Bosques

Ecosistema terrestre, principalmente de zonas de clima templado y frío, en el que predominan especies leñosas perennes que se desarrollan en forma espontánea, con una cobertura de copa mayor al 10% de la superficie que ocupa, siempre que formen masas mayores a 1500 m2. En esta categoría, encontramos diversos tipos de bosques existentes en Guerrero.

Este ecosistema se ubica en las subprovincias: Cordillera Costera del Sur, Depresión del Balsas, Sierras y Valles Guerrerenses y Costa del Sur. Los tipos de vegetación presentes son: pino, pino–encino, otras coníferas, encino y bosque fragmentado.

Dentro de esta asociación se incluyen comunidades arbóreas propias del clima templado–frío, con las siguientes especies principales: oyamel (Abies religiosa), pino (Pinus ayacahuite, P. lawsoni, P. leiophylla, P. michoacana, P. montezumae, P. oaxacana, P. oocarpa, P. pseudostrobus, P.maximinoi y P. chiapensis), encino (Quercus arizonica, Q. aristata, Q. candicans, Q. crassifolia y Q. emoryi), aile (Alnus arguta), madroño (Arbutus spp) y enebro o táscate (Juniperus spp).

Los usos más importantes que se dan en Guerrero a las especies de estos tipos de vegetación son: para el pino, madera aserrada para la construcción, muebles y vivienda y, en menor escala, productos celulásicos, contrachapados, pastos y leña para combustible; para el encino, mangos de herramienta, lambrín, porquety, y carbón para uso doméstico.

Los bosques de clima templado–frío poseen una enorme capacidad de generar beneficios sociales y económicos. Tienen un gran valor para la entidad, por ser la fuente principal de madera, por su contribución al ciclo hidrológico, por ser hábitat de fauna silvestre y por su valor estético. Los bosques de Guerrero muestran evidencias de perturbación, en la calidad y en la superficie arbolada. Esto se debe principalmente a los cambios de uso de suelo, a los incendios forestales, al pastoreo intensivo y a las cortas clandestinas, factores todos que han provocado la fragmentación del bosque en una superficie superior a las 300 000 hectáreas.

El Inventario Nacional Forestal reporta, en 1994, para el estado, las siguientes superficies, características y ubicación para los diferentes tipos de vegetación predominantes en este ecosistema:

Bosque de pino.

Con una superficie de 85 918 hectáreas, puede ser abierto o cerrado y se caracteriza por la presencia del genero Pinus en un porcentaje mayor al 80%. Se localiza principalmente en las regiones montañosas del estado, en climas donde la temperatura media anual fluctúa entre 12 y 18 °C y en altitudes entre 900 y 3000 msnm.

Las especies de pinos de mayor valor económico por su aprovechamiento con fines maderables en el estado son: Pinus montezumae, P. pseudostrobus, P. ayacahuite, P. chiapensis, P. herrerai, P. lawsoni, P. michoacana, P. oocarpa, P. pringlei, P. teocote, P. douglasiana, y P. maximinoi.

El bosque de pino abierto es aquel cuya cobertura oscila entre 10 y 40%. Las coberturas mayores al 40% constituyen el bosque de pino cerrado.

Bosque de oyamel.

Con una superficie de 10 578 hectáreas, y generalmente abierto, se encuentra formando masas puras y mezcladas con Pinus spp y Quercus spp, a una altitud que fluctúa entre 2400 y 3600 msnm, en climas ligeramente húmedos, sin estaciones frías y calientes bien diferenciadas, con una temperatura entre 7 y 15 °C, y precipitación media anual de 1000 mm. Se distribuye en forma de manchones sobre niveles profundos en las zonas del Filo Mayor y Toro Muerto de la serranía de Costa Grande y Tierra Caliente.

En el estado se han identificado dos especies de oyamel: Abies religiosa y A. guatemalensis.

El bosque de oyamel abierto es aquel cuya cobertura de copa oscila entre 10 y 40%. Las coberturas mayores al 40% constituyen el bosque de oyamel cerrado.

Bosque de otras coníferas. Con una superficie de 7962 hectáreas, puede ser abierto o cerrado, incluyéndose dentro de este grupo vegetativo los bosques de enebro (juniperus spp) que cubren pequeñas áreas en la serranía ubicada al norte de la entidad, entre Taxco, Ixcateopan y Tetipac, en condiciones ecológicas más secas que donde se encuentran los bosques de pino–encino; fisonómicamente este tipo de vegetación puede variar desde matorrales hasta arboles de 15 m, aunque la altura media varía entre 2 y 6 m.

La especie más importante por su abundancia y aprovechamiento es juniperus flaccida.

Bosque de pino–encino. Con 992 468 hectáreas, es el que ocupa mayor superficie en la entidad; comprende las comunidades mezcladas de los géneros Pinus y Quercus en proporción diversa, siendo difícil separar un componente de otro, debido a la heterogeneidad con que se presenta. Se distribuye en las principales serranías del estado, en áreas cuyas altitudes varían de 500 a 2400 msnm, con una temperatura media anual entre 10 y 20 °C y una precipitación media anual entre 600 y 1200 mm.

Las combinaciones de las especies, tanto de pino como de encino, varían de acuerdo al suelo y altitud de la región. Las especies más importantes de este tipo de bosques son: Pinus montezumae, P. pseudostrobus, P. lawsoni, P. michoacana, P. oocarpa, P. pringlei, P. teocote P. maximinoi. Quercus macrophylla, Q. acutifolia, Q. castanea, Q. glaucoides, Q. laurinay Quercus spp.

El bosque de pino–encino abierto es aquel cuya cobertura de copa oscila entre 10 y 40% y el cerrado cuando dicha cobertura es superior al 40%.

Bosque fragmentado. Con una superficie superior a las 300 000 hectáreas, este bosque de clima templado se encuentra afectado por actividades agropecuarias, al grado de quedar sólo manchones de la vegetación original, distribuidos irregularmente sobre el terreno, a partir de los cuales se puede dar una recuperación de la vegetación clímax.

Bosque de encino. Con más de 530 000 hectáreas, esta asociación vegetal ocupa el segundo lugar en superficie y se localiza en las zonas montañosas del estado. Junto con los pinares constituye la mayor cubierta vegetal de las áreas de clima templado, frío y semihúmedo. Se distribuye en altitudes que van desde 500 hasta 2400 msnm.

Las principales especies son: Quercus candicams, Q. acutifolia, Q. castanea, Q. glaucoides y Q. laurina; el uso de este recurso está limitado al aprovechamiento doméstico y la producción de carbón con fines comerciales.

(JCLU)