Maestra. Su nombre fue Evangelina Sámano Bishop. Nació el 5 de junio de 1906 en la comunidad de San Nicolás del Oro, municipio de San Miguel Totolapan. Fueron sus padres los señores Efrén Sámano y Eleuteria Bishop.
Las primeras letras las aprendió en su tierra natal, pero fue en Coyuca de Catalán donde cursó la primaria, cuando sus padres se establecieron en ese lugar. Luego se trasladaron a la ciudad de Toluca, donde pasó su adolescencia; allí estudió en la Escuela Normal la carrera de maestra. Eva se trasladó al D. F., donde continuó su preparación magisterial en la Normal Superior de México.
La noble carrera del magisterio encuadró en su vocación perfectamente, ya que habría de volcarse años después, con dignidad y alto sentido del deber, en beneficio de la niñez mexicana.
Su matrimonio con el licenciado Adolfo López Mateos el 6 de octubre de 1937 abrió la puerta para que su profesión la encaminara al título que le otorgó el pueblo mexicano: Heroína y madre nacional, al realizar su mejor papel como Primera Dama del país al lado de su esposo, quien fue presidente de México en el sexenio diciembre de 1958–noviembre de 1964. Su obra humanitaria fue considerada la más amplia, la más valiosa y eficiente en su género y en su tiempo, incluso mundialmente, como fue expresado en la Asamblea General de la ONU. Se distinguió por su amor a la niñez, y como una de las mujeres más notables de nuestra historia contemporánea.
Incansable y tenaz, fue prolífera en su obra constructiva. Se dedicó plenamente a cimentar la estructura de la más grande institución que abrigaría a la niñez desvalida de México: la Asociación de Protección a la Infancia, que al poco tiempo habría de convertirse en el Instituto Nacional de Protección a la Infancia (INPI), y ahora DIF.
“Fue tal su empeño y dedicación entre nosotros, que su esfuerzo y su espíritu de filantropía, concretados en programas ejemplares, llamaron la atención allende las fronteras del país. Su trabajo fue calificado como el más valioso, por agencias internacionales como ALPRO, FAO, UPI y UNICEF. Recibió 34 condecoraciones de gobiernos extranjeros, y la Universidad de las Américas le otorgó el título honroso de Doctora Honoris Causa”.
La concepción de sus proyectos en beneficio de la niñez permite afirmar que, antes de que lo hiciera doña Eva, nunca se hizo algo parecido en el país, y que gracias a ella ahora se cuenta con sistemas avanzados en materia de protección a la infancia.
Su tesón llevó al plano institucional una inigualable obra de protección y rehabilitación a los niños; obra que se ha proyectado como un compromiso de los regímenes mexicanos emanados de la Revolución.
Al terminar su gestión en el poder Ejecutivo, el licenciado López Mateos estuvo postrado en cama por dolorosa enfermedad, y su esposa, doña Eva, se vio en la necesidad de enclaustrarse para atenderlo. Esto impidió que ella siguiera en la empresa que había creado.
Falleció después que su esposo, en la Ciudad de México, el 7 de enero de 1984, en el Hospital Central Militar.
(FMVH)