popular, mediante la realización de una colecta.

Terminada la escultura, salió de la Villa de Guadalupe en el D. F., el 10 de diciembre de 1959, para recorrer el trayecto Cuernavaca, Iguala, Chilpancingo, y llegar al puerto el día 12 del mismo mes.

Durante el recorrido, recibió honores multitudinarios y muestras de veneración popular. En el malecón de Acapulco, se le recibió con especial entusiasmo.

Se dieron cita mujeres, niños, asociaciones civiles y religiosas, escolares de todos los niveles, pescadores, estibadores, buzos, marinos, lancheros, deportistas y boy scouts.

Se colocó en una panga, y el padre Jorge Parra celebró una misa solemne. Después, se le condujo hasta el punto conocido como “Hierba Buena”, cercano a La Roqueta, donde sería instalada.

En un pedestal, previamente construido, se le colocó y se sujetó con ocho tornillos; trabajo que realizaron los hombres rana, entre los que se encontraban el señor Aníbal de Iturbide, el arquitecto Héctor Mestre, el ingeniero Enrique Conti; el teniente de Navío Mario Cano, los hermanos Reginaldo y Alfonso Arnild, así como expertos de la Base de Icacos. Ya colocada, se le declaró “Guadalupana, Reina de los Mares”.

(FMVH)