Ameyaltepec

Palabra originaria del náhualt, significa “en el cerro del manantial”; se deriva de atl, agua y meyal, fluir; o de a–meyal(li), manantial, tépe(tl), cerro, co,locativo, que significa “en” o “lugar de”.

Comunidad perteneciente a la región norte del estado de Guerrero y al municipio de Eduardo Neri, cuenta aproximadamente con 564 habitantes.

La adaptación del grupo indígena de Ameyaltepec a la sociedad actual ha sido exitosa, sin perder por ello su identidad propia.

Panorámica de Ameyaltepec.

Su actividad comercial y económica no los ha apartado de su ámbito regional.

Los artesanos–comerciantes del lugar son singulares y admirables negociantes; aparte de vender su propia producción artesanal, que en un principio era sólo de las pinturas en papel amate, que llevaban a diversos lugares del país y aun al extranjero, ahora se ha enriquecido con la pintura sobre otros materiales, como ayate, barro, cerámica, madera y vidrio; han comercializado la productividad de sus vecinos, que elaboran máscaras y artículos de madera, collares de piedras semipreciosas, esculturas en piedra y barro.

El papel de amate proviene de San Pablito Pahuatlán, Puebla, donde los indígenas otomíes han seguido la técnica prehispánica al fabricarlo.

La vida del pueblo es el tema principal de las pinturas, así como cuadros de pájaros, viviendas, festividades y representaciones alegres y vívidas; nunca pintan alusiones a la violencia ni retratos individuales.

En el proceso intervienen los miembros de la familia; a los niños desde pequeños se les inculca esa tradición.
Para la elaboración de una pintura, ya sea en amate, barro o madera, se llevan a cabo dos pasos: primero, se hace el diseño del dibujo con pincel y tinta china; después, se rellena con pintura acrílica.

Entre un paso y otro pueden intervenir varios miembros de la familia, ya que la actividad se combina con las labores cotidianas del hogar.

Los artesanos acostumbran hacer ventas directas. Acuden a centros turísticos o a ciudades fronterizas (“a hacer la lucha”, como dicen) para ofrecer sus pinturas, aunque esto les ha limitado en virtud de que las autoridades exigen un permiso de venta, documento que no es fácil adquirir, pues los comerciantes establecidos se oponen a ello, a tal grado han llegado que los nahuas padecen persecución policiaca, carecen de seguridad personal, varias veces les han robado mercancía o dinero.

Su lenguaje no es impedimento para comercializar; algunos han aprendido palabras en inglés y francés, con base en la necesidad de vender; renglón aparte es el español (ellos le dicen “castilla”), que es su segunda lengua.

Tienen singular forma de vestir: las mujeres llevan fondo, vestido y delantal, adornado con mucho encaje, y un rebozo; mientras más tela usen en la hechura (ellas mismas elaboran sus vestimentas) más lujosa se considera la indumentaria. Usan joyería de oro desde niñas.


Muestra artesanal de Ameyaltepec; trabajan principalmente el barro y el papel amate.

El hombre es menos exigente; la ropa es adquirida ya hecha, pero de buena tela; el detalle es el sombrero, que debe ser de calidad y a la moda, según impere en el pueblo.

En la agricultura participa la familia; los niños desde los seis o siete años y los ancianos hasta que sus fuerzas lo permiten. La participación de la mujer es importante, y en eso coinciden los hombres, ella es capaz de hacer la labor del campo: manejar la yunta, limpiar el terreno con machete, recoger la siembra, deshojar y desgranar la mazorca; en una palabra, efectúa la labor agrícola. El hombre, en tanto, se encarga del comercio. Así se ayudan en dos tareas productivas.

En las faenas del campo se pueden unir dos familias; se contrata un peón o bien una mujer para ayudar a sacar el trabajo, pero sabiendo, bajo acuerdo que al término de la labor se repartirá una parte del producto al ayudante y después auxilian al peón y su familia a sacar la labranza. En ese apoyo no se acepta dinero en efectivo. Se prestan animales o herramientas de trabajo.

Los animales que más se usan son las mulas y, por lo mismo, tienen costo elevado. También emplean burros con precio menor. Las dos especies son recurso económico esencial, pues sirven para transportar la cosecha, agua, leña, material de construcción y personas.

Vacas, toros y cerdos son otra fuente importante de ingreso, más alimenticia que económica.

En la construcción de las viviendas por lo regular se emplean carrizo o ramas entretejidas que después se rellenan de lodo. Las diseñan en forma circular o rectangular, con techo de cuatro aguas, de palma o zacate. Las casas son cómodas, frescas y durables, de una habitación; la cocina se coloca en lugar contiguo.

En nuestros días, las casas modernas se construyen con paredes de ladrillo o piedra, castillos de varilla y concreto, techos de lámina de asbesto o azoteas de cemento colado. También en este tipo de obra intervienen la familia y, a veces, los miembros de la comunidad.

El comisario municipal es la máxima autoridad civil; sirve con un suplente o “segundo” y cinco oficiales menores llamados topilequeh o “auxiliares”; uno de ellos, llamado mayor, tiene el cargo adicional de manejar la llave de la cárcel. Forman parte del gobierno civil de la comunidad y prestan sus servicios por el periodo de un año.

Un secretario lleva la contabilidad, hace las escrituras de terrenos y animales, redacta peticiones y solicitudes, recibe y contesta la correspondencia oficial. Es necesario que domine “el castilla”, ya que sirve de intérprete al comisario. Además, es el único oficial pagado por su trabajo.

Los comisarios son importantes en la vida político–jurídica del pueblo. Poseen gran influencia en la comunidad. Tratan cuestiones de tierras y de animales, son testigos de herencias, presencian la repartición de tierras nuevas, tienen voz en la selección de los topilequeh.

El juez mantiene la paz y el orden; es árbitro de los conflictos que surjan. Las asambleas se hacen cada mes cuando hay asuntos de importancia. Los nativos se resisten a modificar creencias y costumbres.

Asombra ver que los pueblos que no se “civilizan” son más ricos que aquellos que han aceptado la “nueva cultura”.

La mayoría de las unidades domésticas reúnen a familias numerosas, donde viven padres e hijos menores, hijos casados, nietos y algunos parientes más.

Los hijos mayores al contraer matrimonio se independizan económicamente del padre; el hijo varón menor (xocóyotl) se queda a cuidar a los padres en la vejez y es quien hereda la casa paterna. Las mujeres al casarse se integran a la unidad doméstica del marido, cuyo jefe puede ser el padre o el hermano mayor. También ocurre que el hombre casado se agregue a la vida familiar de la esposa. Las mujeres solteras se quedan con los padres o viven con uno de los hermanos casados, ayudando en las labores del hogar. La viuda, la separada del marido o la que simplemente tuvo hijos sin haberse casado se establece con su prole en un hogar aparte. Los nahuas de Ameyaltepec son orgullosos de sus antepasados; no desean cambios, pero sí evolucionar con conocimientos que les sirvan para el comercio.

(KZPV)