Torreblanca Galindo, Carlos Zeferino

Contador público, empresario y político. Nació en Guadalajara, Jalisco, el 14 de marzo de 1954. Es hijo del señor Luis Torreblanca González y de la señora Luisa Galindo Ochoa.

Vivió la niñez y la adolescencia en la ciudad y puerto de Acapulco, Guerrero, donde realizó sus estudios de educación básica. En Monterrey, Nuevo León, cursó la licenciatura y obtuvo el título de Contador Público en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores. Posteriormente, hizo el postgrado en Finanzas y Administración de Empresas en Inglaterra.

Carlos Zeferino Torreblanca Galindo es parte de una generación de guerrerenses que decidió involucrarse en la vida política de su comunidad, una generación que dejó de hablar de política para participar en ella.

Miembro del Colegio de Contadores Públicos del Estado de Guerrero, desde julio de 1979 hasta la fecha. Como empresario, fue miembro activo en los organismos intermedios de representación desde 1981, llegando a ser presidente de la Canaco–Servytur Acapulco en el periodo 1985–1986, y consejero y vicepresidente de la COPARMEX de Acapulco en 1982 y 1983, respectivamente.

Posteriormente, fundó el Frente Cívico Acapulco, una asociación civil formada por un grupo de mujeres y hombres ajenos a la vida de los partidos políticos del estado, que sirvió de referente para la participación ciudadana en los asuntos de interés público.

El Frente Cívico Acapulco fue el punto de partida que tomó Zeferino Torreblanca para emprender el camino de llegar a incidir en la transformación del estado de Guerrero; primero, rompiendo el paradigma del activismo político del estado, que consideraba a la lucha de clases como la única expresión válida de una izquierda beligerante, y luego, compitiendo en tres ocasiones por la Presidencia Municipal de Acapulco, con un discurso incluyente que asumía a la persona, al ciudadano, como factor fundamental del cambio, más allá de rencores y rencillas históricas, en la comprensión de una izquierda mucho más alejada de la retórica revolucionaria de la década de los 60 del siglo pasado y más cercana al espíritu progresista de la izquierda europea de finales del Siglo XX.

El 3 de octubre de 1993, contendió por primera vez por la Presidencia Municipal de Acapulco, representando al Partido de la Revolución Democrática (PRD) y al Frente Cívico Acapulco (FCA), como candidato externo. Los resultados le fueron adversos.

En 1994 llega como diputado por vía plurinominal a la LVI Legislatura por el PRD (1994–1997), distinguiéndose por su participación en asuntos sobre comercio, hacienda y turismo. Fungió como secretario de la Comisión de Comercio y fue miembro de las comisiones de Turismo y de Patrimonio y Fomento Industrial. Al poco tiempo, se declara diputado independiente.

En 1996, volvió a participar como candidato del PRD a la Presidencia Municipal de Acapulco, con resultados desfavorables nuevamente.

En la contienda electoral de 1999 para obtener la Presidencia Municipal del puerto representó al mismo partido, y en esta ocasión triunfa y se convierte en el primer presidente municipal de Acapulco emanado de un partido distinto al PRI, para el periodo 1999–2002. En 2003, fue nombrado, una vez más por el PRD, diputado federal por vía plurinominal en la LIX Legislatura del H. Congreso de la Unión.

En 2004, participó en la elección interna del PRD para elegir candidato a gobernador. Gana por amplio margen y confirma su prestigio político adquirido desde que fuera presidente municipal de Acapulco.

En 2005, ya como candidato del PRD a gobernador, fundamenta su oferta política en tres ejes: ordenar la administración y las finanzas públicas, emprender el más ambicioso programa de infraestructura y fomento económico, y reorientar los programas sociales para hacerlos llegar a quienes más los necesitaran.

Su campaña política tuvo como estrategia centrarse en la carrera y personalidad del candidato, primero como un guerrerense que ha sido reconocido por su esfuerzo, trabajo y talento; segundo como funcionario que demostró un comportamiento honesto, eficaz y justo; y tercero como hombre de palabra que nunca ofrece lo que no va a cumplir.

En resumen, un político con principios éticos e ideales nobles, un político diferente, queha forjado su liderazgo mediante la convocatoria a todos los sectores sociales para fortalecer la democracia y el voto libre de todos los guerrerenses.

Con esta propuesta y oferta política y social, Zeferino Torreblanca Galindo logró un triunfo histórico en las elecciones del 6 de febrero de 2005, con una amplia votación sobre el Partido Revolucionario Institucional (PRI) y su candidato, desplazándolo del poder estatal después de 77 años.

Recibió el respaldo, además del PRD, de los partidos Convergencia, de la Revolución del Sur y de Alianza por Guerrero. Estos dos últimos, a la fecha, ya han perdido su registro.

A partir de una estrategia clara de acción, el gobierno de la transición cumplió sus compromisos al centrar sus esfuerzos en los tres ejes de acción que enarboló durante la campaña. Tres ejes capaces de cimentar las bases para la construcción de un Guerrero diferente, desde las entrañas mismas de la sociedad.

Primero, la modernización administrativa, que implicó rescatar a la administración pública de procesos inalterados desde la década de los 70 del siglo pasado y cambiar de golpe las formas de interactuar entre ciudadanía y gobierno, y del gobierno entre sí, para inducirlos al uso de las tecnologías de la información en beneficio de ellos mismos y de su comunidad. Hoy se ha innovado en la gestión, consulta y entrega de documentos e información.

Ahora los trámites para obtener actas de nacimiento se realizan en minutos y a precios accesibles para todos, en módulos electrónicos instalados en lugares públicos; los pagos de impuestos y tenencia se llevan a cabo mediante el portal electrónico del Gobierno del estado, y la cartografía digital del estado facilita la administración del impuesto predial, aumentando la recaudación y distribuyendo su carga fiscal equitativamente.

Pero la modernización administrativa no significa solamente facilitarle al ciudadano el contacto con la administración pública, significa también el mejor bastión para defender al ciudadano del engaño y del abuso, ya que al ser trámites impersonales inciden favorablemente en disminuir la corrupción.

El segundo eje de acción fue el de la infraestructura para el desarrollo. Para entender la trascendencia deeste eje, es fundamental hacer un análisis retrospectivo del rezago histórico de Guerrero. En un estado cuya agreste geografía separa y aísla a las más de 7700 comunidades que lo conforman, el enorme grado de dispersión hace sumamente difícil dotar a la población de los servicios públicos básicos como el agua y la electricidad, y de los servicios transformadores como la educación y la salud.

Por eso, el acento del cambio de esta administración se hizo patente en un amplio programa de inversión pública que pasó de una inversión anual de $3 300 000.00 en 2005 a más de $7 800 000.00 en 2009.

El puntal de este esfuerzo transformador fue el programa carretero más ambicioso en la historia de Guerrero. En esta administración se construyeron más de 1700 km de carreteras y más de 50 puentes que en conjunto suman más de 4 km de longitud.

Históricamente, la infraestructura de alcantarillado y saneamiento ha carecido del interés de los responsables de ejercer el gasto público, porque aun cuando estos servicios son indispensables para elevar la calidad de vida de las personas, son obras que por su naturaleza no son visibles y por lo tanto no tienen rentabilidad política. Lo hecho en este periodo equivale a haber realizado una obra de infraestructura de agua potable, alcantarillado y saneamiento por cada día de gestión.

Lo mismo ha ocurrido en electrificación, particularmente en las regiones de La Montaña y Centro, donde había comunidades que carecían de este servicio desde que existen como asentamientos, y hoy ya tienen electricidad.

En este periodo se construyeron 4 hospitales generales nuevos y se rehabilitaron más de la mitad de todos los centros de salud del estado, lo que ha sido el impulso más importante a la infraestructura de salud en el estado en los últimos 17 años.

En materia educativa, Guerrero sienta nuevamente un precedente histórico, no sólo en el estado, sino en México, con la creación de la Universidad Intercultural, pues es pionero en extender los servicios educativos biculturales a las zonas más desprotegidas del estado.

En cuanto a infraestructura de seguridad, hoy la Secretaría de Seguridad Pública cuenta con presencia en todo el estado, con un Cuartel Central, seis Cuarteles Regionales y 21 Cuarteles Sectoriales, además del Instituto de Formación y Capacitación Policial, donde ahora se profesionaliza a los policías. Esto, junto con una profunda reorganización administrativa que buscó dignificar a las fuerzas de seguridad, mejorando tanto sus percepciones como sus prestaciones, cambió de manera radical el balance de lo recibido en materia de seguridad en cuanto a infraestructura y recursos humanos.

El tercer eje fue una nueva política de corresponsabilidad social,que se sustentó en la interpretación de la política del gobernador Torreblanca, a la que define como un instrumento de transformación real, una política que no ve al ciudadano como un rehén de las dádivas gubernamentales, de los favores y los compromisos clientelares que tanto han frenado no sólo el desarrollo del estado de Guerrero, sino de México; una política que cree en la capacidad de las personas de ser y hacer lo mejor para su vida, la de su familia, la de su comunidad, la de su estado, la de su país; esta “política–política”, como él la llama, es el acento que definió la visión de esta administración. Una visión de gobierno diferente, que confía en el ciudadano como actor fundamental del cambio y corresponsable en la labor de trasformar las condiciones de vida del estado.

Esta política implicó involucrar al ciudadano en la búsqueda de soluciones y actuar lado a lado con la autoridad de gobierno en cualquiera de sus tres niveles. Una visión de gobierno que desafió la cultura del paternalismo y buscó detonar las capacidades de autogestión del ciudadano. Un ciudadano consciente de que sus actos irremediablemente impactan no solamente su vida, sino la vida de todos los que habitamos este gran estado. Un ciudadano social, activo en la autogestión, activo en la coparticipación con su comunidad y con el gobierno, para no cometer los errores del pasado, sino aprender de ellos.

En el tránsito de la administración del C. P. Zeferino Torreblanca Galindo, se impulsaron las condiciones necesarias para fomentar la democracia, no sólo como forma de gobierno, sino también como forma de vida. Este gobierno mantuvo una relación respetuosa con todos los partidos políticos, los demás poderes públicos y órdenes de gobierno, con los medios informativos y con las organizaciones de la sociedad.

Para encontrar e impulsar fórmulas de desarrollo sustentable, próspero y equitativo, el gobierno de la transición y la alternancia basó sus acciones en el perfeccionamiento del ejercicio de la democracia y la capitalización del talento colectivo. Valoró las necesidades, intereses y deseos de todos, privilegiando los programas de atención a grupos vulnerables, en materia de educación, salud, agua potable, drenaje, vivienda, deporte, espacios de sano esparcimiento, ordenamiento urbano e integración de las comunidades al desarrollo.

Se trabajó con conocimiento de causa y con imaginación, utilizando los recursos disponibles de manera eficaz y eficiente, ejecutando políticas públicas acordes con nuestra realidad regional; afrontando con madurez e ideas claras los procesos que genera el propio desarrollo.

No obstante la crisis de nuestro país, Guerrero no se paralizó; continuó trabajando con solidaridad social, construyendo escuelas, hospitales, caminos, viviendas, sistemas de agua potable y drenaje; empero, se padeció –y se sigue padeciendo– del más grave e inmediato mal social: la marginación. Sigue siendo prioritario y urgente un desarrollo social más igualitario para Guerrero y los guerrerenses.

El gobierno de Zeferino Torreblanca Galindo fue respetuoso de la diversidad de opiniones, desde la pluralidad y la tolerancia a las formas de expresión y movilización y definió la ardua tarea de sentar las bases de un Guerrero diferente como “Un Compromiso de Todos”.

El tránsito de la alternancia evidencia logros y no esconde limitaciones. En una declaración pública, el gobernador Torreblanca Galindo manifestó: “Ante la crítica sin sustento y ante demandas y necesidades de los guerrerenses, seguimos trabajando en la construcción de un Guerrero mejor para todos, que ensanche sus perspectivas, que vislumbre una clara visión del futuro… nos oponemos a toda tentación autoritaria, venga de donde venga; creemos en un ejercicio de gobierno abierto y plural, que da cabida a todo tipo de manifestaciones y expresiones, sustentado en el respeto de los derechos de terceros… estamos ante una democracia viva, sana y perfectible… para unos hemos hecho demasiadas cosas en estos años; para otros, los logros son insuficientes… lo que hemos alcanzado ha sido producto del esfuerzo de todos. Igual será lo que todavía nos falta por realizar”.

A 200 años de historia como Nación independiente y el Centenario de la Revolución, recordamos que Guerrero ha sido actor fundamental e indispensable en los grandes cambios de nuestro país, y que la historia del México del Bicentenario se escribió con la sangre de los héroes que Guerrero ofrendó a la patria.

En este trecho de la historia que nos tocó vivir, se sembraron nuevas semillas para transformar Guerrero desde sus entrañas, pero es un hecho que aún queda mucho por hacer a fin de colmar los anhelos de dignificación social tan urgentes en nuestro estado.

(AAB/JRS/Coordinación de Asesores)