La masonería ha sido una de las pocas instituciones que se han percatado de la importantísima función creadora en la evolución de la humanidad; ha descubierto y aplicado un método sencillo y eficaz para desarrollarla. Ha sido y seguirá siendo el semillero de nuevas ideas, el portaestandarte de las vanguardias y la escuela en que se modelan los hombres marginales que viven y piensan entre el hoy y el mañana, los conductores de la humanidad.
Emblema insignia de la masonería universal.
La masonería no se conforma con ver que cada miembro se cultive y se perfeccione a sí mismo, sino que trata de desarrollar en todos y en cada uno de ellos el firme sentimiento de fraternidad y abnegación, encauzando cuidadosamente todos sus esfuerzos hacia los nobles fines de justicia social, equidad, libertad, auténtica democracia y progreso material y espiritual de toda la humanidad.
La masonería no es una religión, ni discute los principios de ninguna religión, sino, por el contrario, las respeta a todas.
Es una libre asociación de hombres de todas condiciones económicas, de todos los grados de cultura, a quienes les une el deseo de alcanzar un desarrollo y una evolución más alta de su personalidad interna, un dominio más elevado de sí mismos, una afirmación de sus convicciones, una agudización más sutil de sus facultades intelectuales y un acendrado espíritu de abnegado servicio hacia sus semejantes. Dentro de la masonería encuentran estos hombres un ambiente de libertad, respeto mutuo, orden, seriedad, estudio y fraternidad.
La masonería contiene una filosofía educativa propia, basada en el estudio imaginativo y profundo de símbolos y alegorías que tiene como finalidad el desarrollo del pensamiento propio, original, lógico y constructivo, con el resultado de que cada masón palpa pronto los frutos de este perfeccionamiento personal al notar que se ensancha extraordinariamente su manera de ver la vida, se despiertan aptitudes dormidas, surgen perspectivas de mejoramiento y entra plenamente en el camino que los transforma en guías y benefactores de la sociedad.
La masonería no es una sociedad simple, sino una agrupación de sociedades que aceptan como base fundamental un conjunto de antiguas leyes escritas o no escritas, que se denominan “Antiguos Límites”, “Antiguos Cargos”, “Marcas” o “Landmarks”. Este cuerpo de ordenamientos se deriva directamente de los que regían el funcionamiento de las asociaciones de masones operativos en la Edad Media y es el resultado de una larguísima experiencia.
Los Antiguos Límites han logrado que la masonería sea siempre una e indivisible, a pesar de la variedad de cuerpos que la constituyen, y que no se modifique ni prostituya su carácter esencial a través de los tiempos. Por encima de cualquier constitución o reglamento están siempre los Antiguos Límites; éstos definen las normas básicas del funcionamiento de la institución, los requisitos, derechos y obligaciones de los miembros y funcionarios y la postura filosófica, social y política de la masonería universal. A pesar de su importancia, no son dogmáticos sino convencionales y admiten que exista una variedad casi infinita en la manera y orden con que pueden impartirse las enseñanzas, en el estilo de la decoración de los “Templos”, en las liturgias y en muchos otros aspectos; a ello se debe la diversidad de los Ritos Masónicos que son aceptados como “regulares”.
Se llama rito, en masonería, al conjunto de reglas o preceptos de conformidad con los cuales se practican las ceremonias y se comunican las instrucciones de los grados.
En México, la gran mayoría de los masones están afiliados al Rito Escocés Antiguo y Aceptado, aunque también existen logias yorkinas, principalmente para personas de habla inglesa, así como otros cuerpos que pertenecen al Rito Nacional Mexicano, al Rito Primitivo de la Masonería Universal, al del Derecho IIumano (“Droit Ilumain”), al de Adopción y otros más.
Los masones se congregan en pequeños grupos formados con algunas decenas de miembros, que se denominan “Logias”; se reúnen una vez por semana en un local adecuado que recibe el nombre de “taller”, dando a entender con ello que se congregan para trabajar.
El valor e importancia de los trabajos que se desarrollan en las logias no depende del estilo o fastuosidad de su decoración. Muchas de ellas procuran limitar al mínimo estos adornos para que no se distraiga la atención y se desvíe del trabajo principal, que es de orden intelectual. Se puede trabajar masónicamente a campo raso y bajo la bóveda celeste, o en una choza de paja, sin que nadie pueda alegar que se demeritan en algo las bellas ceremonias en que se van revelando las enseñanzas y los secretos de la masonería.
En cada población de regular importancia existe, por lo menos, una logia simbólica que imparte los tres grados fundamentales del Simbolismo o Masonería Azul: Aprendiz, Compañero y Maestro. Cada una de estas logias está incorporada a una Gran Logia, cuyos límites de jurisdicción corresponden generalmente a los del estado en que se encuentra. Los funcionarios de estas Grandes Logias son elegidos democráticamente entre los masones de todas las logias simbólicas de la jurisdicción y toca a ellos gobernar en los asuntos que incumben a la agrupación. Finalmente, existe dentro de cada país un organismo o Confederación de Grandes Logias y, en el plano internacional, otros organismos que preparan y realizan congresos regionales y mundiales para el estudio y resolución de los problemas generales de la Orden; estos superorganismos solamente pueden formular recomendaciones a las Grandes Logias.
Mandil masónico.
Las logias simbólicas se rigen a sí mismas en todos los asuntos internos, empleando para sus deliberaciones el orden parlamentario y tomando sus acuerdos en votaciones democráticas. Eligen periódicamente a sus funcionarios y otorgan a los nuevos miembros los diversos grados, a medida que los van mereciendo. Establecen sus reglamentos internos y le imprimen a los trabajos y estudios el curso que consideran más conveniente, procurando no salirse de los principios generales de la Orden.
Es la Logia Simbólica la unidad orgánica de la institución masónica. Estas logias se encuentran congregadas en Grandes Logias y pertenecen a algún rito reconocido, subsistiendo por encima de estas divisiones de carácter administrativo la absoluta unidad de todos los masones del mundo entero, que se reconocen fraternalmente, se ayudan y trabajan de común acuerdo hacia las metas de progreso y bienestar de la humanidad, que constituyen el deber cotidiano que todo masón se ha impuesto voluntariamente.
En el estado de Guerrero, la masonería ha estado presente desde inicios del Siglo XIX, cuando a nivel nacional, y sobre todo, en la capital de la República el embajador inglés Henry George Ward empezó a constituir logias afiliadas al Rito Escocés Antiguo y Aceptado, mientras que el embajador norteamericano Joel Roberts Poinsett instalaba logias afiliadas al Rito de York.
Los insurgentes que encabezaron el movimiento de Independencia de 1810 fueron destacados masones, como Miguel Hidalgo y Costilla, José María Morelos y Pavón, Vicente Guerrero Saldaña, Nicolás Bravo Rueda, Leonardo Bravo, Hermenegildo Galeana, Pablo Galeana, Juan Álvarez Hurtado, Diego Álvarez Benítez, entre otros.
La masonería en el estado de Guerrero tuvo a finales del Siglo XIX a Ignacio Manuel Altamirano Basilio, su más grande y distinguido liberal; posteriormente, en 1929, el tixtleco Adolfo Cienfuegos y Camus fue elegido como Muy Respetable Gran Maestro de la Muy Respetable Gran Logia Valle de México.
Durante más de 100 años, nuestra entidad perteneció a la jurisdicción de la Muy Respetable Gran Logia Valle de México, hasta que un grupo de destacados masones propuso la creación de una Gran Logia independiente de la del Valle de México; así, el 13 de noviembre de 1998 se fundó la Gran Logia del Estado de Guerrero, siendo la Gran Logia Unida Mexicana de Veracruz la que extendió la Gran Carta Patente número 5799 y con fecha 27 de febrero de 1999 se hizo entrega en una ceremonia especial que la faculta para su funcionamiento con exclusividad en el territorio del estado de Guerrero.
Los dignatarios y funcionarios nombrados para dirigir los destinos de la naciente Gran Logia del Estado de Guerrero fueron:
• Respetable Gran Maestro: Adolfo Catarino Vázquez.
• Primer Gran Vigilante: Miguel Molina Sámano.
• Segundo Gran Vigilante: Rodolfo Sámano García.
• Diputado Gran Maestro: Juan José Alberto Cadena Espinoza
• Primer Gran Diácono: Mateo Torres Rodríguez.
• Gran Orador: Juan Damián Barrios Gutiérrez.
• Gran Secretario: Mario Alfredo Salazar Almenara.
• Gran Hospitalario: Ignacio Rangel Delgado.
• Gran Maestro de Ceremonias: Miguel Angel Godínez Gómez.
• Segundo Gran Diácono: Nemesio García Maldonado.
• Primer Gran Experto: Tarcisio Soto Rendón.
• Segundo Gran Experto: Gabriel Jíménez Montiel.
• Gran Porta Estandarte: Jorge Rafael Reyes Serrano.
• Gran Guarda Templo Exterior: Enrique Velázquez Castillo.
• Gran Diputado Regional Acapulco: Alejandro Salgado Morgan.
• Gran Diputado Regional Zona Centro: Pedro Aníbal Bailón Guerrero.
• Gran Diputado Regional Zona Costa Grande: José Francisco Zamora Solís.
Para el ejercicio 2000–2003 fue elegido el cuadro de Dignatarios y Oficiales para dirigir los destinos de la Gran Logia del Estado de Guerrero:
• Respetable Gran Maestro: Mario Alfredo Salazar Almenara.
• Diputado Gran Maestro: Rodolfo Sámano García.
• Primer Gran Vigilante: Miguel Molina Sámano.
• Gran Segundo Vigilante: Alfredo Jiménez Cienfuegos.
• Gran Secretario: Carlo Magno Andraca.
• Gran Orador: Pedro Aníbal Bailón Guerrero.
• Gran Maestro de Ceremonias: Mateo Torres Rodríguez.
• Primer Gran Diácono: Adolfo Catarino Vázquez.
• Gran Hospitalario: Ignacio Rangel Delgado.
• Primer Gran Experto: Alejandro Salgado Morgan.
• Segundo Gran Experto: Gabriel Jiménez Montiel.
• Segundo Gran Diácono: Juan José Alberto Cadena Espinosa.
• Gran Porta Estandarte: Jesús Mendiola Santiago.
• Gran Guarda Templo Exterior: Miguel Angel Toral Padrón.
• Gran Diputado Regional Acapulco: Sergio Enrique Plancarte.
• Gran Diputado Regional Zona Centro: Tarcisio Soto Rendón.
• Gran Diputado Regional Costa Grande: Antonio Sánchez Landín.
Las Respetables Logias Simbólicas que conforman la Gran Logia del Estado de Guerrero son las siguientes:
• Nicolás Bravo núm. 1 Or. de Chilpancingo, Gro.
• Renovación núm. 2 Or. de Acapulco, Gro.
• Ignacio Manuel Altamirano núm. 3 Or. de Acapulco, Gro.
• Juan Álvarez núm. 4 Or. de Atoyac de Álvarez, Gro.
• Armonía Social núm. 5 Or. de San Jerónimo, Gro.
• Mensajeros del Silencio núm. 6 Or. de Acapulco, Gro.
• Interrogación Cósmica 26 núm. 7 Or. de Chilpancingo, Gro.
• I Congreso de Anáhuac núm. 8 Or. de Chilpancingo, Gro.
• Vicente Guerrero Saldaña núm. 9 Or. de Tixtla, Gro.
• Armonía Cósmica 129 núm. 10 Or. de Acapulco, Gro.
• Hermenegildo Galeana 290 núm. 11 Or. de Acapulco, Gro.
• Benito Juárez 101 núm. 12 Or. de Zihuatanejo, Gro.
(RSG)