Como es sabido, el hombre desde el inicio de su existencia se ha valido de las plantas para su alimentación. A partir de aquellos tiempos hasta la actualidad sigue disfrutando de una gran variedad de especies vegetales que le proporcionan nutrientes, como alimentación básica o complementaria. Dentro de la rica flora guerrerense se encuentran varias especies: algunas se consideran netamente silvestres, otras ya han sido domesticadas, y otras más proliferan cerca del hombre –se les denomina arvenses (plantas que invaden los cultivos), y por su utilidad se les tolera y a veces hasta se les fomenta para tenerlas accesibles y ser aprovechadas en caso necesario.
De las plantas comestibles, por lo regular sólo se aprovecha una parte de ellas y únicamente en determinada etapa de su vida. Es importante conocer estos detalles ya que de no tomarlos en cuenta las consecuencias podrían ser fatales, debido a que hay plantas que tienen una parte comestible y otra venenosa. Una observación más es que debemos saber qué cantidad o concentración es aceptada en la ración alimenticia, debido a que hay vegetales que en determinada dosis son inocuos pero al incrementarse se tornan perjudiciales.
A continuación relacionamos algunas plantas comestibles localizables en Guerrero, de las cuales destacamos alguno o algunos de los siguientes atributos: como silvestres o arvenses, la parte comestible, la parte propicia para el consumo, y si son o no inocuas o venenosas: chipil o chipile (Crotalaria pumila), herbácea arvense que prolifera en los carriles de las áreas de cultivo o entre las plantas cultivadas; se aprovechan sus hojas, flores y retoños (no su fruto) hervidos, complementados con cebolla, chile y limón; es un platillo típico en temporada de lluvias que se consume en la región de la Tierra Caliente o en otros lugares del estado. Guaje (Leucoena glauca), árbol silvestre y doméstico; se aprovechan retoños y semillas crudas; contiene una sustancia tóxica denominada mimosina que cuando se consume en abundancia puede ser tóxica. Guajillo (Leucaena microcarpa), planta arbustiva silvestre de la que se aprovechan las vainas y retoños, crudos, como complemento alimenticio, inocuo. Pápalo pipicha (Porophyllum tajetodes), herbácea arvense; se aprovechan sus hojas crudas como alimento complementario. Quelites, diferentes plantas herbáceas y arbustivas silvestres de las que se aprovechan sus tallos, hojas y espiga tiernos, como alimento. Verdolaga (Portulaca oleracea), herbácea arvense que crece entre los cultivos; se aprovechan tallos tiernos, hojas y flores, hervidos; cruda puede ser venenosa.
Entre las plantas silvestres que aportan sus frutos como alimento o como complemento alimenticio de otros nutrientes tenemos: Huicume (Lucama palmeri); pinzán (Pithecollobium dulce); pitahaya (Acanthocereus penagonus); chucumpún (Cytocarpa procera); ticuche (Randia blepharodes); uva (Ampelocisseus acapulsensis); nanche común (Byrsonima crassifolia); capire (Mastichodendron capiri); nanche de perro (Bunchosia lanceolata); guayaba de zorra (Albertia edulis); timbiriche (Bromelia aratas); ilama (Annona diversifolia. El fruto es comestible pero el resto de la planta es tóxica); querengue (Vitex hemsleyi).
Algunas plantas aportan sus flores para la alimentación, como: calabaza (Cucúrbita máxima), colorín (Erythrina americana), cempasúchil (Tajetes erecta), xinula o xiñula (Cosmos sulphureus).
Hay plantas de las que se aprovechan sus raíces o tubérculos; por ejemplo: sumpul o shumpul –planta herbácea trepadora (bejuco) silvestre que prolifera en tiempo de lluvias, común en los cerros de la región de Tierra Caliente–; jícama silvestre –pequeña planta herbácea de unos 20 cm de alto, su raíz es un tubérculo comestible con sabor similar a la jícama doméstica. Prolifera en tiempo de lluvias.
(EAV)