Fiesta cuyo origen se remonta a la época virreinal. Se estableció a raíz de la Conquista. En 1812, fue suprimida por la misma Corte española. Se celebraba el 13 de agosto, en memoria de que en esa fecha había culminado la toma de la Ciudad de México–Tenochtitlán, y con ella la del principal señorío del México prehispánico. El 13 de agosto también se conmemora a san Hipólito de Roma, quien en el Siglo III fuera el último escritor romano de lengua griega; se opuso al papa Calixto y dio lugar a un cisma en la Iglesia (primer antipapa).
Tlacololeros
Carlos V aprobó la idea y la práctica por decreto o cédula de 1530. En 1532 el ayuntamiento de la ciudad (capital de la Nueva España) dotó con $25.00 al regidor que sacara la bandera de la misma, llamada Pendón, de donde proviene el nombre de la fiesta.
El dato más antiguo en los libros municipales es de 1528. Se dispuso que hubiera una fiesta religiosa, una corrida de toros, una cabalgata y parada (desfile) de infantes, desde la casa del mismo ayuntamiento hasta la iglesia de San Hipólito, regresando por la calle de Tacuba. Se ordenó que quien tuviera caballo y no participara en la procesión festiva fuese penado con el pago de $10.00 de oro.
La fiesta llegó a su mayor esplendor durante el Siglo XVII. El concejal designado llevaba el Pendón, y le hacían guardia el virrey a la derecha y el presidente de la audiencia a la izquierda; los seguían los oidores, regidores y personajes de la nobleza, montados a caballo. Presidía e iniciaba la cabalgata el alférez real, armado. En la iglesia, la comitiva era recibida por el arzobispo, quien celebraba la misa. Terminada ésta, los participantes regresaban a la casa de cabildos, donde se les agasajaba. Cuando los sorprendía la lluvia, debían continuar con el desfile, pues el rey prohibió su interrupción.
En el Siglo XVIII la fiesta fue decayendo; el virrey, por orden real, mandó que se multara a los que no concurrieran debiendo hacerlo. A partir de 1812 el evento se redujo a una misa en San Hipólito. Pasada la consumación de la Independencia, fue cesando casi en su totalidad, pues se pensaba que aquella aciaga fecha no merecía ser recordada de esta manera.
Fueron casi 300 años de llevar a cabo esta actividad y quedó muy enraizada en la provincia mexicana, por lo que, tanto el clero como el pueblo, siguieron celebrándola con otros significados y motivos, cultivándola y enriqueciéndola con sus propias tradiciones.
En la ciudad de Chilpancingo se realiza una fiesta que data del Siglo XIX y que se convirtió en una tradición ya fuertemente arraigada en las costumbres de esa población. Se llama también Paseo del Pendón; se organiza, actualmente, el domingo anterior al 24 de diciembre, y con este acto se inicia la feria (v. Feria de San Mateo, Navidad y Año Nuevo). Se trata de un desfile lleno de colorido, música y danza que recorre las principales calles de la ciudad. A la vanguardia de esta pintoresca procesión llevan un estandarte que identifica la feria.
El Estandarte del Pendón fue creado por el pintor chilpancingueño Francisco Antonio Alarcón Tapia. Lo porta una joven vestida con traje charro, montada a caballo. Otra dama con vestido similar va a su lado, también montada a caballo, portando el escudo de Chilpancingo; lleva la puya y las jarillas, símbolo de la fiesta que se realiza cada 25 de diciembre.
El orden que sigue el desfile es: patrulla, sonido, burrita cargando castañas con mezcal, Estandarte del Pendón, Estandarte del Escudo de Chilpancingo, música de viento, manta tradicional del Paseo del Pendón, Señorita Flor de Nochebuena.
Comitiva: gobernador del estado en turno, presidente municipal, Patronato de la Feria de San Mateo, Navidad y Año Nuevo, invitados especiales de los tres poderes, Banda de Música del estado, mayordomía, Comité de Desarrollo, banda de música y danzas, los barrios de San Mateo, San Antonio, San Francisco, Santa Cruz y Tequicorral llevando sus carros alegóricos y en ellos las señoritas Flor de Nochebuena.
Danza de Los Diablos.
En la 183 edición de la Feria de Chilpancingo (diciembre 2008–enero 2009) participaron más de 100 danzas invitadas, representantes de las siete regiones del estado, con duración de cuatro horas, aproximadamente, con el itinerario siguiente: Jardín de San Mateo, calles: Hidalgo, Cinco de Mayo, Galo Soberón y Parra, Avenida Juárez, Ignacio Ramírez, Colón, Avenida Miguel Alemán, Antonia Nava de Catalán, Altamirano y Heroínas del Sur, hasta llegar a la plaza Belisario Arteaga, para disfrutar el famoso “porrazo del tigre”.
(ETA/JGCL)