Salud Pública

Al erigirse nuestra entidad federativa, el 27 de octubrede1849, ésta era eminentemente rural y carecía de infraestructura, pues no existían fuentes de trabajo, caminos, escuelas ni hospitales. Presentaba un atraso socioeconómico tan grave entre la mayoría de la población, equiparable al que existió en la Europa medieval, situación provocada por un sistema social heredado de la época colonial, y que se basaba en un absoluto feudalismo en el campo y en terribles cacicazgos en los pueblos, dentro de un sistema de opresión y servidumbre para la población desposeída, que era la inmensa mayoría

Todo ello provocaba una gran morbi–mortalidad en la población, que hacía que los guerrerenses tuvieran una esperanza de vida, al nacer, de 25 años, situación similar a la que se vivió en el continente europeo durante la Edad Media. La gente moría en el mayor desamparo médico, pues no había profesionistas de la medicina en la entidad que aun con el conocimiento científico de la época pudieran servir para paliar los problemas sanitarios.

Las enfermedades que diezmaban a la población de la entidad eran fundamentalmente infecciosas y parasitarias, tales como la viruela, el paludismo, el tifo, la tuberculosis, las enfermedades diarreicas y las parasitosis intestinales. Otras enfermedades menos mortíferas, como la lepra, el bocio y el mal del pinto, también provocaban graves problemas sociales entre la población guerrerense.

La situación sanitaria era deplorable; las principales comunidades no contaban con abastecimientos de agua potable ni con drenaje, las aguas utilizadas corrían superficialmente hacia las barrancas. El fecalismo a ras del suelo era común en la población, situación que causaba también notable contaminación del medio, influyendo esto en la prevalencia de enfermedades gastrointestinales.

En ese entonces la institución nacional responsable de regir la salubridad en el país era el Consejo Superior de Salubridad –en funciones desde 1841–, que limitaba sus acciones al Distrito Federal, pues los estados y los municipios eran jurídicamente autónomos para controlar la salud de sus habitantes y, por otro lado, el Consejo carecía de los recursos humanos y materiales necesarios para intervenir en la salubridad de las entidades federativas.

Esto provocaba que en los estados de la República se formaran Juntas de Sanidad, encargadas de establecer y vigilar el régimen a que debería someterse la salubridad pública. En 1886 el Consejo logró el control sanitario de puertos y fronteras, debido a la amenaza que representaban para la población mexicana algunas enfermedades contagiosas inexistentes en el país, pero que podían llegar a nuestro territorio en cualquier momento; éste era el caso del cólera, la peste y otras más. Para ello creó en todos los puertos y en las principales ciudades fronterizas delegaciones del consejo que intentaban impedir el paso de enfermos al país; sin embargo, las entidades federativas continuaban con su autonomía en salubridad pública, por los motivos ya mencionados.

La Delegación del Consejo Superior de Salubridad del puerto de Acapulco, que estaba a cargo de un médico nombrado como delegado directamente por don Porfirio Díaz, fue la primera institución sanitaria federal instalada en nuestro estado, hecho sucedido en 1890; esta delegación –que estaba instalada en la isla de La Roqueta– tenía como función básica impedir el ingreso de enfermos contagiosos, que pudieran desembarcar en Acapulco y desencadenar brotes epidémicos en el país. Esta delegación no tenía autoridad sanitaria sobre la población de la ciudad, de la cual se encargaban las autoridades municipales y estatales, representadas por la policía sanitaria del puerto.

En 1910 el último gobernador de la era porfirista, don Damián Flores, inaugura un Hospital General de 30 camas en Chilpancingo, primera unidad de salud de la entidad. Este nosocomio, que tenía un elegante y atractivo estilo arquitectónico neoclásico, se empezó a construir desde 1896, durante el gobierno de Antonio Mercenario, pero el levantamiento del inmueble fue un proceso lento, que se llevó casi 15 años, entorpecido y retrasado por los terremotos de 1902 y 1907, que dañaron severamente la estructura del edificio. De hecho, desde finales del siglo XIX este hospital ya funcionaba parcialmente.

El resto del estado carecía de organización sanitaria; además de Chilpancingo, ninguna de las principales poblaciones tenía oficinas o unidades sanitarias que vigilaran la salubridad pública en la entidad o prestaran ayuda sanitaria a la población enferma. Por ello, eran comunes y “naturales” entre la población altas tasas de morbilidad y mortalidad y una corta esperanza de vida, es decir, la población enfermaba mucho y la mayoría moría en las primeras etapas de su vida.

Los problemas sanitarios de los habitantes de Guerrero sólo eran atendidos por las autoridades cuando se presentaban en las comunidades graves epidemias, recurriendo la población directamente o por medio de las autoridades estatales al Consejo Superior de Salubridad. Era habitual que en las oficinas de esta institución en la Ciudad de México se presentaran personas –frecuentemente maestros rurales– procedentes de municipios de Guerrero muy distantes, reportando brotes de enfermedades y solicitando vacuna antivariolosa, sueros antiponzoñosos, vacuna contra la tifoidea y otros biológicos, o bien comprimidos o ampolletas contra el paludismo.

Por lo anterior, las intervenciones en salud reportadas en los informes anuales de los gobiernos guerrerenses previos al movimiento revolucionario y los posrevolucionarios, se limitaban a señalar brevemente y como única acción sanitaria de su administración la petición de vacuna antivariolosa al nivel federal, misma que era aplicada a la población –al no haber más– por las prefecturas distritales.

En 1917 el Congreso Constituyente crea, a propuesta del doctor José María Rodríguez, diputado y miembro de dicho Congreso, el Consejo de Salubridad General, organismo normativo nacional autónomo, con potestad jurídica para dictar disposiciones y normas de observancia general y obligatoria en todo el país, mismo que pasó a depender directamente de la Presidencia de la República; igualmente crea el Departamento de Salubridad Pública, organismo ejecutivo nacional que podía subordinar a su autoridad –en asuntos de higiene pública– a las demás dependencias del Poder Ejecutivo Federal en estados y territorios, que hacía del departamento una institución de jurisdicción federal, con facultades legales para hacer obligatorias las medidas sanitarias en todo el país. Ambas instituciones suplían al viejo Consejo Superior de Salubridad.

No obstante lo anterior, las deficientes condiciones socioeconómicas del gobierno postrevolucionario no permitieron llevar a la práctica en todo el ámbito nacional la ampliación de poderes conferidos jurídicamente al Departamento de Salubridad Pública en materia de sanidad, y, por otro lado, la miseria, la ignorancia y la incomunicación en que vivía la mayoría de la población guerrerense imposibilitaba la existencia de condiciones sanitarias apropiadas en el estado. El atraso socioeconómico de la entidad continuaba siendo uno de los más acentuados del país y, por ello, no tenía una mínima infraestructura que le permitiera avanzar en su desarrollo general.

En 1922 se publican los primeros registros epidemiológicos del país, desglosados por entidad federativa. En Guerrero las principales causas de mortalidad fueron las siguientes: 1.Neumonía e influenza; 2.Fiebre y caquexia palúdica; 3.Viruela; 4.Muertes violentas; 5.Tuberculosis del aparato respiratorio; 6.Bronquitis; 7.Sarampión; 8.Tosferina; 9.Tuberculosis de las meninges o del sistema nervioso central, 10.Debilidad congénita.

En 1926 el Departamento de Salubridad Pública formaliza la creación de delegaciones estatales, al expedir el nuevo Código Sanitario, documento en el cual quedó precisado el establecimiento de estos servicios sanitarios en la República.

Un año después se instala en Guerrero una Delegación del Departamento de Salubridad Pública, con ubicación en Iguala, quedando a cargo del doctor Galo Soberón y Parra; con ella, eran tres las instituciones oficiales que había en Guerrero: la Delegación de Puertos y Fronteras de Acapulco, encargada de la sanidad internacional; el Hospital Guerrero, de Chilpancingo, dependiente del Gobierno del estado; y ahora la Delegación del Departamento de Salubridad Pública, en Iguala; con su instalación se estaba dando un gran paso para atender la salud de la población; sin embargo, era francamente imposible que esta delegación pudiera atender todo el territorio del estado, por falta de infraestructura sanitaria y de otra índole, como comunicaciones, por ejemplo: La salubridad local continuaba regida legalmente por las autoridades estatales y municipales, quienes carecían de los recursos humanos y materiales necesarios para cumplir con esta obligación y aún así no aceptaban la intromisión de la delegación en algunas actividades de control sanitario, situación que creaba conflictos.

En 1928 se crea un dispensario antivenéreo en Arcelia, dependiente de la delegación igualteca, que al paso del tiempo fue ampliando sus funciones hasta llevar a cabo todas aquellas propias de una Unidad Sanitaria Asistencial, adquiriendo el nombre de Centro de Higiene Rural. El responsable de este Dispensario era el doctor Samuel Furlong, quien duró muchos años en el cargo.

En 1929 asume el cargo de gobernador del estado el general Adrián Castrejón. Durante su gestión ocurren hechos de trascendencia en la sanidad de la entidad: en 1932 se edita el primer Código Sanitario del estado, elaborado por los doctores Alejandro Sánchez Castro y Galo Soberón y Parra, y se instala la primera Unidad Sanitaria Cooperativa, mediante un Convenio de Coordinación entre los niveles federal–estatal–municipal, representados por el doctor Gastón Melo, como jefe del Departamento de Salubridad Pública, el Gobierno del estado en la persona del general Adrián Castrejón, y el señor Antonio Campos Marquina como representante del municipio.

Esta Unidad Sanitaria Cooperativa, que rescató para la capital del estado la Delegación del Departamento de Salubridad Pública, fue de hecho el primer Centro de Salud de administración coordinada instalado en Guerrero, y aunque el gobernador formó subdelegaciones sanitarias distritales en todo el estado, dependientes de esta Unidad Sanitaria ubicada en Chilpancingo, en realidad –además de Iguala y Arcelia, que tenían infraestructura en salud– el resto de la entidad continuaba prácticamente sin ninguna protección sanitaria oficial.

El primer jefe de la Unidad Sanitaria Cooperativa fue el doctor Pedro Arzani, nombrado directamente por las autoridades del Departamento de Salubridad Pública, asumiendo también el nombramiento de delegado de Salubridad Pública Federal en Guerrero. Las actividades de esta unidad sanitaria se veían apoyadas por brigadas epidemiológicas que el Departamento de Salubridad Pública enviaba a las entidades federativas cuando lo consideraba necesario, por ejemplo en casos de epidemias.

En 1933 toma posesión de la gubernatura el general Gabriel R. Guevara Orihuela, quien nombra jefe de la Unidad Sanitaria Cooperativa de Chilpancingo y, por ende, de la Delegación Estatal del Departamento de Salubridad Pública, al doctor Roberto García Infante.

En esta etapa se reorganiza el Hospital Vicente Guerrero, mismo que a través del tiempo había funcionado, por largos periodos, como cuartel o como escuela, y nombran al doctor Enrique Olea y Leyva como su director.

En los informes de gobierno de esta administración se mencionan como acciones novedosas el registro de las enfermedades transmisibles, la creación del servicio de urgencias del hospital, la instalación de servicios antilarvarios, la práctica de visitas domiciliarias para dar pláticas de educación higiénica y el uso de tarjetas de salud para los manejadores de alimentos; sin embargo, la infraestructura sanitaria en la entidad no creció y las actividades reportadas prácticamente eran las realizadas en las grandes poblaciones como Chilpancingo, Iguala y Acapulco. El presupuesto del Gobierno estatal era muy raquítico y hacía imposible la construcción de nuevas unidades sanitarias, y la mayoría de los guerrerenses continuaban marginados de los servicios de salud.

En 1935 desaparecen los poderes constitucionales en el estado y sale del gobierno el general Guevara. Lo suple el licenciado José Inocente Lugo Gómez, quien estuvo en el cargo sólo 14 meses y por ello su obra sanitaria fue nula y las acciones al respecto, relatadas en sus informes, son mínimas: vacunaciones, consultas, algunas campañas específicas contra enfermedades predominantes, etc.

En 1936 se crean en el país los Servicios Médicos Sanitarios Ejidales Colectivos, dependientes de las oficinas rurales del Departamento de Salubridad Pública; y, en junio del mismo año, se instalan dos centros rurales de este tipo en el estado, en las localidades de Apaxtla y Arcelia. Su primer jefe fue el doctor Abel Olea Borja, pues estos centros no dependían de la Delegación del Departamento de Salubridad Pública, ni tampoco del Gobierno estatal, sino directamente de las oficinas rurales del mismo departamento. Estas unidades sanitarias estaban planeadas para funcionar como cooperativas, con aportaciones del gobierno y cuotas de recuperación mínimas, que los campesinos iban a pagar por los servicios recibidos en aquellos lugares del país que eran asiento de importantes centros agrícolas; sin embargo, el atraso y subdesarrollo agrario de la entidad hacía utópico pensar que estos establecimientos pudieran funcionar adecuadamente en Guerrero.

En la década de los 50, estos servicios –que tuvieron un mínimo crecimiento en la entidad– se denominaron Servicios Médicos Rurales Cooperativos y la dirección local se estableció en Atoyac de Álvarez, zona eminentemente coprera y cafetalera, de actividades agrícolas organizadas, que proporcionaban a los campesinos poder adquisitivo para cofinanciar estos servicios. Esta dirección funcionaba como jefatura central de todo un sistema regional, de donde extenderían su cobertura a otras áreas del estado. Su primer director fue el doctor Efraín Rodríguez Pasos, que al poco tiempo fue sustituido, por motivos de salud, por el doctor Juventino Rodríguez García, quien se desempeñó en el cargo hasta que estos servicios se integraron a los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia en los inicios de los 60.

En 1937 toma posesión como gobernador del estado el general Alberto Flores Berber. Durante su gestión se realiza el primer convenio de coordinación entre la Federación y el Gobierno del estado, para fusionar los servicios de salubridad en Guerrero, con la finalidad de poner en práctica una política sanitaria general en todo el ámbito del estado, con la aplicación de normas técnicas homogéneas, emanadas del nivel federal. Su primer presupuesto anual fue de $174 000.00, cofinanciados de la siguiente manera: $150 000.00 por la Federación y $24 000.00 por el estado; estos servicios coordinados empezaron a funcionar en marzo de 1939. La Oficina Central de los Servicios Coordinados de Salubridad se encontraba en Chilpancingo y se contaba con centros de salud en la capital del estado, en Tlapa, Chilapa, Tixtla, Iguala, Taxco, Teloloapan, Ometepec, Olinalá, Petatlán y Tecpan. Su primer jefe fue el doctor Alberto Castellanos, médico de origen oaxaqueño, apoyado por el médico chilpancinguense Ramón Carreto Leyva, quien se desempeñaba como subjefe de los mismos.

Había, además, un Departamento Estatal de Asistencia Médica, a cargo del doctor Enrique Olea y Leyva, con sede en el hospital Guerrero de Chilpancingo, Departamento que en esas fechas todavía no tenía coordinación oficial con la recién creada Secretaría de Asistencia Pública y se denominaba “autónomo”.

En la misma época se encontraba en proceso de construcción un “moderno” hospital en Arcelia, para 34 camas, que fue inaugurado hasta 1943 –con el nombre de doctor Gustavo Baz– por el siguiente gobernador constitucional, el ingeniero Gerardo Rafael Catalán Calvo.

Por otro lado, existía en Acapulco un hospital general de origen privado, administrado por un patronato al servicio de la población del puerto. Este nosocomio estaba muy mal ubicado, en lo alto del cerro inmediato a los depósitos de agua y al cual se accedía con gran dificultad; era una construcción inadecuada y en estado totalmente ruinoso. Por lo anterior se gestionó la construcción de un edificio nuevo, lográndose para ello la cesión de los terrenos comunales llamados El Paraíso, ubicados dentro de la jurisdicción del ejido El Progreso e inmediatos a la fábrica de jabón de Acapulco. En ese tiempo, el delegado sanitario federal del puerto era el doctor Benjamín Alarcón y el presidente municipal de Acapulco el señor Agustín Flores O., quienes apoyando al patronato realizaban estas gestiones ante el jefe del Departamento de Salubridad Pública en México, cargo que en ese momento estaba bajo la responsabilidad del doctor Leónides Andreu Almazán, originario de Olinalá. Así nació en 1938 el Hospital Civil Morelos de Acapulco, nosocomio de un piso, de techo de teja, con jardín central interior y capacidad para 36 camas.

La atención sanitaria de la población de Guerrero continuaba aún con muchas carencias, pues la cobertura en salud era mínima y se limitaba a las localidades más importantes del estado. Las principales causas de mortalidad registradas en la entidad, en 1940, fueron las siguientes: 1.Diarreas y enteritis; 2.Paludismo; 3.Gripe y neumonía; 4.Muertes violentas o accidentales; 5.Disentería; 6.Sarampión; 7.Fiebres tifoidea y paratifoidea; 8.Viruela; 9.Bronquitis; 10.Enfermedades del embarazo, parto y puerperio.

En abril de 1941 asume la gubernatura el ingeniero militar Gerardo Catalán Calvo, originario de Chilpancingo. En este periodo el doctor Julio Viniegra suple al doctor Castellanos en la Jefatura de los Servicios Coordinados de Salubridad, y el doctor Olea y Leyva continúa en la Jefatura de los Servicios Coordinados de Asistencia, pero al ocurrir en 1943 la fusión de la Secretaría de Asistencia con el Departamento de Salubridad Pública, creándose la Secretaría de Salubridad y Asistencia, esto se reproduce en todas las entidades federativas, y en Guerrero –en julio de 1944– se firma un nuevo convenio de coordinación federal–estatal y se instalan los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia, quedando al frente de ellos el doctor Enrique Olea y Leyva, quien venía funcionando como jefe de los Servicios Coordinados de Asistencia en el estado. El doctor Viniegra es removido del cargo de jefe de los Servicios Coordinados de Salubridad al desaparecer éstos.

En ese entonces los servicios sanitarios de la entidad continuaban con una infraestructura paupérrima, a pesar de las buenas intenciones de los gobiernos anteriores de continuar construyendo unidades sanitarias cooperativas en las cabeceras municipales del estado; sin embargo, Catalán Calvo, con buena visión ya mencionaba en su último informe la creación de jurisdicciones o áreas de influencia de cada unidad sanitaria, a fin de que su labor no se limitara a la localidad donde estuviera ubicada, sino que se hiciera extensiva a todas las rancherías, cuadrillas y ejidos posibles, y, por otro lado, promovía ya una regionalización de los servicios hospitalarios.

Durante su gestión, tuvo un acentuado interés de introducir agua entubada y drenaje a la población, logrando avances en la materia no vistos con anterioridad; también durante su gobierno (1943) se inició la campaña oficial de vacunación masiva contra la viruela, con el apoyo de brigadas enviadas directamente del D. F., lográndose su erradicación nueve años después.

Al controlarse la viruela, el paludismo continuaba siendo el máximo azote sanitario para la población del estado; en 1930 esta enfermedad ocupaba el primer lugar dentro de los principales motivos de muerte entre la gente de la entidad, y en 1940 y 1950 ocupaba el segundo lugar como causa de mortalidad general. En 1940 el gobernador Catalán reporta 4910 enfermos palúdicos y en 1944, 7605 casos, cifras que hacían ver el pavoroso problema sanitario que significaba para la población estatal este padecimiento transmitido por un mosquito.

Esta situación, que no era privativa de Guerrero, sino de muchas entidades federativas del país (58% del territorio nacional con dos millones quinientos mil casos de esta enfermedad y 25 000 muertes anuales registradas), motivó que una década después el presidente Adolfo Ruiz Cortines decretara en 1955 la instalación de la Campaña Nacional contra el Paludismo, “por ser de interés público y beneficio social”.

El 1 de abril de 1945 asume la gubernatura del estado el general Baltasar R. Leyva Mancilla. Durante su ejercicio –que fue el primero de seis años– tuvo tres jefes de Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia: el doctor Carlos Hernández Aguirre (dos años), el doctor Guillermo Martín del Campo (un año), y el doctor Fernando Ríos Neri (tres años).

Durante su gestión, con inversión tripartita –estado, municipio y sociedad civil–, se reconstruyó y amplió el hospital Morelos de Acapulco; se equipó el hospital Guerrero de Chilpancingo; se construyó un pequeño hospital en Tlapa –gestionado incansablemente por el doctor Eusebio Mendoza Ávila–; se instaló una maternidad, anexa al Centro de Salud de Chilpancingo y otra en Teloloapan; asimismo se inició la construcción de pequeños hospitales en Ometepec y Chilapa, que fueron inaugurados en la siguiente administración; sin embargo, de hecho, el número de centros de salud no creció.

En 1950 las principales causas de mortalidad general en la población fueron: 1.Gastroenteritis y colitis, excepto la diarrea del recién nacido; 2.Paludismo; 3.Accidentes, envenenamientos y violencia; 4.Gripe y neumonía; 5.Sarampión; ciertas enfermedades de la primera infancia; 7.Disenterías; 8.Fiebre tifoidea, paratifoidea y otras salmonelosis; 9.Bronquitis; 10.Tos ferina; 11.Tuberculosis del aparato respiratorio; 12.Complicaciones del embarazo, parto y puerperio. En ese año todavía se presentaron 10 defunciones por viruela, de las cuales cinco ocurrieron en niños.

En 1951 asume la gubernatura del estado el licenciado Alejandro Gómez Maganda, quien inicialmente nombra como jefe de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia al doctor Roberto García Infante y posteriormente al doctor Luis D. Macías G., quien se desempeña como titular hasta la caída política de Gómez Maganda, en mayo de 1954.

Durante la administración del licenciado Gómez Maganda se inauguraron los hospitales de Ometepec y Chilapa, el Centro Materno Infantil y la Guardería de Chilpancingo, la Clínica Infantil de Acapulco, y se agregaron los centros de salud de Huamuxtitlán y Tlapa a la infraestructura sanitaria existente. En el convenio de coordinación firmado con la Federación, que fue ahora de seis años, acorde con los nuevos periodos de gobierno, se establece por primera vez en este documento que los trabajadores de base de los servicios sanitarios coordinados se regían por el Reglamento de Condiciones Generales de Trabajo de la SSA, aprobado por decreto presidencial de fecha 25 de julio de 1949.

En este gobierno, el presupuesto de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia se incrementó significativamente, en relación a los periodos anteriores: la aportación federal fue de $912 540.80 y la del estado de $297 598.60, que sumadas daban un presupuesto anual de $1 210 139.40.

A esta administración le tocó la satisfacción de celebrar en 1952 la erradicación de la viruela, mal que había sido un flagelo sanitario durante 430 años en nuestro país. En el año mencionado se inauguran las primeras instalaciones médico–militares en nuestro estado: la enfermería militar, que contaba con 25 camas. Estos servicios sanitarios, específicos para las fuerzas armadas ubicadas en la entidad, tuvieron como primer director al doctor Alberto Saavedra Ramos. Cuatro años después, la Enfermería Militar se convierte en Hospital Militar, institución que continuó bajo la dirección del mismo doctor Saavedra.

En 1954, una vez más, desaparecen los poderes constitucionales del estado de Guerrero y deja el gobierno el licenciado Gómez Maganda; lo sustituye el ingeniero Darío L. Arrieta Mateos, quien ubica al doctor Alejandro Sánchez Castro como jefe de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia.

Se instalan en Guerrero los Servicios de Bienestar Social Rural, creados por el Gobierno Federal un año antes, que incluían, además de la construcción de sanatorios y Centros de Bienestar Social Rural para la atención sanitaria de la población, actividades como el mejoramiento de los cultivos regionales, la creación de huertos familiares o comunales, la creación de granjas avícolas, apiarios y postas zootécnicas con ganado caprino, porcino y vacuno; asimismo se encauzaban grupos alfabetizadores en todas las unidades sanitarias. Cinco años después, el total de unidades de estos servicios en Guerrero sumaban 28 centros, distribuidos en varias zonas de la entidad.

Este programa, manejado directamente por el nivel federal en forma independiente de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia, tenía objetivos muy ambiciosos y un tanto utópicos para nuestro entorno social. Creó problemas políticos, administrativos, epidemiológicos y asistenciales con otras dependencias, y principalmente con los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia, pues los nuevos servicios más que coordinarse competían con gran celo con éstos, ya que el jefe dependía directamente de la SSA, tenía sus propias unidades de salud, su personal y recursos propios y, obviamente, sus prioridades, que generalmente no eran las de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia; a pesar de pertenecer ambas instituciones a la SSA, existían diferentes líneas de mando, duplicidad de funciones y competitividad para lograr el apoyo político y económico del gobernador en turno, situación que creaba severos conflictos que entorpecían la buena marcha de los servicios sanitarios de la entidad, hasta que en la década de los 60 se fusionaron a los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia.

En 1955 el estado se vio afectado por un ciclón que causó una gran zona de desastre en la Costa Grande, afectando, fundamentalmente, a las poblaciones de Papanoa, Coyuquilla, Arroyo Seco, Rancho Alegre y Cayacal.

En el año mencionado se instaló en Atoyac de Álvarez –zona eminentemente coprera y cafetalera– una dirección local de los Servicios Médicos Rurales Cooperativos, que venían funcionando en la entidad en forma independiente de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia, desde su creación a nivel nacional en 1936. Su jefe fue el doctor Juventino Rodríguez García. Estos servicios sanitarios específicos para zonas agrícolas organizadas y productivas, que proporcionaban al campesino poder adquisitivo para cofinanciar estos servicios, se fusionaron en la década siguiente con los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia. Llegaron a manejar siete centros de salud o unidades asistenciales en el estado.

A finales del mismo año se instala en Chilpancingo la zona IX de la Comisión Nacional para la Erradicación del Paludismo, padecimiento transmitido por un mosquito que había sido un verdadero flagelo para la población de la mayor parte del estado, causando gran morbilidad y mortalidad en ella. Su primer jefe fue el doctor Miguel González Mora. Esta comisión también se manejaba directamente desde la SSA en la Ciudad de México, es decir, tampoco dependía de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia en la entidad, lo cual complicaba más el funcionamiento y la organización de los servicios sanitarios en el estado, y acentuaba el desorden administrativo ya existente, con el funcionamiento de otros servicios independientes: los Rurales Cooperativos y los de Bienestar Social. Era tanta la falta de planeación y la ausencia de coordinación entre estas dependencias de la SSA que, a pesar de que la mayoría de los municipios de la entidad carecían de unidades sanitarias, se daba el caso de que algunas localidades tenían centros de salud de las tres instituciones.

En enero de 1957 se inicia la construcción en Acapulco de la primera unidad sanitaria del ISSSTE: la Clínica Regional para la Atención de los Trabajadores al Servicio del Estado.

En abril de 1957 toma posesión del Gobierno de la entidad el general Raúl Caballero Aburto, originario de Ometepec, que ratifica como jefe de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia al doctor Alejandro Sánchez Castro, quien dura 18 meses en el cargo y es suplido entonces por el doctor Daniel Añorve Martínez.

En ese año ocurrió un sismo que afectó toda la entidad y a la Ciudad de México, inclusive; en Guerrero, fue la capital del estado la población más dañada por este movimiento telúrico, pues en ella se suscitaron numerosas pérdidas materiales y humanas. En este lamentable suceso, el viejo hospital Guerrero sufrió daños de tal magnitud que fue imposible repararlo y hubo la necesidad de construir uno nuevo en el mismo lugar.

En esa época, la entidad, desde el punto de vista sanitario, estaba organizada en tres distritos: el Distrito Sanitario de las Costas; el del Centro, que además de la zona central del estado abarcaba también la zona de La Montaña, y el Distrito de Tierra Caliente, que también incluía la zona Norte. Cada distrito contaba con un epidemiólogo que funcionaba además como supervisor de su área correspondiente.

La infraestructura en salud continuaba siendo muy raquítica, pues el primer distrito sanitario –que contemplaba 22 municipios con 260 000 habitantes– tenía sólo tres centros de salud en Costa Grande, cuatro en Costa Chica y uno en Acapulco, ciudad que además contaba con el Hospital Civil Morelos; el Distrito Sanitario del Centro, que abarcaba 29 municipios, con una población de 313 880 habitantes, contaba únicamente con siete centros de salud –cuatro en la región de la Montaña y tres en la Centro–, más el Hospital Civil Guerrero, de Chilpancingo, y el Distrito de Tierra Caliente –que comprendía 24 municipios con una población de 390 791 habitantes– tenía tres centros de salud y una maternidad en la zona Norte y tres centros de salud y un hospital en Tierra Caliente. Asimismo, los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia continuaban aún sin un edificio propio para sus oficinas centrales.

Es conveniente recordar que funcionaban al mismo tiempo en Guerrero, en forma independiente de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia, los Centros de Bienestar Rural, “organismos de los mismos pueblos”, que llevaban a cabo una serie de acciones “para el desarrollo integral del estado” y los Servicios Médicos Rurales Cooperativos, específicos para grupos organizados de campesinos con poder adquisitivo, como los copreros, los cafetaleros y otros. A los anteriores se sumaba la Campaña Nacional de Erradicación del Paludismo (CNEP), también manejada directamente desde la Ciudad de México, con personal y recursos propios, dándole todo ello una complejidad tan acentuada al manejo sanitario de la población del estado que provocaba conflictos entre las instituciones mencionadas, duplicaba funciones y actividades, entorpeciendo y aumentando el costo de las acciones en forma irracional. Esta situación, que no era privativa del estado de Guerrero, provocó que en la década siguiente se fusionaran en todo el país estos organismos en uno solo, con excepción de la CNEP, llamado Servicios Coordinados de Salud Pública.

En 1957 inicia el IMSS sus operaciones en el estado de Guerrero, en el puerto de Acapulco, en instalaciones rentadas y servicios médicos subrogados por la Unión Médica Guerrerense, dirigida por el doctor Enrique Olea y Leyva, asociación que brindaba atención médica a los derechohabientes del IMSS; estos servicios se proporcionaron hasta 1961, año en el cual se inauguran las instalaciones oficiales de esta institución en la Av. Cuauhtémoc, con personal médico y paramédico propios.

La mortalidad registrada en Guerrero en 1960 fue la siguiente: 1.Gastroenteritis y colitis; 2.Avitaminosis y otros estados carenciales; 3.Gripes y neumonías; 4.Enfermedades propias de la infancia; 5.Homicidios; 6.Tumores malignos; 7.Accidentes; 8.Bronquitis; 9.Tos ferina; 10.Paludismo; 11.Disenterías; 12.Tuberculosis del aparato respiratorio; 13.Complicaciones del embarazo, parto y puerperio; 14.Enfermedades del corazón.

En el mismo año se pusieron en función las modernas instalaciones físicas de los Centros de Salud con Hospital de Chilpancingo e Iguala y la del Centro de Salud de Acapulco. Sus primeros directivos fueron: el doctor Octavio Patraca Morando, en Acapulco; en la capital del estado, el doctor Ramón Carreto Leyva era el director del Centro de Salud (antes unidad sanitaria), y el doctor Jesús Astudillo Leyva dirigía el hospital; en Iguala, el doctor Ramírez Reyes estaba al frente del Centro de Salud y el doctor Raymundo Abarca Alarcón, del hospital.

En Chilpancingo, el doctor Añorve Martínez, jefe de los Servicios Coordinados de entonces, ordenó que las oficinas de la Jefatura, que carecían de instalaciones propias, ocuparan la planta alta del Centro de Salud con Hospital de Chilpancingo, afectando seriamente el funcionamiento de esa unidad sanitaria durante décadas, pues la estancia de las oficinas centrales de los Servicios en ese lugar duró más de 20 años.

También en 1960, dada la vastedad geográfica y deficientes comunicaciones del estado, la Zona IX de la CNEP, con la finalidad de mejorar las actividades antipalúdicas, se divide en dos regiones: la Norte y la Sur, limitadas por el río Balsas; la primera ubicó sus oficinas centrales en Iguala y estaba a cargo del ingeniero Juan Manuel García Castellanos, y la segunda quedó asentada en Chilpancingo, bajo la jefatura del doctor Fernando Ríos Neri, quien había sido jefe de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia en el gobierno del Gral. Leyva Mancilla. En el año mencionado, el paludismo ocupaba el décimo lugar como causa de mortalidad entre la población de la entidad, con 275 defunciones, y el número seis como causa de mortalidad infantil, con 83 muertes registradas.

El 4 de enero de 1961 asume el gobierno el licenciado Arturo Martínez Adame, en sustitución del general Caballero Aburto, quien finalmente fue destituido a causa del enfrentamiento entre la población y el ejército, ocurrido en Chilpancingo por el conflicto universitario, en donde resultaron decenas de heridos y varios muertos.

Con Martínez Adame llega a la Jefatura de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia el doctor Augusto Fujigaky Lechuga, sanitarista de carrera, ex maestro de la Escuela de Salud Pública, y quien no obstante haber nacido en el estado de Puebla había residido desde los tres años de edad en Chichihualco y, por lo mismo, tenía un conocimiento profundo del estado de Guerrero y una gran relación afectiva con nuestra entidad. Su nivel técnico se observó desde el inicio de su gestión, cuando se elabora por primera vez un Diagnóstico de Salud de la entidad y un adecuado Programa de Trabajo.

Al finalizar el periodo gubernamental de Caballero Aburto, los Servicios Estatales de Salubridad y Asistencia del estado contaban con 25 unidades sanitarias en las cabeceras de 22 municipios, de tal manera que 53 de éstos no contaban todavía con centros de salud, es decir, la población rural, que era la mayoría de la población de la entidad, carecía aún de atención médica oficial, a pesar de que los “otros” Servicios también contaban con infraestructura física en algunas zonas de la entidad.

En 1961 vuelve a azotar las costas de Guerrero un gran ciclón (el Tara), siendo afectada en forma grave nuevamente la Costa Grande; se perdieron muchas vidas humanas y numerosas casas-habitación, así como centenares de cabezas de ganado y miles de palmeras. El daño fue tan notable que se dio el caso de la desaparición de poblaciones enteras que fueron sepultadas por deslaves, como sucedió con Nuxco, del municipio de Tecpan.

En esta administración se logró un crecimiento notable de la infraestructura sanitaria; al concluir el gobierno de Martínez Adame había 71 unidades sanitarias distribuidas en 36 municipios, y aunque más del 50% de éstos no contaban con unidad sanitaria alguna, 33 de las existentes ya se encontraban en pequeñas localidades rurales y eran atendidas por pasantes de medicina y enfermería.

En abril de 1963 toma posesión de la gubernatura el doctor Raymundo Abarca Alarcón y nombra jefe de los Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia al doctor Rolando Hugo Neri Calvo, médico, también sanitarista, originario de Chilpancingo.

En ese año las autoridades de la SSA, como parte de la reorganización de la estructura de la secretaría, fusionan las direcciones de Servicios Coordinados de Salubridad y Asistencia, la de Servicios Médicos Rurales Cooperativos, la de Saneamiento y Desarrollo Comunitario Rural y la de Epidemiología y Campañas Sanitarias en una sola, llamada Dirección General de Servicios de Salud Pública en Estados y Territorios, hecho que se reprodujo por etapas y mediante convenios en todas las entidades federativas en donde existían estos servicios, y Guerrero fue uno de los primeros estados en los que se aplicó esta fusión, formándose en nuestra entidad el organismo llamado Servicios Coordinados de Salud Pública, en el que quedaron integrados todos los servicios sanitarios existentes en la entidad, dependientes de la SSA, con excepción de la CNEP, que continuó manejándose directamente desde el nivel federal.

La organización de las oficinas centrales tomaba una estructura más completa, y ordenada y más técnica. Los Servicios Coordinados de Salud Pública adquirían mayores recursos con la fusión de todas las dependencias de la SSA en la entidad en una sola. Sus seis departamentos abarcaban prácticamente todas las áreas fundamentales del quehacer sanitario y quedaban en manos de profesionales capaces, de acuerdo a los requisitos establecidos para su nombramiento. La organización geográfico–administrativa se dividió en cinco distritos, haciendo más racional esta distribución, que permitió mantener un mejor control técnico sobre ellos.

Dentro de las actividades que destacaron en esta administración sanitaria, que duró poco menos de dos años, se recuerda la publicación bimestral del Boletín de Salud Pública del estado de Guerrero; la puesta en marcha del Programa de Obras Rurales por Cooperación y la construcción –a través de la Comisión Constructora e Ingeniería Sanitaria de la SSA– de otras 25 unidades sanitarias en la entidad.

En julio de 1964 un sismo, que superó los siete grados de la escala de Richter y que fue trepidatorio en sus inicios, azotó la región de Tierra Caliente y provocó grave destrucción en todas la poblaciones, fundamentalmente en aquellas ubicadas en las riberas de los ríos, como San Miguel Totolapan, Coyuca de Catalán, Ciudad Altamirano, Zirándaro y otras, causando decenas de heridos y cerca de 30 muertos en toda la región. Los Servicios Coordinados, junto con otras dependencias oficiales, realizaron actividades de emergencia para atender a los damnificados y prevenir brotes; el doctor Mario Suárez Quinto, director del Centro de Salud “B” con Sanatorio “D”, ubicado en Ciudad Altamirano, fue el coordinador de estas actividades.

En noviembre de 1964 se inauguran dos clínicas T3 del Instituto Mexicano del Seguro Social: una en Chilpancingo y otra en Iguala. Estas clínicas tenían seis camas y dos cuneros; brindaban consulta externa y servicios de cirugía general, obstetricia y hospitalización. La de Chilpancingo se ubicó en la avenida Alemán número 74 y la de Iguala en el km 158 de la carretera federal México–Acapulco.

En los primeros días de febrero de 1965 sale el doctor Rolando Hugo Neri Calvo de la Jefatura y lo substituye el doctor Elio Speciale San Vicente, también médico graduado en Salud Pública, quien permanece en el cargo poco más de un año; durante su gestión se inauguran siete centros de salud más.

A Speciale lo reemplaza el doctor Alberto Saavedra Ramos, médico cirujano de formación militar y origen acapulqueño, pero con muchos años de residencia en Chilpancingo. Durante la gestión del doctor Saavedra los programas destinados a las comunidades rurales alcanzaron su mayor auge, a través del Programa de Obras Rurales por Cooperación.

El 1 de abril de 1969 el profesor Caritino Maldonado Pérez toma posesión como gobernador del estado de Guerrero; en la Jefatura de los Servicios Coordinados de Salud Pública es ratificado el doctor Alberto Saavedra Ramos.

En 1970 las principales causas de mortalidad general en la población del estado eran las siguientes: 1.Enteritis y otras enfermedades diarreicas; 2.Influenza y neumonía; 3.Sarampión; 4.Homicidios; 5.Infecciones respiratorias agudas; 6.Accidentes; 7.Ciertas causas de la morbilidad y mortalidad perinatales; 8.Tumores malignos; 9.Avitaminosis y otras deficiencias nutricionales; 10.Enfermedades cerebro vasculares; 11.Enfermedades del corazón; 12.Bronquitis, enfisema y asma; 13.Tuberculosis del aparato respiratorio; 14.Tos ferina; 15.Anemias.

La gestión del profesor Maldonado solo duró dos años, pues murió en un accidente aéreo el 17 de abril de 1971, viajando en helicóptero de Ciudad Altamirano a Chilpancingo. La obra en salud es mínima.

Entra como gobernador interino el licenciado Israel Nogueda Otero. Este gobierno tuvo tres jefes de los Servicios Coordinados de Salud Pública: el doctor Alberto Saavedra Ramos continuó en el puesto cuatro meses más; posteriormente lo suple el doctor Francisco Deloya Bello, quien desempeña el cargo poco más de un año; y, finalmente, llega de nuevo el doctor Augusto Fujigaky Lechuga, quien concluye el periodo noguedista.

En ese momento, los Servicios Coordinados de Salud Pública en el estado seguían siendo manejados por medio de una jefatura general y cuatro jefaturas de departamento: el Departamento Técnico, el de Regulación Sanitaria, el de Administración y el de Estadística, que a su vez tenían varias subjefaturas. La organización sanitaria de la entidad continuaba dividida en cinco distritos sanitarios y su infraestructura física era totalmente insuficiente para las necesidades sanitarias de la población, pues únicamente sumaba 87 centros de salud, ubicados en 50 de los 75 municipios de la entidad, es decir, 25 de éstos no contaban todavía con algún tipo de unidad sanitaria. Esta infraestructura apenas cubría el 28.5% de la población total y la plantilla de personal de los Servicios contaba sólo con 712 trabajadores –incluyendo al personal de las oficinas centrales–, de los cuales 54 eran médicos, 108 enfermeras tituladas, 191 auxiliares de enfermería y 202 administrativos.

El ISSSTE, por su parte, tenía un hospital de 20 camas en Acapulco y subrogaba los servicios de los Centros de Salud con Hospital de la SSA en Chilpancingo e Iguala, y los servicios de 41 médicos privados en 24 cabeceras municipales, para atender a sus derechohabientes, que eran 42 241 en toda la entidad.

El IMSS tenía bajo su responsabilidad a 142 022 derechohabientes, que eran atendidos en cinco clínicas hospitales en Acapulco, Chilpancingo, Iguala, Taxco y Cocula, con 204 camas en total, 92 médicos, 242 enfermeras y ocho odontólogos.

Las fuerzas armadas, con hospitales de la Marina en Acapulco y del Ejército en Chilpancingo, tenían bajo su responsabilidad a 5631 personas.

En relación con la formación de profesionales de la medicina, en ese entonces no existía escuela de medicina en la entidad y sólo había dos escuelas dependientes de la UAG dedicadas a la formación de enfermeras generales: la número 1, ubicada en Chilpancingo y la número 2, en Acapulco.

En la administración del licenciado Nogueda Otero se inaugura el nuevo Hospital General del puerto de Acapulco, que suplió al viejo hospital Morelos, que desapareció por su deterioro físico, la escasez de recursos y su mal funcionamiento. También en el gobierno de Nogueda Otero, por gestiones del doctor Fujigaky, en estrecha colaboración con el sindicato de la SSA, se convierten todas las plazas de subsidio en plazas coordinadas, beneficiando a la mayoría de los trabajadores de los Servicios, pues casi el 70% de ellos estaban en condiciones de inseguridad laboral.

Coincidente casi con la llegada del doctor Fujigaky a la Jefatura de los Servicios Coordinados de la entidad, arriba a Guerrero, en el último trimestre de 1972, la epizootia de encefalitis equina venezolana, enfermedad viral transmitida por mosquitos hematófagos, que no solamente causó estragos en la población equina del estado, matando a millares de caballos, burros e híbridos, sino afectando también a centenares de personas, sobre todo en el medio rural, muchas de las cuales fallecieron o quedaron con secuelas neurológicas.

Esta administración elabora el Plan de Salud del Estado y lo presenta en la Primera Convención Nacional de Salud realizada en la Ciudad de México, con la finalidad de participar junto con las otras entidades federativas en la formulación del Plan Nacional de Salud 1974–1983. A través de la Comisión Constructora e Ingeniería Sanitaria de la SSA, el gobierno noguedista construyó algunos centros de salud; sin embargo, la infraestructura física sanitaria de la entidad creció poco en ese periodo.

A finales de 1974, la Universidad Autónoma de Guerrero establece la Escuela de Medicina en el Puerto de Acapulco.

En abril de 1975 asume la gubernatura del estado el ingeniero Rubén Figueroa Figueroa y es nombrado jefe de los Servicios Coordinados el doctor Rogelio Nava Gutiérrez. El doctor Nava, que no era sanitarista sino fisiólogo, le dio impulso a los programas nutricionales, fomentando el cultivo de soya, el criadero de chapulines, el cultivo del nopal y otras variedades alimentarias; sin embargo, los núcleos poblacionales a los que iban dirigidas estas actividades no aceptaron estas innovaciones en su dieta y, lamentablemente, fueron un fracaso. Por otro lado, en su administración se descuidó notablemente la normatividad de los programas prioritarios de la SSA, creando conflictos entre el nivel federal y el estatal.

El doctor Nava Gutiérrez desaparece los cinco distritos sanitarios y crea 28 jurisdicciones sanitarias formadas por dos o tres municipios cada una, sin capacitación previa al personal y limitando notablemente las actividades de supervisión del nivel central; ello trajo como consecuencia un desempeño deficiente, que disminuyó aún más la calidad de los servicios sanitarios en la entidad.

En 1976, en los inicios del Gobierno Federal encabezado por el licenciado José López Portillo, la SSA, a través de la Dirección General de Servicios Coordinados de Salud Pública en Estados y Territorios, elabora e implanta en el país el Programa de Extensión de Cobertura. Este programa incrementó notablemente el número de casas de salud en las áreas rurales, y el estado de Guerrero fue una de las entidades federativas más beneficiadas, ya que en el periodo de gobierno del ingeniero Figueroa Figueroa se construyeron o adaptaron alrededor de 150 en el área rural del estado, obra omitida de manera inexplicable por el titular de los servicios sanitarios en los informes de este gobierno.

A partir de 1977 desaparecen los Convenios de Coordinación directos entre la SSA y los Servicios Coordinados de Salud Pública de los estados, ya que dentro del marco de la Reforma Administrativa del Estado Mexicano se establecieron en la República los Convenios Únicos de Coordinación (CUC) entre la Federación y los estados. Le correspondió al gobernador Figueroa Figueroa firmar el primero de estos convenios.

En 1979 se firmó el Convenio IMSS–COPLAMAR para el establecimiento de servicios de salud en el medio rural. En este convenio se planteó el compromiso del Instituto Mexicano del Seguro Social de establecer en la República, entre 1979 y 1981, básicamente en las entidades federativas con mayor grado de marginación, 1690 nuevas unidades médicas rurales o urbanas y 22 nuevas clínicas hospital de campo, lo cual fue superado ampliamente. Hasta 1983 Guerrero había sido favorecido con 169 unidades médicas rurales y tres clínicas hospitales de campo que mejoraron la atención médica en el área rural de la entidad. En 1985, con la descentralización administrativa de los servicios sanitarios y la integración de la Secretaría Estatal de Salud, estos servicios se transfieren a la SSA, aumentando notablemente el número de unidades sanitarias rurales de este organismo y, por lo mismo, la cobertura poblacional alcanzada por éste.

También en 1979 la UAG funda la Escuela de Enfermería 3 en la población de Ometepec, y un año después, la 4, con sede en Taxco.

En 1980 las enfermedades o eventos que causaban mayor mortalidad en la población guerrerense fueron los siguientes: 1.Accidentes; 2.Enfermedades infecciosas intestinales; 3.Homicidios, 4.Neumonía e influenza; 5.Enfermedades del corazón; 6.Tumores malignos; 7.Ciertas afecciones originadas en la fase perinatal; 8.Bronquitis crónica, enfisema y asma; 9.Enfermedad cerebrovascular; 10.Cirrosis y otras enfermedades crónicas del hígado; 11.Diabetes mellitus; 12.Tosferina; 13.Tuberculosis pulmonar; 14.Deficiencias de la nutrición.

En abril de 1981 asume la gubernatura del estado el economista chilpancinguense Alejandro Cervantes Delgado y vuelve como jefe de los Servicios Coordinados de Salud Pública el doctor Alberto Saavedra Ramos.

En ese año aparece en Guerrero el dengue, nuevo padecimiento febril en el panorama epidemiológico de nuestra entidad, que es transmitido por un mosquito hematófago.

Al gobernador Cervantes y, por ende, al doctor Saavedra Ramos les tocó vivir el inicio de una nueva era dentro de la práctica y administración de la Salud Pública. En este periodo el país experimentó profundos cambios en la interpretación del concepto y el ejercicio de esta disciplina, en los cuales tuvieron una notable intervención dos distinguidos intelectuales guerrerenses: el Dr. Guillermo Soberón Acevedo, secretario de Salud en esa época, y el licenciado José Francisco Ruiz Massieu, subsecretario de Planeación de la misma institución.

Estos cambios se relacionaban con la consolidación del Sistema Nacional de Salud en todo el país, a través de la descentralización administrativa de los Servicios de Salud Pública, proceso que se vino asentando en Guerrero en forma paulatina a partir del segundo año de gobierno del licenciado Cervantes Delgado, hasta la firma del Convenio de Descentralización de los Servicios de Salud el 27 de marzo de 1984, proceso que facilitó la ampliación de la cobertura poblacional de los servicios sanitarios en el estado y la mejoría en la calidad de los servicios.

La base jurídica que sustentó estas transformaciones fue el Decreto Presidencial de febrero de 1983, que adicionó al artículo cuarto de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, reformas que establecieron el derecho a la protección de la salud de todos los mexicanos. Posteriormente, para dar cumplimiento a esta disposición, se promulgó la Ley General de Salud en febrero de 1984, que derogó el Código Sanitario vigente hasta esa fecha; este documento legislativo estableció la separación de competencias entre la Federación y los estados y especificó los rubros de la salubridad general. Para alcanzar esta situación, se elaboró el Programa Nacional de Salud 1984–1988.

En enero de 1985, en el nivel federal, la Secretaría de Salubridad y Asistencia fue transformada en Secretaría de Salud, creándose una estructura orgánica que permitiera a esta institución cumplir las funciones de coordinadora del sector y del Sistema Nacional de Salud, dejando el aspecto operativo de los servicios de salud a los estados. El instrumento básico para el cambio estructural lo constituyó el proceso de descentralización de los servicios de salud. En 1988 se había alcanzado la descentralización en 14 entidades federativas del país, una de las cuales era el estado de Guerrero, cuyos servicios sanitarios ya funcionaban en ese entonces como Secretaría Estatal de Salud.

Este proceso descentralizador provocó en nuestra entidad los efectos siguientes:

  • Se creó la Ley General de Salud del Estado de Guerrero, que suplía al vetusto Código Sanitario del estado vigente, decretado y publicado en 1932, durante el gobierno del general Castrejón.
  • Se fusionaron las unidades operativas del IMSS–COPLAMAR instaladas en Guerrero, con las de los Servicios Coordinados de Salud Pública del estado, quedando integradas en un solo organismo llamado Secretaría Estatal de Salud, organismo descentralizado que suplió a los Servicios Coordinados de Salud Pública en la entidad.
  • Aumentó notablemente el presupuesto de la nueva Secretaría Estatal de Salud y se incrementó en forma importante la construcción de nuevas unidades sanitarias y la rehabilitación de muchas otras, lográndose la suma de 436 unidades de primer nivel –que incluían las l69 de IMSS–COPLAMAR– para la atención de población sin seguridad social. Asimismo, creció en forma significativa el número de trabajadores de todos los niveles. Todo ello influyó para que la cobertura poblacional creciera substancialmente, alcanzándose en este sexenio un porcentaje sin precedentes: el 86% de la población.
  • Como apoyo al proceso descentralizador, se implantó el Modelo de Atención a la Salud para Población Abierta (MASPA), con la finalidad de hacer más eficientes los servicios de salud para la población sin seguridad social. Esta estrategia permitió, a partir de 1986, organizar paulatinamente en el estado la atención médica en tres niveles. Se construyeron las oficinas centrales de la Secretaría Estatal de Salud.
  • Se crean seis jurisdicciones sanitarias, que coincidían geográficamente con las regiones socioeconómicas en las que estaba dividida la entidad, de acuerdo a criterios técnicos del COPLADEG: Tierra Caliente, con sede en Tlapehuala; la Zona Norte, con sede en Iguala; la Zona Centro, con sede en Chilpancingo; la Zona de la Montaña, con sede en Tlapa; la Costa Grande, con sede en Acapulco; y, la Costa Chica, con sede en Ometepec.
  • Se inicia la descentralización de los servicios de salud, hasta el nivel municipal, alcanzándose a firmar en este periodo gubernamental convenios de cofinanciamiento con 60 municipios.
  • Se instalan las actividades de cirugía ambulatoria o de corta estancia, con correcciones de labio leporino y paladar hendido.

En ese año se inician los Días Nacionales de Vacunación, estrategia que permitió a mediano plazo la erradicación de la poliomielitis y el control adecuado de otras enfermedades prevenibles por vacunación. Años después estos “días nacionales” se convirtieron en “semanas nacionales de vacunación” y finalmente en “semanas nacionales de salud”, en las cuales, además de vacunar, se brindaban otros importantes servicios de salud a la población. Por otro lado, se inicia el grave brote epidémico de paludismo, que asoló nuestra entidad durante un sexenio: tres años del gobierno del licenciado Cervantes y tres años del correspondiente al licenciado Ruiz Massieu.

En 1985 aparece el SIDA en nuestra entidad, específicamente en Acapulco, ciudad en donde se suman varios factores de riesgo que favorecen el mecanismo de transmisión de este padecimiento.

En este sexenio gubernamental se fundó en Chilpancingo el Centro Estatal de Rehabilitación y Educación Especial, que de hecho iniciaba en Guerrero la instalación de instituciones de tercer nivel de atención. Dependía directamente del DIF estatal.

En abril de 1987 asume la gubernatura del estado el licenciado José Francisco Ruiz Massieu. Este gobernante crea un organismo público descentralizado llamado Servicios Estatales de Salud (SES), que suplía a la Secretaría Estatal de Salud, sectorizado dentro de la Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno estatal. Los SES tenían un organigrama encabezado por un Consejo de Administración cuya presidencia quedó a cargo del doctor Virgilio Gómez Moharro y una Dirección General Operativa, que estuvo inicialmente a cargo del doctor Jaime Pineda Salgado; a su vez, la Dirección General Operativa contaba con cuatro direcciones de área: Servicios de Salud, Planeación, Regulación y Control Sanitario, y Administración. A las seis jurisdicciones sanitarias que existían se agregó la de Acapulco que, por las características demográficas, socioeconómicas y epidemiológicas del puerto, obligó a formar una jurisdicción específica para la atención sanitaria de ese importante municipio. La sede de la jurisdicción sanitaria de la zona de la Costa Grande pasó a Tecpan.

La Dirección General Operativa cambia en dos ocasiones de titular: el doctor José Torres Mejía suple al doctor Pineda, y poco después, Torres es sustituido por el doctor Marco Antonio Adame Aguilera.

En el gobierno del licenciado Ruiz Massieu la infraestructura física de los servicios sanitarios continuó creciendo en forma acelerada, llegándose a la cifra de 552 unidades de primer nivel para la atención de la población sin seguridad social; al terminar su sexenio se había alcanzado el 91% de cobertura poblacional.

Durante la gestión de este gobernador se efectuaron importantes actividades en salud, que impulsaron este crecimiento y la mejoría de los servicios sanitarios:

  • Se instala el Programa de Apoyo de los Servicios de Salud para Población Abierta (PASSPA), que proporcionó numerosos vehículos de transporte, construyó y rehabilitó centenares de centros de salud y hospitales y proporcionó las plazas correspondientes, instaló brigadas móviles para comunidades de difícil acceso y equipos de radiotelefonía para unidades de salud aisladas.
  • Se realizan convenios con CONALEP para la formación de recursos humanos para la salud.
  • Se lleva a cabo un convenio para que el Servicio Médico Forense de la Procuraduría de Justicia del estado se transfiriera a los Servicios Estatales de Salud.
  • Se entregan tarjetas de gratuidad en servicios de salud para los campesinos afiliados a la CNC y CCI, situación que lamentablemente influyó en forma notable para que la descentralización, hasta el nivel municipal, fracasara en la mayoría de los municipios, pues el mantenimiento de las unidades de salud y el abasto de recursos materiales quebraron a los ayuntamientos; de hecho, esta descentralización sólo se logró en los cinco municipios más importantes de la entidad, que tenían la infraestructura y los recursos necesarios para ello.
  • Se implantó la Clínica Avanzada de Atención Primaria a la Salud en Acapulco (CAAPS), que tenía como objetivo fundamental desfogar la demanda de servicios del Hospital General de ese puerto.
  • A las actividades de cirugía ambulatoria o de corta estancia, dirigidas a la corrección quirúrgica de labio leporino y paladar hendido, se agregan las correcciones de malformaciones óseas y la corrección de problemas visuales (estrabismo y cataratas), que beneficiaron a cientos de pacientes de escasos recursos.
  • En mayo de 1992 inicia sus actividades, en la zona de hospitales de Acapulco, el Centro Estatal de Cancerología.
  • Se reforzó en forma extraordinaria la lucha contra el paludismo y el dengue, abatiéndose notablemente –en los últimos tres años de esa administración– estos padecimientos transmitidos por vector; también se incrementaron aquellas actividades contra las enfermedades crónico degenerativas, como el cáncer, la diabetes mellitus y la hipertensión arterial, enfermedades que desde algunas décadas atrás venían aumentando en la población en forma alarmante.

En 1989 se presentó –al parecer por el uso de vacuna inefectiva– un brote epidémico de sarampión en la población, que provocó miles de enfermos y numerosas defunciones, sobre todo en el medio rural del estado, el cual tardó varios años en controlarse; por el contrario, ese año fue el primero en el cual no se presentó ningún caso de poliomielitis.

En 1990 las principales causas de mortalidad en la población de Guerrero fueron las siguientes: 1.Accidentes de tráfico de vehículos de motor; 2.Homicidios y lesiones infligidas intencionalmente por otra persona; 3.Enfermedades del corazón; 4.Tumores malignos; 5.Enfermedades infecciosas intestinales; 6.Enfermedad cerebrovascular; 7.Diabetes mellitus; 8.Neumonía e influenza; 9.Cirrosis y otras enfermedades crónicas del hígado; 10.Deficiencias de la nutrición.

En 1991 llega a Guerrero el cólera, padecimiento diarreico agudo que tenía un siglo de no estar presente en la patología de los mexicanos. Las autoridades sanitarias, mediante grandes esfuerzos de todo el sector salud, tardaron siete años para erradicarlo.

En el mismo año se inicia en Guerrero la implantación del programa internacional Hospital Amigo del Niño y de la Madre, creado en la Cumbre Mundial a Favor de la Infancia, celebrada en Nueva York en 1990. Asimismo se implementa el Programa de Vacunación Universal, con estrategias bien definidas, que a corto plazo provocaron un importante descenso de la morbilidad de los padecimientos prevenibles por vacunación.

En enero de 1993, poco antes de finalizar el gobierno del licenciado Ruiz Massieu, se instala en parte de la CAAPS de Acapulco el Centro Estatal de Oftalmología.

En abril de 1993 toma posesión como gobernador de la entidad el licenciado Rubén Figueroa Alcocer. En su gestión gubernamental persiste la misma organización de los Servicios Estatales de Salud; ratifica al doctor Virgilio Gómez Moharro como presidente del Consejo de Administración y nombra al doctor Saúl Abarca Alarcón como director general operativo de los Servicios.

A finales de 1993 las unidades médicas interinstitucionales existentes en la entidad eran las siguientes: 632 unidades de primer nivel, de las cuales 576 eran de los SES; 22 de segundo nivel, correspondiéndole 11 de éstas a los SES, y tres de tercer nivel: Rehabilitación (DIF), Oftalmología y Cancerología (SES). Los médicos generales que laboraban en las instituciones de salud eran 1848, los médicos especialistas, 721, y el personal paramédico, 5647.

Un logro de trascendencia alcanzado por los servicios sanitarios interinstitucionales fue que, por medio de las acciones del Programa de Vacunación Universal, hubo cuatro años en que en el estado de Guerrero no se presentaron casos de poliomielitis ni difteria, y el resto de padecimientos prevenibles por vacunación había disminuido notablemente, y fue así que en 1993 sólo se registraron en la población de nuestra entidad un caso de tosferina, 18 de sarampión y 8 de tétanos neonatal. En 1995 se tuvo la satisfacción de que el secretario de Salud declarara erradicada la poliomielitis del estado de Guerrero, después de cinco años de no registrarse ningún caso.

Con la finalidad de ampliar la cobertura poblacional de los Servicios, en esa administración se extiende la estrategia de las clínicas rotatorias o brigadas itinerantes, que intentaba brindar atención sanitaria a aquellos guerrerenses que por la ubicación de la comunidad donde residían estaban todavía fuera de la cobertura poblacional lograda por las instituciones, a través de sus unidades de salud.

En marzo de 1996 concluye inesperadamente el gobierno de Figueroa Alcocer y toma posesión como gobernador sustituto el economista Ángel Heladio Aguirre Rivero. En ese momento Guerrero contaba con 636 unidades médicas de primer nivel, de las que 605 eran de los Servicios Estatales de Salud; y 22 de segundo nivel, correspondiéndole a los SES 11 de ellas. La cobertura alcanzada por los Servicios Estatales de Salud, en primer nivel, era ya del 93% de la población, quedando todavía poco más de 200 000 guerrerenses sin acceso regular a los servicios de salud.

Con Aguirre Rivero asume el puesto de presidente ejecutivo de los Servicios Estatales de Salud el doctor Carlos de la Peña Pintos y como director general operativo el doctor César Piña Cámara, quienes suplen a los doctores Gómez Moharro y Alarcón Abarca, respectivamente.

En esa administración –dentro del Programa de Reforma del Sector Salud– se instala el Paquete Básico de Servicios de Salud en todos los servicios sanitarios para población sin seguridad social; este paquete es un conjunto irreducible de servicios de salud, que se debían otorgar a toda la población en respuesta a sus necesidades de salud. Asimismo se implementa el Plan Maestro de Infraestructura en Salud (PEMISPA), que era un nuevo instrumento de planeación estratégica para la construcción de obra en salud y para la conservación y equipamiento de la misma. También entra en funciones el Programa de Ampliación de Cobertura (PAC) vinculado al Programa Sectorial del Plan Nacional de Desarrollo 1995–2000, en aquellas entidades federativas en las que había funcionado el PASSPA, y Guerrero había sido una de ellas. Este programa fue un apoyo económico muy importante para el crecimiento de la infraestructura física de los Servicios de Salud en la entidad. Al finalizar el trienio de Aguirre Rivero, los SES tenían 814 unidades de primer nivel –que proporcionaban cobertura sanitaria de primera instancia al 94% de la población sin seguridad social– y 14 hospitales de segundo nivel, que complementaban esta infraestructura sanitaria básica. Asimismo, había tres instituciones consideradas de tercer nivel: Cancerología, Oftalmología y Rehabilitación, más el Laboratorio Regional de Salud Pública.

La seguridad social estaba cubriendo al 32.8% de la población guerrerense, un 19.7% de ella era derechohabiente del IMSS y un 13.1% del ISSSTE.

En 1997 el huracán Paulina, de gran magnitud, azota las costas de Guerrero, causando grave daño al puerto de Acapulco, lugar donde provocó severos daños materiales y la muerte de 150 personas, aproximadamente. Fue una verdadera situación de emergencia, pues hubo interrupción de suministro de agua, suspensión de energía eléctrica, inundaciones e invasión de lodo en instalaciones turísticas de todo tipo, con notable deterioro de las mismas; por otro lado, lo anterior causó una alteración en la calidad sanitaria de los alimentos y disminución de las condiciones sanitarias del abasto procedente del mercado central, situación que hizo necesario establecer un intenso programa de vigilancia y control sanitario, para evitar brotes de padecimientos gastrointestinales y de otra índole.

Durante la gestión gubernamental de Aguirre Rivero se controlaron por fin el cólera y el paludismo, que tenían más de una década acentuando su presencia en la entidad; sin embargo, en este periodo el dengue tuvo brotes epidémicos alarmantes, con defunciones por dengue hemorrágico. Dentro de las actividades del Programa de Vacunación Universal se agregaron al esquema básico de vacunación otros biológicos: la triple viral y la dúplex para escolares.

Asimismo, en las actividades de control sanitario de este gobierno destacaron –dentro del Programa de Reforma del Sector Salud y el proceso de simplificación administrativa– las reformas realizadas al texto de la Ley General de Salud, en materia de regulación, control y fomento sanitario, que disminuyó el número de giros sujetos a control sanitario, centrándose en la eliminación del requisito de licencia sanitaria y reduciendo el número de trámites de 115 a 67. De igual importancia fue la instalación en Guerrero de la Red Mexicana de Municipios por la Salud (municipio saludable), que contribuye notablemente para el cambio y la estructuración de una nueva salud pública a nivel municipal, y a la descentralización de los servicios de salud, hasta dicho nivel.

El 1 de abril de 1999 asume la gubernatura del estado de Guerrero el licenciado René Juárez Cisneros, quien ratifica al doctor Carlos de la Peña Pintos como presidente del Consejo de Administración de los SES, y nombra al doctor Pedro Román Martínez como director general operativo en lugar del doctor César Piña Cámara. Este organigrama dura sólo seis meses, pues mediante la nueva Ley Orgánica de la Administración Pública del Estado de Guerrero los SES desaparecen y se crea nuevamente la Secretaría Estatal de Salud, organismo encargado de coordinar el Sistema Estatal de Salud e impulsar integralmente los programas de salud en la entidad. Con esta nueva estructura sanitaria desaparece la Dirección General Operativa, y las direcciones de área se convierten en Subsecretarías. El doctor De la Peña continúa como secretario de Salud dos años más, fecha en la cual es sustituido por la doctora Verónica Muñoz Parra.

En septiembre de ese año se inicia la verificación de la plena cobertura en la entidad, proceso que duró 10 meses, certificándose el 97.5% de cobertura poblacional. La infraestructura física de la Secretaría Estatal de Salud sumaba en esos momentos 832 unidades de primer nivel, 14 hospitales generales, 14 hospitales integrales y 48 brigadas itinerantes.

Las coberturas con esquema completo de vacunación se han mantenido en este sexenio con porcentajes superiores al 95% en aquellos grupos de población infantil susceptibles a los padecimientos prevenibles con este recurso, hecho que ha permitido que no se registren casos de difteria, sarampión, rabia humana y tétanos neonatal. La lepra, el paludismo y el dengue se mantienen en control epidemiológico hasta el momento. Por el contrario, el SIDA y la tuberculosis continúan siendo problemas sanitarios de trascendencia, pues la morbi-mortalidad por estos padecimientos sigue en ascenso y tienden a incrementarse cada vez más.

Para mejorar la infraestructura del tercer nivel de atención, se inauguraron, en marzo de 2001, las instalaciones propias del Centro Estatal de Oftalmología y el Centro Estatal de la Transfusión Sanguínea en Ciudad Renacimiento.

El 1 de abril de 2005 asumió la gubernatura el contador público Carlos Zeferino Torreblanca Galindo. Nombró como secretario de Salud al gastroenterólogo Luis Barrera Ríos, quien renunció tres años despues. Actulmente el titular es el doctor Antonio S. Jaimes Herrera.

Una de las políticas generales de este gobierno en aspectos de salud ha sido la de no construir nuevas unidades médicas mientras no se rehabiliten y fortalezcan las existentes; esta decisión, tomada fundamentalmente por los recortes presupuestales habidos, ha dado como resultado que la infraestructura en salud no haya crecido mucho en relación a lo que dejó el gobierno anterior. Actualmente, existen 969 centros de salud de primer nivel, 20 unidades básicas comunitarias y 14 hospitales de segundo nivel. Está en proceso de construcción en la ciudad de Chilpancingo un hospital de segundo nivel con 120 camas, con el propósito de inaugurarlo antes de que concluya el sexenio.

El panorama epidemiológico del estado continúa caracterizado por el continuo abatimiento de las enfermedades infectocontagiosas de la población –mediante diversas medidas como la vacunación– y la expansión de los padecimientos crónicos y degenerativos, por haberse alcanzado altas expectativas de vida en grandes grupos poblacionales. No obstante, continúan siendo las enfermedades respiratorias agudas y los padecimientos diarreicos las patologías que causan más enfermos en Guerrero, sobre todo en grupos poblacionales extremos, aunque la mortalidad que ocasionan haya disminuido notablemente, básicamente porque existe una atención más oportuna de los pacientes.

Ante el crecimiento alarmante de algunas enfermedades crónicas y degenerativas en la población –como la diabetes, la hipertensión arterial, el cáncer cervicouterino, el cáncer mamario y otros–, el de algunos padecimientos infecciosos –como el SIDA y la tuberculosis– y algunos problemas sociopatológicos –como las adicciones–, los servicios estatales de salud se han esforzado por dar atención específica a este tipo de enfermos, mediante programas bien definidos y la instalación de centros especializados en las principales ciudades de la entidad, con la finalidad de darles a estos pacientes un servicio técnico adecuado con personal debidamente capacitado.

Las coberturas con esquemas totales de vacunación continúan siendo superiores al 95%, hecho que mantiene protegidos a los grupos infantiles susceptibles a padecimientos propios de la infancia, como el sarampión, la difteria, el tétanos, la influenza estacional y otros; asimismo, se han establecido esquemas de vacunación a mayores de 60 años, con la finalidad de proteger a la población de mayor edad contra padecimientos como la influenza estacional, que causa neumonías de alta mortalidad en estos grupos de edad.

(FLE)