Con 190 km de longitud, aproximadamente, la vertiente marítima de la Costa Chica se inicia en el municipio de San Marcos y llega hasta Cuajinicuilapa, municipio limítrofe con el estado de Oaxaca; dentro de esta extensa franja costera se encuentran, además, las municipalidades de Florencio Villarreal, Copala y Marquelia.
Panorámica de Playa Ventura.
Con salidas al mar, los cinco municipios costachiquenses mencionados cuentan en su territorio con cabezas de playa potencialmente turísticas, bañadas por las tibias aguas del océano Pacífico. La carretera nacional 200, que atraviesa la región, corre paralela a la costa de oeste a este, es decir, de Acapulco a Cuajinicuilapa; varios ríos (Nexpa, Copala, Marquelia, Quetzala), orientados de norte a sur, bajan de la sierra para desembocar en el mar. Asimismo, se localizan importantes lagunas litorales (Tecomate, Chautengo, Apozahualco) y un sinnúmero de esteros de diversos tamaños, donde se explota la pesca y se hallan puntos claves para ejercer el turismo o el ecoturismo más variados.
Dado su aislamiento ancestral, la región de la Costa Chica ha experimentado poco desarrollo en infraestructura en casi todos los órdenes de la vida económica y social; en términos generales, es una zona predominantemente rural. Incluso en el sector agrícola existen grandes y graves rezagos, pues la mayoría de los cultivos básicos del autosustento son de temporal; la producción pesquera, realizada sobre todo con instrumentos rudimentarios (anzuelo, atarraya, etc.), no representa más que un volumen si bien suficiente para satisfacer la demanda regional, con escaso excedente para su comercio externo. El fenómeno de atraso es también asaz evidente en los medios de comunicación; ello se manifiesta fundamentalmente en tener tan sólo dos carreteras de mediana construcción, con pocos ramales, a menudo de terracería.
A falta de la infraestructura adecuada, el turismo que aquí se desarrolla tiene más bien carácter de empresa incipiente, popular (familiar inclusive), a cuyas playas acuden mayormente turistas locales y nacionales en pequeño número y de poca importancia económica.
Como turismo temporero (de octubre a mayo), la gente que se dedica a ello no es profesional, aunque ya hay uno que otro; la mayoría de extracción campesina, combina el trabajo de agricultor con el quehacer turístico. Si bien existen establecimientos con servicios permanentes para el usuario (hoteles, cabañas, restaurantes) en sitios como Playa Ventura (Copala) y Marquelia, en las demás playas de mar abierto se cuenta tan sólo con enramadas o palapas improvisadas. En cualquier caso, se trata de entornos playeros con una riqueza ecológica digna de ser visitada, ahora que las playas de alto turismo devienen polos contaminantes.
La belleza del paisaje litoral costachiquense lo marca un ambiente de magia del mundo acuático, dominado en diversos sitios por los manglares, esos árboles que hunden sus enormes raíces en el fango de charcos y lagunas adyacentes al mar, sirviendo de sustento y refugio a muchas especies animales que forman un peculiar ecosistema. Por encima de los mangles asoman esbeltas y alborozadas palmeras, uno de los símbolos más potentes de la costa guerrerense. La fauna silvestre es nutrida en aves canoras de cantos armoniosos y coloridos plumajes de pájaros; sobre el espejo líquido marino se refleja el desfile de las gaviotas, las garzas, los patos, las garcetas, los alcatraces y los pelícanos.
Mangle
La rica fauna marina alberga entre otros: guachinango, abulón, robalo, ajujón, pargo, curvina, ostión, chancla, boba (especie de pargo), ojotón, langostino, mojarra, ojotón de piedra, sierra, jurel, cazón y las variadas especies de tiburón; los ríos proporcionan camarón de castilla y trucha, y las lagunas y charcos, jaiba, chacal, bagre y charra.
Entre las playas más conocidas abiertas a la recreación turística están las de Tecomate (San Marcos), Pico del Monte y Chautengo (Florencio Villareal), Playa Ventura, Casa de Piedra, Ojo de Agua y Mate Mangle (Copala), La Bocana, Las Peñitas y Barra de Tecoanapa (Marquelia) y Punta Maldonado (Cuajinicuilapa). En general (salvo la de Tecomate, más próxima a la ciudad de Acapulco), las playas del centro de la Costa Chica son de reciente apertura al público; muchas de ellas fueron inauguradas hace dos décadas, con excepción de Playa Ventura, que tuvo acceso al turismo en los años 60 del siglo pasado. Por su antigüedad y por ofrecer una infraestructura más modernizada, desde hace un tiempo goza de reconocimiento nacional; cuenta con hoteles y restaurantes a varios niveles; da servicios de lancha motorizada y promueve la pesca turística.
Pescadores en Las Peñitas.
Las playas más socorridas por los visitantes se localizan en el circuito Copala–Marquelia; lejos del tráfago humano que producen las grandes aglomeraciones, se encuentran a poca distancia de la carretera nacional Acapulco–Pinotepa, con vías pavimentadas para su acceso. En todas ellas se pueden degustar platillos hechos a base de mariscos que son preparados en las tradicionales palapas o cabañas rústicas y, cuando no están en veda, huevos de tortuga, carne de caguama, iguana adobada y camarones o jaibas frescos.
La Bocana, la más visitada hoy en día, se ubica a 3 km del pueblo cabecera, en la desembocadura del río Marquelia; ofrece la posibilidad de pasear por las aguas fluviales o marinas en las embarcaciones de los pescadores. 6 km al sureste de Marquelia se encuentra Las Peñitas, pequeña bahía de aguas quietas y ricos manglares; los servicios son mínimos, pero ideal para acampar. En la misma dirección, 10 km adelante, se halla la Barra de Tecoanapa, sitio idóneo para conocer las artes de la pesca con trasmayo en el mar o atarraya en el río Quetzala, que ahí se encuentra con el océano. Contiguo a este lugar se localiza Playa La Tortuga, donde llega a desovar la tortuga laúd y de junio a noviembre la tortuga golfina.
A diferencia de Playa Ventura, que cuenta con todos los servicios a orillas del mar, Marquelia ofrece al turista playas sólo para su esparcimiento (bañar, comer o acampar); sus seis hoteles, un motel y dos casas de huéspedes se concentran en el pueblo cabecera. La capacidad actual de hospedaje es de 150 habitantes, similar a la de Playa Ventura.
Playa La Bocana.
La época de mayor afluencia turística son los meses de diciembre y enero, así como la Semana Santa (marzo o abril). Durante el resto del año sólo los fines de semana se cuenta con visitantes. En Copala y Marquelia, también existen lugares adecuados para practicar el campismo con un alto índice de seguridad.
Laguna en la barra de Tecoanapa.
(BM)