Militar. Se desconoce el lugar y fecha de su nacimiento.
Aparece como capitán realista en 1810, en Acapulco. En diciembre de ese año, Morelos se encontraba sitiado por las tropas enemigas entre Acapulco y Tres Palos, casi sin municiones y con pocos soldados. Para superar esa crítica situación, el caudillo se decidió por la solución menos difícil: atacar por sorpresa al jefe realista Francisco Paris, quien tenía instalado su campamento en Tres Palos, pero para ello necesitaba informes que hicieran posible el éxito del ataque.
Las circunstancias favorecieron otra vez a Morelos, pues Tabares, quien se encontraba a las órdenes de Paris, recientemente había sufrido arresto en Acapulco por desaprobar la prisión del virrey Iturrigaray y estaba deseoso de vengarse de sus jefes. Para ello se puso en contacto con Morelos a quien proporcionó informes exactos del número de soldados de que disponía Paris, del tipo de su armamento y del lugar que ocupaba la artillería. De esta manera, en la madrugada del día 4 de enero de 1811, Morelos envió a Julián de Ávila con 800 hombres. Una parte de ellos se aproximó por la retaguardia de los realistas y se apoderó de la artillería; los otros hicieron fuego a discreción sobre el campamento de Paris quien, junto con los soldados que lograron salvarse, se dio a la fuga.
Con Tabares se encontraba un estadounidense de nombre David Faro, quien había sufrido arresto por haber sido sorprendido copiando mapas de Acapulco y lugares circunvecinos. Después del triunfo de Morelos en Tres Palos, con el botín de guerra se acrecentó su poderío bélico y Tabares y Faro se incorporaron a las filas insurgentes; sin embargo, Morelos nunca confió en ellos y en la primera oportunidad los envió a EU con la misión de solicitar y obtener reconocimiento diplomático. En realidad, se trataba de alejarlos de su lado.
Cuando Tabares y Faro, con rumbo a su destino, en agosto de 1811, pasaron por La Piedad (Michoacán) se encontraron con Ignacio López Rayón a quien informaron del encargo de Morelos. Rayón, quien por decisión de Hidalgo había quedado al frente de la lucha por la Independencia, en ejercicio de sus facultades, nombró a Tabares brigadier y a Faro coronel, ordenándoles volver con Morelos, a quien alcanzaron en Chilapa.
Morelos, disgustado, no les reconoció los grados, por lo que Tabares y Faro, sumamente descontentos, se dirigieron a Chilpancingo con el pretexto de recoger algunos bienes. De ahí siguieron al fuerte de El Veladero, comandado por Julián de Ávila, donde, de acuerdo con un lugarteniente de éste, apellidado Mayo, empezaron a fomentar una revuelta con el fin de levantar algunos pueblos contra la autoridad de Morelos, aprehender a los jefes por él nombrados y atacar las fuerzas insurgentes con el objeto de eliminar al caudillo y a sus principales capitanes. Mayo, de acuerdo con el plan subversivo, destituyó a Julián de Ávila y se apoderó de El Veladero. Enseguida, Tabares y Faro nombraron a Mayo comandante del fuerte y se dirigieron a la Costa Grande con el mismo fin; prendieron a don Ignacio Ayala, intendente nombrado por Morelos, y lo condujeron a Tecpan, de donde logró fugarse.
Galeana informó de inmediato a Morelos de la revuelta, al parecer peligrosamente extendida, y éste sin más apoyo que su escolta llegó a El Veladero y con su sola presencia contuvo la rebelión, repuso en el mando a Ávila y ordenó el fusilamiento de Mayo. Luego marchó a Tecpan, donde sometió a los conspiradores, pero como desconocía el alcance de la conjura y para evitar reacciones adversas en su propio ejército, no ordenó de inmediato la muerte de Tabares y Faro, a quienes se llevó consigo a Chilapa con la promesa de darles el mando de una expedición a Oaxaca. Tan pronto llegó a su destino, encargó a Leonardo Bravo la ejecución secreta de los conspiradores. Bravo, a su vez, ordenó al capitán Máximo Sandoval que cumpliera las disposiciones de Morelos y, en consecuencia, degolló a Faro en Chilapa y a Tabares en la hacienda de Tlapehualapa, en el mismo mes de agosto de 1811.
En 1992 el gobernador José Francisco Ruiz Massieu tuvo la intención de cambiarle el nombre al distrito de Tabares, pues estaba convencido de que en ninguna forma podía considerarse a Mariano Tabares héroe de la patria y, por tanto, no era digno de que el distrito con cabecera en Acapulco llevara su apellido, dados sus antecedentes de doble traidor; primero, traidor a la causa realista a la que pertenecía y, luego, traidor a la causa insurgente que lo acogió en su seno, pero el gobernador se encontró con una fuerte oposición de los que en aquel distrito llevan el apellido de Tabares, quienes invocaron el argumento de que la costumbre es una de las fuentes de la ley.
(JPLC)