El Sindicato de los Trabajadores de la Secretaría Estatal de Salud se formó en 1943, coincidiendo con la fusión –a nivel nacional– de la Dirección de Salubridad con la Secretaría de Asistencia, que dio como resultado la creación de la Secretaría de Salubridad y Asistencia; este hecho, que se reprodujo en el estado al año siguiente, originó el establecimiento de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia del Estado de Guerrero, durante el último año de gobierno del ingeniero Rafael Catalán Calvo. El primer jefe de esta institución estatal fue el doctor Enrique Olea y Leyva.
La infraestructura de los servicios sanitarios en Guerrero en esa época era muy raquítica, con poco personal, y la mayoría de ellos a lista de raya, es decir, no tenían plaza, situación que provocaba que la membrecía del sindicato recién formado fuera mínima: poco más de 100 trabajadores en todo el estado. Su primer líder sindical fue el olinalteco Guillermo Acevedo Rodríguez, quien se desempeñaba como agente sanitario de la institución. Su gestión duró hasta 1947. Merece mención el hecho de que en ese entonces no existía el ISSSTE, y los trabajadores y sus familias atendían sus problemas de salud en las instalaciones propias de la institución donde trabajaban.
Esta agrupación sindical nacía con el objetivo principal de asumir la defensa de los derechos laborales de los trabajadores, en contra del abuso patronal y las acciones arbitrarias de los jefes. A través del tiempo se elaboraron y aplicaron documentos que prescribían las condiciones en las que debían laborar los trabajadores, los reglamentos escalafonarios, los de capacitación para mejorar la preparación de la clase trabajadora, y aquellos que normaban la seguridad e higiene del ámbito laboral, entre otros; se buscaba proteger a los trabajadores y lograr la superación académica o profesional de quienes así lo desearan.
En 1947 Acevedo Rodríguez fue sustituido por Herón Varela Alvarado, también agente sanitario de los Servicios Coordinados, originario de Alcozauca y personaje muy ligado, desde entonces, a la familia Figueroa, hecho que lo llevó a figurar como diputado y senador por Guerrero en años posteriores. Durante su periodo como líder de los trabajadores de Salubridad y Asistencia, llegó a su fin el gobierno del general Baltasar R. Leyva Mancilla, y Varela Alvarado apoyó abiertamente la candidatura del diputado federal Ruffo Figueroa, para suceder a Leyva; sin embargo, la decisión del poder central se inclinó por Alejandro Gómez Maganda, quien ya como gobernador nombró al doctor García Infante como jefe de Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia en la entidad.
En 1950 Varela termina su gestión y es sustituido por Francisco Mújica Bahena, originario de Acapulco, pero quien se desempeñaba en el Centro de Salud de Iguala, también como agente sanitario. Este dirigente sindical no terminó su gestión, porque fue nombrado regidor en la comuna de Acapulco; el interinato lo cubrió Julio Rivera Nieto, de origen poblano, que tenía su adscripción en el Centro de Salud de Chilapa, en donde trabajaba como agente sanitario.
En 1952 entra el doctor Humberto Vélez Peralta, médico chilpancinguense que laboraba en el hospital Guerrero, en donde tenía a su cargo el Servicio Prenatal y Preescolar.
En 1955 asume otra vez un agente sanitario la representación sindical de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia del estado, llamado Severo Astudillo Bringas, que laboraba en el Centro de Salud de Acapulco.
En 1956 se instala el Programa Nacional contra el Paludismo en Guerrero, pues esta enfermedad era en esa época uno de los principales flagelos sanitarios de la población guerrerense, causando numerosas muertes y manteniendo a un gran porcentaje de la población enferma de paludismo. Sin embargo, como los trabajadores eran mayoritariamente a lista de raya, no se les invitó a formar parte de la organización sindical existente. Es hasta principios de la década de los 70 que los trabajadores del programa antipalúdico inician su organización sindical, a iniciativa de Gregorio Alba Cortés, pagador del programa, con alrededor de 350 trabajadores, la cual se mantuvo al margen del sindicato ya existente, formándose la Sección 77.
En 1960 vuelve Julio Rivera Nieto, el agente sanitario que sustituyó interinamente a Francisco Mújica Bahena en 1951, como dirigente sindical. Rivera Nieto continuaba como agente sanitario en el Centro de Salud de Chilapa. En su administración, se inició la construcción del edificio que alberga las oficinas del sindicato, en un terreno donado por el Gobierno del estado, concluyéndose en 1963. Las instalaciones se inauguraron con motivo de la asamblea para elegir al sucesor de Rivera Nieto.
En 1963 llega al liderazgo sindical Leopoldo Sánchez Parra, agente sanitario adscrito al Centro de Salud de Chilpancingo, quien encabezó la primera directiva sindical que ocupó el edificio.
En 1966 Agustín Rodríguez Gómez, agente sanitario adscrito al Centro de Salud de Tixtla, asume el mando del sindicato.
En 1969, impuesto por el gobernador en turno, Caritino Maldonado –a pesar del repudio de la clase trabajadora–, llega como sustituto de Rodríguez Gómez el arquitecto Nabor Ojeda Aguayo, quien se desempeñaba en las oficinas centrales como jefe del Servicio de Control Sanitario, es decir, un puesto de confianza que lo limitaba para ser dirigente de los trabajadores.
En 1972 Rafael Uribe Trujillo, auxiliar de Laboratorio del Centro de Salud de Acapulco, suple al arquitecto Ojeda, al concluir éste su gestión.
En 1975 vuelve al liderazgo sindical don Leopoldo Sánchez Parra, a quien le tocó vivir una importante crisis política, debido al autoritarismo arbitrario del jefe de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia, Rogelio Nava, quien contaba con el apoyo incondicional del gobernador en turno, Rubén Figueroa Figueroa, pues era familiar de su esposa. A don Rubén le habían metido en la cabeza que el Sindicato de Salubridad y Asistencia estaba dominado por enemigos de su gobierno y no veía con buenos ojos a la agrupación sindical; sin embargo, los buenos oficios políticos de don Polo y su sucesora lograron cambiar la actitud del gobernador; no obstante, los conflictos con el jefe de los servicios continuaron, al grado de que el Gobierno del estado removió al administrador general de los servicios, como una manera de compensar al grupo sindical, que pedía en realidad el cambio del jefe de la institución.
En 1978 asume el liderazgo de la agrupación sindical la primera mujer que tuvo esta responsabilidad: Elvira Galeana, enfermera adscrita al Hospital General de Chilpancingo. Durante su gestión, se otorgaron 120 plazas de base a familiares de trabajadores de los diferentes centros de trabajo, mismas que gestionó el Comité Ejecutivo Nacional, representado en ese entonces por el licenciado Joel Ayala Almeida. También durante su gestión –con el producto de las cuotas sindicales– se compró una camioneta para asistir a los diferentes centros de trabajo de la entidad. Fue la primera ocasión en la cual el sindicato contaba con un vehículo propio para el traslado de su personal directivo. Igualmente se llevó a cabo, en las instalaciones del sindicato, la construcción de una cancha para la práctica de basquetbol y futbol rápido, que lo mismo funcionaba para eventos sociales; también se construyó una bodega para guardar papelería y otros utensilios para la administración de las oficinas sindicales.
En 1982 es elegido –en contra de los deseos de la directiva sindical saliente, quien quiso imponer como sucesor a Antonio González, secretario de Conflictos de esa administración– el estadígrafo René Román Salazar, originario de Cocula, pero que se encontraba adscrito a las oficinas centrales de la institución. Fueron unas elecciones apasionadas, peleadas y muy concurridas, en las que la clase trabajadora impulsó mediante el voto al candidato más popular entre los agremiados en ese momento.
Un año después ocurre un cambio en la cúpula de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia, pues el doctor Alberto Saavedra Ramos, quien había asumido esta responsabilidad desde los inicios del gobierno de Cervantes Delgado, se va como presidente municipal de Chilpancingo.
A esta administración sindical, le tocó vivir la implantación de la descentralización administrativa, ordenada por el doctor Guillermo Soberón Acevedo, secretario de Salud en ese momento, hecho que le permitió aumentar notablemente el número de agremiados, ya que a los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia –convertidos ya, por medio de la descentralización, en Secretaría Estatal de Salud– se fusionaron las 169 unidades y los trabajadores del IMSS COPLAMAR en el estado, el Hospital General de Acapulco y siete programas preventivos que se manejaban desde el nivel central.
La descentralización mencionada trajo consigo también la creación de numerosas plazas, de las cuales cerca de 250 le tocó manejar al sindicato, quien realizó los nombramientos. Esta situación también ayudó notablemente al aumento de los trabajadores sindicalizados, hecho que convirtió al sindicato de la Secretaría Estatal de Salud en el más numeroso en la entidad, después del Sindicato de la Secretaría de Educación en Guerrero.
Un logro importante de la administración de Román Salazar fue la impresión de 1000 ejemplares de las Condiciones Generales de Trabajo y otro tanto de los estatutos de la institución sindical, que se distribuyeron en todas las unidades, para información de los trabajadores.
En 1984, en pleno gobierno Cervantista, por primera vez, hubo elecciones por medio del voto directo y secreto de los trabajadores, participando una planilla encabezada por el doctor Gilberto Guerra Casanova y otra por José García Salinas, saliendo triunfador este último; sin embargo, estas elecciones fueron anuladas por el Comité Ejecutivo Nacional, argumentando que el proceso electoral había estado pleno de irregularidades; lo cierto era que García Salinas, quien se desempeñaba como agente sanitario del Centro de Salud de San Jerónimo, no era el candidato oficial. Esto provocó la instalación de una Junta de Gobierno, nombrada por el Comité Ejecutivo Nacional, que encabezó un abogado enviado por el Comité, de apellido Pacheco, quien estuvo un año, hasta que se volvieron efectuar nuevas elecciones, saliendo electo el doctor Raúl Galeana Laurel. Esta persona se desempeñó con muchas deficiencias y ausentismos, hecho que provocó el disgusto de los trabajadores y fue destituido en una asamblea estatal, dando lugar a la implantación de otra Junta de Gobierno impuesta por el Comité Ejecutivo Nacional, con el licenciado Pacheco nuevamente al frente, la cual duró otro año.
Al convocarse a nuevas elecciones en 1987, sale electo José García Salinas, quien encabezó el sindicato hasta 1990. García Salinas se había desempeñado como secretario de Organización con Román Salazar y como secretario de Actas y Acuerdos en la Mesa Directiva de Elvira Galeana.
En esta administración sindical se logró la jornada especial de trabajo temporal en fines de semana, con la finalidad de que el personal que así lo deseara se capacitara en días hábiles; aunque este logro todavía existe, los objetivos fueron desvirtuados, ya que persisten los trabajadores con estas características; sin embargo, en vez de capacitación algunos buscan colocarse en otras instituciones y desatienden sus fuentes de trabajo originales.
En esa época, numerosos trabajadores con una antigüedad importante no cotizaban al ISSSTE, y por ello, para fines de jubilación, esta institución no les aceptaba los años de servicio que tenían. La Sección 36 intervino para que la Secretaría de Salud pagara en forma retroactiva los adeudos correspondientes y, de esta manera, el ISSSTE les reconoció a estos trabajadores su verdadera antigüedad. Durante esta administración se lograron 1152 plazas en todo el estado.
A García Salinas lo suple en 1990 el doctor Ernesto Vélez Astudillo, médico adscrito al Centro de Salud de Acapulco. García Salinas queda en esta mesa directiva, como secretario de Organización.
En 1993 entra Antonio González Gálvez como líder sindical; era laboratorista del Hospital de Chilpancingo, y había sido secretario de Conflictos con García Salinas y secretario de Organización en la administración de Elvira Galeana.
Los últimos cinco secretarios generales han sido: en 1996, el doctor Felipe Becerril Sotelo; en 1999, el contador Carlos Mejía, jefe administrativo del Centro de Salud de Acapulco; en 2002, nuevamente entra el doctor Becerril; en 2006 la licenciada en Enfermería Mercedes Vélez Cruz, enfermera del Centro de Salud de Acapulco; y, en 2009, la C. Beatriz Vélez Núñez.
(FLE)