Luchadora social. Nació en Nuxco, municipio de Tecpan, el 11 de enero de 1882; murió el 19 de junio de 1965. A los 11 meses, quedó huérfana de madre y, al poco tiempo, es abandonada por su padre. Unas tías la toman bajo su cuidado y la envían a la escuela primaria. En 1898, cuando tenía 17 años, la casan con Antonio Rodríguez.
Este hombre, de ideas avanzadas, funge como agente del Ministerio Público, primero, y luego, como juez de primera instancia en Acapulco. María de la O trabaja con su esposo como secretaria, lo que le permite recorrer el estado de Guerrero y conocer las injusticias que sufren los campesinos, interpretándolas bajo la misma óptica de su compañero.
Al quedar viuda, en 1922, decide continuar por su cuenta la defensa de los campesinos. Se liga al Partido Obrero de Acapulco (POA) de los hermanos Escudero y obtiene prestigio, sobre todo en la Costa Grande, a pesar de lo represivo del sistema moral predominante en aquella época, que impedía la participación de las mujeres en cualquier actividad, a menos que fuera a la sombra del marido.
Hace de su casa un bufete jurídico donde acuden infinidad de miembros de organizaciones populares, convirtiéndola también en un lugar de asilo y refugio para perseguidos políticos. En 1933, en el Congreso Obrero y Campesino celebrado en Iguala, María de la O denuncia ante el gobernador el encarcelamiento arbitrario de algunos dirigentes campesinos.
Su actividad no se limita a denunciar el proceso de especulación y el despojo de tierras; organiza grupos de pobladores para la invasión de terrenos. Al morir los hermanos Escudero, preside los funerales, y junto con los hermanos Amadeo y Baldomero Vidales, asume la dirección de los grupos fundados: partido, liga y cooperativa, quedando ella como segundo dirigente, sobre todo en el área de Acapulco, mientras Feliciano Radilla lo hace en el área rural.
Cuando los hermanos Vidales se rebelan, ella provee armas, sirve de contacto entre los insurrectos y el gobierno de Obregón. En el mandato de Cárdenas, ingresa al Partido Comunista, donde coincidirá con otra guerrerense, Benita Galeana, hecho que, a decir del investigador y sociólogo Gómez Jara, en lugar de radicalizar sus planteamientos, los modera, ya que en este organismo se vivía uno de los periodos del más exacerbado colaboracionismo. En efecto, la consigna de la Internacional Comunista apunta hacia la colaboración de clases como el eje central de su política.
En 1937, organiza la Unión Fraternal de Mujeres de Acapulco, que aprueba los postulados siguientes: 1. Se adopta como táctica la lucha de clases. 2. Promover toda acción que favorezca los intereses de los trabajadores y encamine al triunfo del socialismo. 3. Luchar contra la política económica de los capitalistas que elevan los precios sin justificación alguna.
Los 13 puntos del programa de acción fueron el antecedente de propuestas sociales que continúan vigentes: 1. Capacitación teórica de la mujer para elevar la producción. 2. Aplicar medios efectivos contra la carestía. 3. Fundar centros que combatan la desnutrición infantil. 4. Levantar censos de mujeres analfabetas y combatir ese atraso. 5. Elevar el nivel cultural de la mujer. 6. Igualdad política y económica, pero sobre todo legal, de la mujer respecto al hombre. 7. Defensa de las instituciones legalmente establecidas. 8. Colaborar con todas las instituciones. 9. Organizar grupos de enfermeras voluntarias. 10. Luchar contra los centros de vicio, sobre todo los que están fuera de la ley. 11. Fundar costureros públicos y cursos de costura. 12. Establecer lavaderos públicos. 13. Conseguir terrenos para construir viviendas.
En febrero de 1941, como militante comunista, promueve la creación del frente único de lucha en contra de la carestía, la prostitución, los centros de vicio y la elevación de alquileres.
En 1942 se constituye la Liga de Comunidades Agrarias y Sindicatos Campesinos, afiliada a la CNC, donde ella ocupa el cargo de secretaria de Acción Femenina; en su casa se discutieron las ideas sobre la edición de algunos periódicos, como El pueblo y La Verdad.
En las elecciones presidenciales de 1952, como muchos otros comunistas, decide apoyar a Miguel Enríquez Guzmán, en lugar de Vicente Lombardo Toledano. María de la O transforma la Unión de Mujeres Trabajadoras en Unión de Mujeres Revolucionarias; integra comités electorales y organiza a Enríquez Guzmán una gira triunfal por todo el estado.
Ante el fracaso de Enríquez Guzmán como candidato a la Presidencia, María de la O, decepcionada, como los demás partidarios del cambio social, vuelve al trabajo político local de alcances más inmediatos, rayando a veces en la simple actividad asistencial.
Su casa, además de bufete jurídico y lugar de asilo de perseguidos políticos, fue también oficina del Partido Comunista de Guerrero, cuando éste se traslada de Chilpancingo a Acapulco. En ese lugar funcionó, asimismo, la Liga Regional Campesina Juan R. Escudero de Ambas Costas.
(JSA)