Ponche

Bebida que forma parte del ambiente decembrino en toda la geografía guerrerense al igual que en otras entidades de la República Mexicana. Desconocemos cuáles son las jurisdicciones territoriales que abarca la costumbre popular de tomar ponche; de igual manera ignoramos el lugar exacto donde se originó su uso y disfrute; sin embargo, de lo que sí podemos dar testimonio es de que en Guerrero está arraigada la tradición de tomarlo en la época en que todo son buenos deseos, principalmente de bienestar, de fraternidad, armonía y salud.

En las convivencias familiares de los días de invierno son repartidos aguinaldos a los niños y niñas; a los adultos, el calientito y aromático ponche a veces acompañado de su “piquete”; todo esto en torno a la representación del “nacimiento del niño Dios”, el árbol navideño y adornos relacionados con la Navidad y el Año Nuevo. Para completar la fiesta, en ocasiones se rompen piñatas y entonan cantos.

Para preparar los ponches existen muchas recetas, invariablemente con frutas naturales. Por lo general se ponen a hervir tejocotes, guayabas, peras, manzanas, piña, pasas, pedazos de caña y canela; y, para endulzar, se usa azúcar, piloncillo o panocha. Para matizar el ambiente costumbrista, es ofrecido para tomar en jarros de barro, aun cuando también puede ser en tazas o vasos.

No dudamos que este mismo preparado de frutas pueda tener otras denominaciones. En la obra Sabores surianos, de Hilda Sara Figueroa Alcocer, 1998, aparece con el nombre de “Té de frutas de las monjas”. Como dato curioso, encontramos con el nombre de ponche a preparados a base de huevo –mezcolanzas parecidas al rompope–, bajo la clasificación de: ponche básico, ponche de naranja, ponche de caldo de res y ron, ponche jersey, e incluso otro, cuyos ingredientes se citan en el nombre: ponche de especias y vino tinto, en el libro Secretos de la buena cocina. Métodos comprobados. Recetas infalibles, Selecciones de Reader’s Digest, México, 1976.

Ladislao Cienfuegos Espíritu en su obra Navidad y Año Nuevo, tradiciones y costumbres (1993), transcribe un villancico navideño, de autor anónimo, para cantarse al momento en que los niños pasan a golpear la piñata, en donde entre el texto cita al ponche, que dice:

… anda compadre, no sea payaso
y de ese ponche ponga en mi vaso
castaña asada, piña cubierta,
denle de palos a los de la puerta
y que les sirvan ponches calientes
a las viejitas que no tienen dientes…

(JRV)