Es lugar de esparcimiento para beneficio de los habitantes de la ciudad y puerto de Acapulco, así como de visitantes de otros lados.
Se encuentra ubicado sobre la avenida Miguel Alemán, a la altura de la playa Hornos, en Acapulco, Guerrero.
Entrada al Parque Papagayo.
Referencias históricas:en tiempos de la Colonia, en este sitio había hornos para cocer ladrillos, motivo por el cual la playa que se localiza a esa altura tomó el nombre de playa Hornos. Posteriormente esos terrenos se llenaron de huertas de diversos frutales, cuyos propietarios eran algunas familias acapulqueñas, entre las que se encontraba la de Juan R. Escudero. Fue hasta 1931 cuando por decreto se expropiaron dichos huertos argumentando causa de utilidad pública, aunque después se supo que era en beneficio de la clase política allegada al entonces presidente de la República don Pascual Ortiz Rubio, entre los que se encontraba el guerrerense general Juan Andreu Almazán.
Al indemnizar a los afectados se tuvo conocimiento de que un hermano de los Escudero, llamado Fulgencio, recibió la cantidad de $ 20 000.00.
Al quedarse el general Andreu Almazán con el predio, se le acercó el señor Emilio Azcárraga Vidaurreta a fin de proponerle formaran una sociedad para construir un hotel en ese terreno. Al parecer no hubo entendimiento y, por iniciativa propia, Andreu Almazán instaló una serie de bungalows a los que denominó hotel Hornos –primero que se estableció a orillas de la playa–. Después ese hotel fue rebautizado con el nombre de hotel Anáhuac, y finalmente conocido como hotel Papagayo. Este hostal contaba con tres bungalows y un amplio salón utilizado como comedor y espacio para fiestas, lugar donde se celebró la apertura del hotel con la asistencia de importantes personalidades como el gobernador del estado general Adrián Castrejón Castrejón, el secretario de Gobernación Emilio Portes Gil y el secretario de Guerra y Marina general Joaquín Amaro, entre otros.
Extinto hotel Papagayo. Fue uno de los hoteles más famosos de Acapulco, sobre todo cuando se hospedó ahí la célebre pareja formada por María Félix y Agustín Lara en 1947.
Dicho hotel era considerado como uno de los más famosos de esos tiempos, sobre todo cuando se hospedó ahí la pareja célebre formada por María Félix, “la Doña”, y Agustín Lara, quienes llegaron para pasar su segunda luna de miel en 1947. Después se construyó ahí un edificio moderno.
A la postre, este aposento fue decayendo; finalmente, el 15 de julio de 1972 cerró sus puertas para siempre. Así estuvo en ruinas durante muchos años, hasta que siendo gobernador del estado el ingeniero Rubén Figueroa Figueroa dispuso su expropiación por causas de utilidad pública, según decreto s/n de fecha 19 de febrero de 1979, publicado en el Periódico Oficial del 28 de febrero de 1979.
El propósito del gobernador era establecer un parque recreativo, con carácter futurista, en bien de la ciudadanía; así lo manifestó en Ayutla el 1 de marzo de 1979 al conmemorarse un aniversario más de la promulgación del Plan de Ayutla; dijo entonces lo siguiente: “No han dejado a los acapulqueños un solo metro de tierra para los vitales pulmones verdes de la ciudad y tampoco para las áreas recreativas indispensables para la comunidad. Esta será sin duda la más importante de la ciudad, para solaz de propios y extraños”.
Teatro al aire libre dentro de las instalaciones del parque.
El proyecto era sumamente ambicioso, pues se pensaba instalar un teatro al aire libre, una biblioteca, un acuario, un aviario, un teleférico, una montaña rusa, una rueda de la fortuna gigante, un lago para lanchas a control remoto, lanchas choconas, cines, restaurantes, exposición y venta de artesanías, salón de usos múltiples, pista para patinaje, juegos mecánicos, además de múltiples atracciones infantiles, entre otras cosas. Para llevar a cabo este proyecto el gobernador asignó $400 000 000.00.
Antes de efectuar lo proyectado, surgieron algunos serios inconvenientes: al expropiar dicho predio se pensó que serían los familiares del general Andreu Almazán quienes se inconformarían por tal acto, pero no fue así, sino que protestaron algunos empresarios de la iniciativa privada, como los hermanos Estanislao y Manuel Blanco, propietarios de la cadena de tiendas Blanco sucesores, quienes, según se supo, habían pagado $40 000 000.00 por el hotel Papagayo en ruinas. Al enterarse de la expropiación, los empresarios recurrieron al amparo ante la justicia federal, argumentando que era anticonstitucional el decreto de expropiación. Con eso se inicia un largo y tedioso litigio.
El proyecto continúa hasta que el 28 de febrero de 1981 se inaugura la magna obra con el nombre de Parque Ignacio Manuel Altamirano, en honor al ilustre escritor guerrerense, y fue abierto al público el 10 de marzo del mismo año. Había en sus instalaciones cerca de 2000 aves de las más hermosas, tanto exóticas como nativas, traídas de Sudamérica y de diversos lugares: tucanes, papagayos, flamingos, gallinas de Guinea, urracas, palomas, patos, y otras más. También se localizaban venados, monos araña, cocodrilos, etc. Se construyó un paso a desnivel con el fin de que el público tuviera acceso de la playa al parque y viceversa, más bajo que el nivel del mar, lo que a la postre acarrearía graves consecuencias (con el huracán Paulina se inundó).
En el acto inaugural estuvieron presentes el presidente de la República licenciado José López Portillo y su esposa doña Carmen Romano, el gobernador del estado ingeniero Rubén Figueroa Figueroa y su esposa doña Lucía Alcocer, el candidato electo (en ese entonces) licenciado Alejandro Cervantes Delgado, el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez, quien participó en la remodelación de las instalaciones, y otras personalidades más. Correspondió al señor Carlos E. Adame, periodista y cronista de la ciudad y puerto de Acapulco, agradecer a los mandatarios, tanto federal como estatal, el beneficio que esta obra traería para el puerto de Acapulco.
Se calcula que tuvo un costo total de $1200 000 000.00.
Mientras tanto, el litigio continuaba, y el 6 de abril siguiente la justicia federal, a través del Tribunal Colegiado del Segundo Circuito con sede en Toluca, concede el amparo a los hermanos Blanco, obligando éstos al fideicomiso que administraba el parque a suspender cualquier obra que quisieran realizar en él.
Don Rubén Figueroa Figueroa concluye su mandato el 31 de marzo de 1981, y entra al relevo el licenciado Cervantes Delgado, quien, al parecer, no hace gran cosa por resolver el conflicto; las instalaciones comienzan a deteriorarse, los animales mueren por falta de atención, o se pierden; así pasan los seis años de su mandato, hasta que asume el poder el licenciado José Francisco Ruiz Massieu. Este nuevo mandatario comienza entregando el parque a una empresa denominada Coordinación de Centros Recreativos, pero esto al parecer no dio los resultados esperados; entonces el mandatario dio la orden para que se construyera el nuevo Palacio Municipal (referencias proporcionadas por la prensa escrita), no sabemos cuál sería el motivo para no acatar esta disposición. Con el fin de solucionar el añejo conflicto con los empresarios, les propuso realizar un trueque donándoles unos terrenos por la zona de Punta Diamante, además de proporcionarles el monto por concepto de la venta de una parte del parque.
Otra maniobra semejante fue la que el mandatario pretendió hacer al cederle la mitad del terreno del parque al sirio Moisés Assadueck, quien intentaba construir ahí un centro comercial.
Los empresarios, al considerarse dueños de los terrenos, de inmediato mandaron circular el predio con malla ciclónica obstruyendo el paso; las protestas del público no se hicieron esperar y pronto impidieron el derribe de árboles, que ya había comenzado, y se constituyeron agrupaciones protectoras del parque, como los Guerreros verdes encabezados por las ambientalistas Delia Garduño y Carmen Chávez Varela, quienes lograron frenar la deforestación.
Con la finalidad de darle otra fisonomía al parque, el 12 de enero de 1993 se declara como un Establecimiento Público de Bienestar Social con personalidad jurídica y patrimonio propio, según decreto publicado en el Periódico Oficial 5 del 15 de enero de 1993. El objeto es la conservación y la protección ecológica del parque, así como su establecimiento definitivo como área de recreación popular.
No obstante las múltiples agresiones de que ha sido objeto, esta zona ecológica aún cuenta con un ambiente agradable, con frondosos árboles que dan sombra y frescura; además, hay múltiples instalaciones para cultivar las bellas artes, para practicar deportes, hacer ejercicio al aire libre y cultivarse intelectualmente. Resumiendo, decimos que en este lugar hay para divertirse en grande, ya que puede haber distracción para todos los gustos y edades, pues se encuentran canchas deportivas, albercas, juegos mecánicos, animales silvestres en cautiverio, biblioteca y periódicamente se realizan eventos culturales como son conciertos. Es un sitio que invita a pasar un tiempo agradable solo o en familia.
Chapoteaderos
Podemos afirmar que se ha recuperado el pulmón verde del puerto de Acapulco.
No podemos dejar de mencionar que es obra del esfuerzo compartido de las autoridades administrativas y los demás empleados que han estado al frente del parque, y del gobierno, así como de la ciudadanía acapulqueña que ha luchado tenazmente por conservar esta importante área verde.
Relación de directores del parque: Arquitecto Javier Morales Bougart (1981–1983), C. Manuel S. Leyva Mancilla (1983–1986), arquitecto Alberto Haddat Saglul (1987–1992), licenciado Juan Moreno Barrios (1992–1993), C. Luis Torreblanca González (1993–1993), almirante Alfonso Argudín A. (1993–1993), C. Reynaldo Manzanárez Sabino (1993–1997), C. Jesús Herrera Vélez (1997–1998), C.P. Cesarina Guinto Ríos (1998–1999), C.P. Tomás Guerrero Martínez (1999; cubrió interinato en dos ocasiones), licenciado Oscar Hernández Salgado (2000–2002), C. Eduardo Hernández Albarrán (2002–2005), licenciado José Benjamín Goiz Sandoval (2005–2008) y licenciado José Benjamín Goiz Sandoval (2008–2011).
(EAV)