Profesor, compositor, trovador y poeta. Nació en Acapulco el 11 de julio de 1903; murió en la Ciudad de México el 12 de septiembre de 1957. Fue hijo del señor José Ramírez Pérez y de la señora Apolonia Altamirano Victoria.
Alternó sus estudios de primaria con el aprendizaje del violín y la guitarra; en Tecpan de Galeana empezó a tocar el piano y, a los 12 años, en Acapulco aprende solfeo y armonía. A la edad de 13 años, tuvo a su cargo la Oficina de Telégrafos de Atoyac, con el grado de teniente. Becado por la Dirección de Educación del estado, estudia en la Ciudad de México, graduándose como profesor en la Escuela Normal de México, en 1924, al tiempo que concluía sus cursos de piano en la academia del maestro Sergio Sierra Magaña. Tocó el piano en cines y el órgano en iglesias, como las de Santo Domingo y Loreto, en el Distrito Federal.
La Secretaría de Educación Pública lo envía a San Luis Potosí como delegado en Cultura Estética, lo que le permitió realizar una amplia labor cultural en las escuelas y entre los grupos sociales de dicho estado. Después, lo nombraron director de una Escuela Tipo Federal, en Ciudad Victoria, Tamaulipas. Ahí empieza a componer sus primeras canciones y, en 1926, contrae matrimonio civil con María Eva Castillo y Caballero (Maca). También en este lugar, funda y dirige el grupo musical Los Trovadores Tamaulipecos, con Ernesto Cortázar, Lorenzo Barcelata, Planes y Caballero. Con ellos grabó discos en tres compañías: Columbia, Peerles y RCA Víctor e hizo giras a Cuba y a otros países de las Antillas, América Central, parte de Sudamérica y Estados Unidos.
Tuvo a su cargo la Dirección General de Acción Social y Cultura Estética del Departamento Central, organizando y dirigiendo los centros culturales para obreros del Distrito Federal (1929–1930).
Estudió, fomentó y divulgó el folclor guerrerense. Formó el quinteto de Cancioneros Guerrerenses, con los que recorrió el estado. Es autor de los himnos al Agrarista, a la Madre, a Zapata, a los Niños Héroes, al Hospital Militar, etc.; de coros y canciones escolares, como La mazorquita, Arroyito, La milpa, etc.; y de más de 80 canciones, escritas, la mayor parte, de 1930 a 1940; entre las más conocidas están: Ometepec, Linaloé, Acapulqueña, Caleta, El toro rabón, Al regresar a tus brazos, Diamante azul, Mañanita costeña, Ojos de almendra, Nochecita de octubre, La vida se nos va, etc.
Linaloe (fragmento)
Linaloe, de mi tierra suriana
hecha un cofre de ensueño
de riquezas y amor;
guarda todas mis penas,
mis tristezas y cuitas,
cofrecito de ensueño,
para mi corazón.
Rinconcito de mi tierra,
jardín convertido en sierra
de donde es la serranita
que me hiere el corazón.
La vida se nos va (fragmento)
La vida se nos va
las ilusiones pasan,
como se va el dinero
y la esperanza.
Pero tengo un amor,
dentro del alma,
que está muy bien ahí
que no se va,
que no se irá
Divulgó la Sanmarqueña, creada por el padre Emilio Vázquez Jiménez. No todas las letras de las canciones que dio a conocer son suyas; algunas son de Manuel M. Reynoso, otras de Isaac Palacios Martínez y otras de Luciano Kubli; pero el gran mérito de José Agustín Ramírez es la música que compuso para ellas, conjugando verdaderas joyas de expresión emotiva y de indiscutible belleza. Se le otorgó la medalla Adolfo Cienfuegos y Camus. En Acapulco, una de las calles lleva su nombre.
Su última esposa fue la señora Estela Rotge viuda de Ramírez, quien hasta el año 2000 todavía vivía en Acapulco.
(AHF/VVS)