Palabra que deriva del vocablo azteca papaquiliztli, que significa gozo o alegría y que es utilizado para denominar cierta música especial y algunos juegos y bailes típicos que eran exclusivos de las festividades carnavalescas.
En la región Centro del estado, sobre todo en la ciudad de Tixtla, hay una tradición musical que perdura desde hace más de un siglo: los versos, la melodía y la interpretación de los papaquis.
Los papaquis son versos generalmente tradicionales, aunque en ocasiones llegan a improvisarse en el momento. Se tocan y cantan en los festejos de los santos y los cumpleaños para demostrar el afecto, cariño y respeto hacia la persona que se visita. La musicalización es muy especial; sin embargo, es frecuente que se entonen los versos con el ritmo de las Mañanitas guerrerenses. Suelen mencionar en su letra la bonhomía del festejado y, enseguida, la de cada miembro de la familia, sobre todo de los más allegados al dueño del festejo, según cuenta don Isaías Basilio Bautista. Se reúnen los invitados y los miembros de la familia y el festejado recibe cadenas de cempasúchil y otros obsequios; en reciprocidad, se sirven comidas y bebidas tradicionales; en ocasiones en estos eventos pueden presenciarse peleas de gallos que se realizan en el patio interior de la casa.
Las puertas y fachadas se adornan con “cadenas” de papel multicolor, y afuera truenan cohetes. Toda la gente del rumbo se entera del festejo y pueden oírse coplas tales como:
“Es aquí, o no es aquí
o será más adelante,
pero dicen que aquí vive
la perla con el diamante…”
“En el nombre sea de Dios
voy a empezar a nombrar
si en algo me equivocare
me deben de disculpar…”
(ETA)