Melgar Ramírez, José Luis (el Paisa)

Compositor. Nació el 20 de abril de 1933 en Jocotitlán, municipio de Tetipac, Guerrero; murió el 20 de octubre de 1988 en El Salitre, municipio de Tonatico, estado de México. Sus padres fueron el señor Margarito Melgar y la señora Josefina Ramírez García.

En su lugar de origen pasó los primeros siete años de vida; posteriormente, junto con su familia, se trasladó a radicar al poblado de El Platanal, municipio de Pilcaya, Guerrero; ahí ingresó a la escuela primaria, donde alternaba sus estudios con las actividades del campo. En pleno contacto con la naturaleza, el ambiente campirano le despertó la inspiración, y sus sentimientos los canalizó para expresarlos en hermosas canciones que componía a sus apenas 11 años de edad; cuando cortaba leña en el campo, aprovechaba para componer alguna melodía a la cual ponía música y llegando a su hogar se las cantaba a sus padres quienes en un principio no creían que su hijo fuera el autor. Con ello demostraba sus dotes de compositor innato.

A los 13 años, tuvo la desdicha de perder a su padre, lo que le obligó a asumir mayor responsabilidad en el sostenimiento del hogar.

La señora Josefina –“doña Jose”, como la llamaban afectuosamente–, con el afán de complementar los raquíticos ingresos que su hijo José Luis obtenía con la venta de sus mercancías, en ocasiones recibía “abonados”. Cierta vez llegaron al pueblo tres arquitectos quienes se encargarían de construir el altar del templo del lugar; mientras realizaban la obra, se abonaron en casa de doña Jose. En los ratos de ocio que los profesionistas tenían, tomaban sus guitarras para acompañarse y cantar algunas melodías. Mientras tanto, el joven José Luis –quien ya traía la música por dentro– los observaba, y con sólo ver cómo afinaban sus instrumentos y cómo ejecutaban las “pisadas”, aprendió a afinar y tocar la guitarra. Cuando los arquitectos terminaron la obra sacra, se retiraron del lugar sin saber que habían sembrado la semilla artística en un gran compositor e intérprete guerrerense.

Con su guitarra y sus dotes de cantante, se volvió famoso en su pueblo; siempre participaba en los eventos culturales de la escuela, en las “cuelgas” de los santos, en las mañanitas de los cumpleaños, y sus amigos lo invitaban para llevar gallo (serenatas) a las muchachas del lugar.

A los 23 años de edad, José Luis junto con su mamá y sus hermanas Guillermina y Rosa, de los mismos apellidos, se trasladaron a vivir a la ciudad de Chilpancingo. Ahí continuó sus actividades artísticas; para ello organizó un programa artístico–musical denominado “La hora del pueblo”, los domingos por la noche, en el jardín Nicolás Bravo (hoy Primer Congreso de Anáhuac) y en el jardín de San Mateo, donde participaban aficionados al canto. Pasaron por este programa intérpretes como Toña Díaz, Macario García, Amador Pardo y los hermanos Díaz Mancilla, entre otros. En dicho evento cantaba sus canciones; algunas de ellas son: Adiós sin reproche, Milagro de mujer, Mi guitarra y Regalo de un hijo, entre otras.

José Luis fue un personaje autodidacta, muy creativo y de gran sensibilidad a los hechos y fenómenos sociales. Su capacidad creativa le permitió, con sólo escuchar un suceso o leerlo en un periódico, transformarlo en un corrido, como el arreglo que hizo relacionado con los hechos ocurridos en Chilpancingo el 30 de diciembre de 1960 cuando cayeron varios estudiantes y gente del pueblo a causa de las balas del gobierno, al que tituló Los hermanos héroes (La tragedia de Chilpancingo) y que grabó con sus propios recursos.

Además, en Chilpancingo entró a trabajar en la estación de radio XELI como agente de publicidad.

El 13 de septiembre de 1965, emigró hacia la Ciudad de México en busca de mejor suerte.

En la capital del país, fundó una empresa grabadora de discos de su propiedad denominada Estrellas de México (EDM). Las primeras melodías que grabó en el D. F. fueron en AUDIOMEX; se trata de los corridos Lucio Cabañas, Genaro Vázquez y El Rey Lopitos.

Era un gran personaje polifacético, tanto en su vida personal como en el arreglo de sus canciones, ya que los temas fueron muy variados: lo mismo le componía al amor, a Dios, a los problemas personales –como el alcoholismo (alcohólicos anónimos)–, al Papa, a sus padres, o a los problemas sociales.

Para ganarse el sustento, desempeñó varios oficios, además de los que ya fueron mencionados; en Tetipac aprendió el oficio de panadero y puso su propia panadería; en 1954, radicado en Chilpancingo, trabajó en la compañía Palmolive; en esta misma ciudad, fue agente de Tránsito en 1963. La compañía disquera que fundó en 1970 en México, funcionó hasta 1985, fecha del gran temblor, que destruyó sus instalaciones.

Su amplio repertorio sobrepasa las 130 composiciones, de las cuales se mencionan algunas, entre las ya relacionadas: Oración de un preso, El Papa Juan Pablo II, Perlita del Sur, Maldito vino, Adiós alcoholismo, Regalo de un hijo, Madre asesinada, Mi guitarra y yo, La sota de oros, Tlaxcalitos de maíz, lo que le sitúan entre los compositores e intérpretes más prolíficos de la entidad. Sus restos mortales reposan en el panteón de Tonatico, estado de México.

(EAV)