Presentación.
Como una muestra de reconocimiento a los valores culturales guerrerenses, el entonces director general de los Servicios Coordinados de Educación Pública en Guerrero, profesor Jesús Antonio Estrada Hernández, acordó hace dos décadas publicar la presente obra del escritor Hermilo Castorena Noriega, con la cual participó en el Concurso de Biografía de don Juan Álvarez Hurtado, realizado por esa dependencia educativa durante el mes de octubre de 1990, con motivo del bicentenario de su nacimiento.
Dada la trascendencia histórica del documento, el Consejo Directivo de Guerrero Cultural Siglo XXI, A. C. consideró necesaria su inclusión en la Enciclopedia Guerrerense. Se trata de una investigación cuyos resultados han tenido consecuencias. Una de éstas, seguramente la más importante, fue el decreto que en diciembre de 1999 firmara el gobernador del estado, licenciado René Juárez Cisneros, ordenando rectificar la N del nombre del general Juan Álvarez Hurtado. (Para información del lector interesado, luego del documento del señor Castorena, en la parte final de esta entrada transcribimos el contenido de ese ordenamiento).
Una consideración más: hemos respetado cabalmente la ortografía y la sintaxis del documento; sólo hemos agregado la palabra Texto.
Texto (La N de don Juan)
El año de 1971, el gobierno del Estado de Guerrero publicó un folleto con el siguiente título: “Los Ejecutivos del Estado. Fichas Cronológicas. GRAL. JUAN N. ALVAREZ HURTADO”.
Como pie de imprenta lleva esta anotación: “Secretaría General de Gobierno del Estado de Guerrero. 1971”.
En su página 3 se lee: “Acontecimientos registrados durante las gestiones de los ejecutivos del Estado de Guerrero. I.- Gral. Juan N (epomuceno) Alvarez Hurtado”.
“Con este cuaderno se inicia –según se advierte en su presentación– la relación escueta de los sucesos que tuvieron un sentido histórico esencial en cada etapa gubernamental”.
Consta este opúsculo de 5 cuadros sinópticos y 291 fichas ordenadas cronológicamente entre el 27 de octubre de 1849 y el 8 de octubre de 1853, lapso durante el cual el general Álvarez Hurtado desempeñó la primera magistratura del estado.
Las fichas, que integran la casi totalidad del folleto, se contraen a transmitir fielmente, según el o los encargados de la recopilación, cuyos nombres se desconocen, las informaciones que figuran en las publicaciones oficiales de la época en la que se registraron los acontecimientos.
El contenido de la obra incluye, además, un apéndice “en el que figuran: una aclaración respecto al nombre del prócer (el general Álvarez) y once fichas relacionadas con el nombre de Iguala”.
Finalmente se informa que la recopilación del material para este folleto fue realizada el año de 1961.
Para concretarme al título de este trabajo, me referiré a la letra N que casi siempre se intercala entre el nombre y el primer apellido del general don Juan Álvarez Hurtado, primer gobernador del Estado de Guerrero.
Por no tener conocimiento de la existencia de alguna otra publicación o testimonio, escrito u oral, que apoye o defienda la inclusión de la N al nombre del general Álvarez, dedicaré buena parte de esta exposición a comentar el contenido del folleto mencionado.
De las 291 fichas de este trabajo, en 124 se le llama al héroe de la Independencia nacional, de la lucha contra las intervenciones norteamericana y francesa y autor del Plan de Ayutla, “Juan N. Alvarez”. En tres de ellas (páginas 25 y 27) se le menciona como Juan Álvarez, simplemente. Debe hacerse notar que no existe ninguna referencia a las fuentes de donde se tomó el material para integrar las fichas; tampoco se ofrece una sola reproducción facsimilar de los documentos respectivos.
Como dato contradictorio, en la portada de esta edición que pone todo su empeño en agregarle al nombre del general Álvarez Hurtado la N de Nepomuceno, en su portada –repito– se observa un retrato del héroe en cuya parte inferior leemos: “D. Juan Alvarez”.
Con el fin de que si las autoridades correspondientes lo estiman conveniente, se dicten las correcciones del caso y se evite que se sigan proliferando las inscripciones en placas conmemorativas, nombres de escuelas, calles, monumentos, etc., con el nombre de Juan N. Álvarez, ofrezco el resultado de las investigaciones que me permiten afirmar –al menos hasta hoy– que nada tiene que hacer la tantas veces mencionada letra N entre el nombre y el primer apellido del general Juan Álvarez Hurtado.
Para concretar lo que digo líneas arriba, basta citar dos casos: primero, al inaugurarse el Aeropuerto Internacional de Acapulco se le asignó el nombre de “Juan N. Alvarez”, según consta en la placa alusiva. Lo mismo se observa en una de las placas que perpetúan los nombres de los gobernadores del estado en la sala de sesiones del H. Congreso del Estado.
Estas dos inscripciones son tomadas como razones irrebatibles por el o los autores del folleto que comentamos, a favor de la inoportuna N.
Leemos en el apéndice que aparece en la página 78 del folleto: “La inserción de la N entre el nombre y el apellido de don Juan Álvarez ha sido motivo de controversias. Aparece en algunos documentos anteriores a 1826 (sic) y esporádicamente en los posteriores. Prácticamente desaparece cuando empezó a figurar don Diego Álvarez”.
“Considerando que en el siglo XIX todavía no se había presentado la necesidad de diferenciar a los individuos agregando el apellido materno al paterno –sigue diciendo el folleto–, pero aún se conservaba la tradicional costumbre (actualmente abandonada) de precisar los nombres onomásticos análogos con el agregado correspondiente al Santo Patrono de las fechas del nacimiento o del bautizo o, en fin, al Santo de la muy particular devoción de la madre, al cual ésta ‘enslona’ (eslabona?) previamente el vástago, esperando lo proteja eficazmente”.
Es el caso de “Juan P. ej: (Juan A(póstol); Juan B(autista); Juan C(apistrano); Juan C(risóstomo); Juan D(amasceno); Juan E(udes); Juan F(elipe); Juan J(osé de la Cruz); Juan L(eonardo); Juan N(epomuceno); Juan R(ibera) y Juan S(ilenciario)”.
“Cabe recordar –prosigue el folleto– que el hijo más prominente de Morelos llevaba el nombre de Juan Nepomuceno Almonte. También muchas otras personalidades que figuraron en esa época (Rosains, Ramos, Castro, etc.)”.
Finalmente, el apéndice considera como circunstancias “reveladoras”, las leyendas de las placas del Aeropuerto Internacional de Acapulco y de la H. Cámara de Diputados, ya mencionadas.
En cuanto a que “aún se conservaba la tradicional costumbre de precisar los nombres onomásticos análogos con el agregado correspondiente al santo patrono de las fechas del nacimiento o del bautizo o, en fin, al santo de la muy particular devoción de la madre”, diremos que esto no habría sido congruente en el caso de don Juan.
Si aceptamos como la fecha de su nacimiento el 27 de enero de 1790, encontramos que a ese día corresponde San Juan Crisóstomo Obispo, doctor de la Iglesia Griega, según el Calendario del más Antiguo Galván, editado en 1886, del cual conservamos un ejemplar.
Por otra parte, recurriendo al mismo calendario, a San Juan Nepomuceno, Protomártir del Sigilo de la Confesión, corresponde el 16 de mayo, que se halla muy distante del 27 de enero.
De esta manera se sabe que don Juan Nepomuceno Rosains, que según recuerdo fue secretario del Congreso de Chilpancingo en 1813, nació el 14 de febrero de 1782 y fue bautizado el 19 de dicho mes; Juan Nepomuceno Almonte, hijo natural del generalísimo don José María Morelos y uno de los más destacados intervencionistas, que figuró en el grupo de los reaccionarios que fueron a Europa a ofrecer a Maximiliano el trono del imperio mexicano, nació en Carácuaro el 15 de mayo de 1803 y probablemente fue bautizado al día siguiente, como se acostumbraba en aquellos tiempos; por eso lo de Nepomuceno.
Don Juan Nepomuceno Troncoso, destacado periodista veracruzano nació el 12 de mayo de 1779 y probablemente fue bautizado el 16 del mismo mes, en que se recuerda a San Juan Nepomuceno.
En cambio, don Juan Crisóstomo Gorráez, que fue gobernador del Estado de Querétaro de 1955 a 1961, nació el 27 de enero de 1904.
Como se ve, hay una diferencia notable entre la “C” del Crisóstomo del 27 de enero y la N del Nepomuceno del 16 de mayo.
Presentaré algunos testimonios que permiten rechazar la N del nombre de nuestro personaje:
El 6 de septiembre de 1820, cuando aún no se conseguía la independencia de México, don Juan Álvarez emitió una proclama en cuya parte inicial decía: “Amados compatriotas, hijos del pueblo de Atoyac y Hacienda de San Gerónimo, ¿hasta cuándo queréis despertar del aletargado sueño en que dormís?”… Firmaba: “Juan Alvarez”.
Facsímil de la firma de don Juan Álvarez Hurtado.
La misma firma se observa en el nombramiento que en su calidad de gobernador y comandante general del Estado de Guerrero y Jefe del Ejército Restaurador de la Libertad, confiere a su hijo, el coronel Diego Álvarez, como general de brigada del Ejército Nacional; se encontraba don Juan en Texca, el 20 de agosto de 1855. Era su secretario interino don Benito Juárez.
En otro documento se lee textualmente: “El ciudadano Juan Alvarez, General de División y Presidente Interino de la República Mexicana, confiere a Francisco Nava el grado de Subteniente de la Compañía del Batallón Activo “Fieles de Guerrero”. Cuartel General en Ciudad Guerrero a 4 de julio de 1857”.
Tuve la oportunidad de leer los textos de estos documentos en el archivo del historiador, compositor e ingeniero de caminos don Ricardo Heredia Álvarez, bisnieto de don Juan Álvarez, quien me distinguió obsequiándome copias fotostáticas de los dos documentos originales que menciono enseguida:
Carta firmada por Juan Álvarez con fecha 14 de febrero de 1822, dirigida desde Acapulco a Agustín de Iturbide, Almirante Generalísimo del Imperio. En ella le comunica estar recibiendo tanto el archivo como las tropas del mando del brigadier don Isidoro Montes de Oca. Este comunicado fue turnado por Iturbide a don Vicente Guerrero, Capitán General, con fecha primero de marzo del mismo año de 1822. Tampoco encontramos la N.
Existe una carta dirigida con fecha 10 de febrero de 1849, desde Chilapa, al oficial que conduzca los caudales de Iguala a Chilapa, para que entregue al alférez don Manuel Zapata, “la cantidad de dinero que haya recibido del señor Coronel D. Benito Haro, para que lo conduzca a esta Villa, pudiendo retirarse luego al puerto de su destino. Dios y Libertad J. Alvarez”. Tampoco encontramos la N entre el nombre y el apellido de don Juan.
Al decretar el Congreso Constituyente del Estado la Ley Orgánica Provisional para el Arreglo Interior del Estado de Guerrero, el C. Juan Álvarez, General de División, Gobernador y Comandante General del Estado Libre y Soberano de Guerrero lo hace del conocimiento de todos los ciudadanos de la entidad y manda se imprima, publique, circule y se le dé el debido cumplimiento. “Dado en el Palacio del Gobierno del Estado de Iguala, ciudad de Iturbide, marzo 16 de 1850”. Firman Juan Álvarez (sin la N) y el Lic. Rafael Solares, Secretario.
Cuando el Congreso Constituyente del Estado de Guerrero, en representación de sus comitentes, decreta y sanciona la primera Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Guerrero, el C. Juan Álvarez, General de División, Gobernador y Comandante General del Estado Libre y Soberano de Guerrero, manda se imprima, publique, circule y se le dé el debido cumplimiento. “Palacio de gobierno. Ciudad Guerrero (Tixtla), junio 26 de 1851. Juan Alvarez y José Trinidad Gómez, Secretario de Gobierno”.
Como se ve, en este importante documento tampoco aparece la N. Tanto la Ley Orgánica como la primera Constitución Política del Estado, fueron publicadas por la Universidad Autónoma de Guerrero en ediciones facsimilares cuyos originales se hallan en el archivo del propio historiador Ricardo Heredia Álvarez.
El año de 1974, el escritor José Natividad Rosales, que fuera colaborador de la revista Siempre! publicó su libro ¿Quién es Lucio Cabañas? ¿Qué pasa con la Guerrilla en México?
Al referirse al lugar de origen del guerrillero, Atoyac, dice en la página 26: “Allí nació el general Juan Alvarez, al que le han endilgado una N que no tiene y que hizo derivar de un rasgo de la firma”.
Poco antes de morir, el propio ingeniero Heredia Álvarez escribió un interesante artículo que tituló “Juan Alvarez Redivivo”. Ofrece ahí varios datos personales del héroe que no aparecen en los textos de historia.
Al referirse al testamento de su ilustre bisabuelo, transcribe: “En el nombre de Dios Todopoderoso, yo, Juan Álvarez, natural de la ciudad de Atoyac, creo todos los misterios de nuestra Santa Fe Católica en cuya fe y creencia deseo, quiero y protesto vivir y morir”, etc. Aquí también notamos la ausencia de la N.
A este respecto y al final de su ensayo, don Ricardo Heredia A. dice categóricamente: “insisto por último que en el Estado de Guerrero se haga porque se le quite la mentada ENE intermedia que se le pone al nombre de don Juan, ya que éste jamás la usó ni se la ponen en otra parte de la república y sí sólo en el estado, ignorando de dónde venga eso que yo considero como un grande y lamentable error”.
Don Wilfrido Fierro Armenta es autor de una bien documentada Monografía de Atoyac. Ahí publica dos documentos manuscritos fechados en 1826 y 1861, en los que, si bien no es posible leer su contenido por lo débil de la impresión, puede apreciarse claramente la firma autógrafa de don Juan Álvarez, es decir, la “J” y el apellido Álvarez, lo mismo que en las cartas cuyas fotocopias ya he señalado.
Al referirse a la biografía del Benemérito de la Patria, Fierro Armenta anota: “El licenciado Cirilo Heredia aseguraba que el ameritado general solía firmarse Juan Nepomuceno Alvarez, y a raíz de esto se fue popularizando así su nombre. Al respecto, el autor de esta monografía, para dejar dilucidado este asunto, de que el Benemérito de la Patria se firmaba solamente JUAN ALVAREZ, recurrió a los libros históricos México a Través de los Siglos; Historia de México, de Alfonso Teja Zabre; Biografía de Juárez, por el licenciado Leonardo Viramontes y Geografía del Estado de Guerrero, por el profesor Amado González Dávila… Esta es la razón para que el edificio educativo que se levantó a su memoria se llame solamente Escuela “GRAL. JUAN ALVAREZ”.
El licenciado Cirilo Heredia Álvarez fue hermano del Ingeniero Ricardo, de los mismos apellidos y, consecuentemente, bisnieto de don Juan. Sin embargo, no tenemos noticias de que alguna vez haya presentado algún trabajo documentado sobre el nombre del creador de nuestro estado.
En el punto 9 del Plan de Ayutla, proclamado el 1 de marzo de 1854, los firmantes expresan: “Se invita a los excelentísimos Generales Nicolás Bravo, JUAN ALVAREZ y Tomás Moreno para que, puestos al frente de las fuerzas libertadoras que proclaman este Plan, sostengan y lleven a efecto las reformas administrativas que en él se consignan, pudiendo hacerle las modificaciones que crean convenientes para el bien de la Nación”.
Hay más libros y documentos en los que al personaje central de este trabajo se le menciona simplemente como el general Juan Álvarez o don Juan Álvarez.
El folleto que hemos venido comentando dice en la parte final del apéndice, relativo al nombre de don Juan: “En conclusión: se estima que la figura del prócer don Juan no sufre ningún demérito con o sin el agregado de la letra N”.
De existir el acta eclesiástica del nacimiento del héroe, se despejarían las dudas al respecto; el documento no ha sido localizado y mientras tanto, considero que los testimonios presentados son suficientes para apoyar nuestra tesis.
Estamos de acuerdo en que la figura del prócer no sufre ningún demérito con o sin el agregado de la N; su figura es tan limpia, su heroísmo tan indiscutible, su cariño por los indígenas tan reconocido, que ninguna alteración onomástica podría afectar su personalidad.
Sin embargo, considero que ningún descendiente de patriotas o héroes mexicanos estaría de acuerdo en que a éstos se les modificara el nombre propio, máxime si no existe motivo justificado para ello.
Profundizando un poco más en este respecto, quiero evocar un breve diálogo que el filósofo Marco Tulio Cicerón presenta en una de sus obras:
QUINTO, uno de los personajes, expresa: “Me doy cuenta pues, oh hermano, de que, según tú, hay que observar unas leyes en la historia y otras en la poesía”.
A lo que MARCO responde: “Evidentemente; en aquélla, cada cosa ha de dirigirse a la verdad, y en ésta al deleite…”
Y es la verdad histórica a la que debemos apegarnos; no importa si, en este caso, es una N o cualquiera otra letra la que hasta hoy, injustificadamente, se agrega al nombre de uno de los héroes intachables de nuestro país: el general Juan Álvarez Hurtado.
Apéndice
“DECRETO POR EL QUE SE DETERMINA RECTIFICAR LA “n” DEL NOMBRE DE JUAN ÁLVAREZ HURTADO, IMPUESTO Y COLOCADO EN LUGARES PÚBLICOS EN EL ESTADO DE GUERRERO.
ARTÍCULO 1º. – Se determina rectificar el nombre de Juan Álvarez Hurtado, sin la letra “N” intercalada entre el nombre de pila y apellidos impuesto y colocado en edificios públicos, y vialidades, Instituciones Educativas y todos aquellos lugares públicos que llevan dicho nombre.
ARTÍCULO 2º.- Con pleno respeto a la autonomía municipal se recomienda a los Honorables Ayuntamientos del Estado de Guerrero, para que en sesión de Cabildo acuerden acatar la disposición que prevé el artículo que precede.
ARTÍCULO 3º.- Se instruye a la Secretaría de Educación Guerrero, para rectificar el nombre de Juan Álvarez Hurtado, sin la letra “N”, impuesto y colocado a las diversas instituciones de Educación en la entidad.
ARTÍCULO 4º.- La Secretaría de Desarrollo Social del Gobierno del Estado, vigilara el cumplimiento del presente Decreto, comunicando por escrito a la dependencia o autoridad correspondiente cuando se detecte la irregularidad a que se refiere la disposición contenida en el presente instrumento.
T R A N S I T O R I O S
PRIMERO.- El presente Decreto, entrará en vigor al día siguiente de su publicación en el Periódico Oficial del Gobierno del Estado de Guerrero.
SEGUNDO.- Las autoridades y dependencias en el Estado de Guerrero, deberán corregir el nombre de Juan Álvarez Hurtado, en aquellos lugares en que aparece la letra “N” intercalada entre el nombre de pila y los apellidos.
TERCERO.- Dado en la residencia oficial del Poder Ejecutivo Estatal, en la Ciudad de Chilpancingo de los Bravo, Capital del Estado de Guerrero, a los quince días de diciembre de mil novecientos noventa y nueve.
El Gobernador Constitucional del Estado.
C. RENÉ JUÁREZ CISNEROS. Rúbrica.
El Secretario General de Gobierno.
C. FLORENCIO SALAZAR ADAME. Rúbrica.
El Secretario de Educación Guerrero.
C. MARCELINO MIRANDA AÑORVE. Rúbrica
El Secretario de Desarrollo Social.
C. JESÚS H. NORIEGA CANTÚ. Rúbrica”.
(JPLC/HCN)