Revolucionario. Nació en 1857 en Dos Caminos, municipio de Chilpancingo; murió en Acapulco el 6 de agosto de 1915.
Julián Blanco Jiménez (al centro).
De humilde cuna, sólo cursó la instrucción primaria.
El 6 de octubre de 1893 participó en la revuelta de Mezcala encabezada por Canuto A. Neri en contra del gobernador Francisco O. Arce, quien intentaba reelegirse por cuarta ocasión. A mediados de noviembre depuso las armas y se retiró a las labores del campo.
Al estallar el movimiento revolucionario de 1910 encabezado por Francisco I. Madero, opuesto al régimen de Porfirio Díaz, Julián Blanco se levantó en armas acompañado por sus hijos Teodoro, Bonifacio, Florentino y Marciano. Ellos y un grupo de amigos con escaso armamento se internaron en la sierra y ocuparon Los Cajones, La Ladrillera y las montañas de Mochitlán, donde obtuvieron armas, municiones y caballos. Ya con el grado de teniente coronel, Julián Blanco logró importantes victorias, como la de Tierra Colorada.
En abril de 1911 comenzó a concentrar contingentes para atacar Chilpancingo, reuniendo en Dos Caminos las tropas de Costa Chica, al mando de Manuel Meza e Isidoro C. Mora; las de Costa Grande, a las órdenes de Tomás Gómez, Manuel Villegas y Miguel Serrano; y las del Centro, al frente de Juan de la Luz Romero y otros jefes. Tomó Chilpancingo el 14 de mayo de 1911 con el apoyo de las tropas de Laureano Astudillo y de otros jefes de Tixtla y de Zumpango. Chilpancingo estaba guarnecido por el teniente coronel federal Juan Robles Linares, con 800 hombres. Robles huyó por la sierra y Blanco ocupó la plaza.
Sirvió a Madero combatiendo al zapatismo. En la época del gobierno provisional de Francisco Figueroa Mata y en la del gobierno constitucional de José Inocente Lugo, Blanco mandó, con el grado de general brigadier, el 33 Cuerpo Rural; batió al zapatismo y a sus cabecillas: Juan Pablo Cuchillo, de Zitlala; Julio Gómez, de Olinalá; Jesús H. Salgado y el Tuerto Morales, quienes luchaban bajo la bandera del Plan de Ayala, en Teloloapan.
En un combate cerca de Mochitlán, Blanco perdió a su hijo Teodoro. Se le encomendó una campaña en la Costa Chica en contra de Néstor Adame, de Abraham García y de Zótico Orozco, cuya rebelión había tomado fuerza; marchó y encontró a los rebeldes apoderados de Tecoanapa; Blanco, inteligentemente, mandó mezcal a los rebeldes, y cuando ya estaban ebrios los atacó y los derrotó por completo. Resultó muerto Adame y, minimizada su tropa, se rindieron 400 levantados.
Después del cuartelazo de Huerta, el 9 de febrero de 1913, y de la muerte de Madero y Pino Suárez, el 22 del mismo mes, Blanco acordó con los generales Juan de la Luz Romero y Ambrosio Figueroa oponerse al gobierno ilegal de Victoriano Huerta y organizar la lucha en contra de Silvestre G. Mariscal, comandante de las fuerzas usurpadoras.
Blanco, ya como constitucionalista, defendió el Plan de Guadalupe proclamado el 26 de marzo de 1913.
El 13 de noviembre de 1913, el gobernador Manuel Zozaya mandó al mayor Juan López Canseco y a sus hombres enfrentarse a Blanco, pero éste aprovechó el conocimiento del terreno y se situó en ambos flancos de la cañada del Pajarito, cerca de Tierra Colorada.
Canseco, derrotado, se volvió a Chilpancingo; Blanco retornó a ocupar Dos Caminos, Tierra Colorada y otros lugares cercanos. El general Antonio G. Olea persiguió a Blanco y, después de cañonear el cerro de Tierra Colorada y pertrechar al coronel Mariscal, regresó a Chilpancingo, y fue tiroteado en Los Cajones.
En la cañada del Pajarito, Blanco batió al mayor Félix R. Aguayo y al capitán irregular Tomás Robledo, que habían salido de Acapulco; resultó muerto Aguayo, herido Robledo y también Silvestre G. Mariscal, quien acudió en auxilio de los anteriores. Los huertistas tuvieron que romper el sitio.
Blanco formó dos columnas al mando de Mariano Barrios y de Heliodoro Castillo, quienes sitiaron la fábrica de Aguas Blancas, en la Costa Grande. Blanco, con la segunda columna, arribó a los cerros situados al sur de Chilpancingo el 2 de febrero de 1914 y, al mismo tiempo, por el poniente, el general Galo Rodríguez, pero fueron rechazados y perseguidos desde el Salto Valadez hasta Palo Blanco, donde pereció Rodríguez con muchos de sus soldados. Se reorganizó y volvió contra Chilpancingo, del 5 al 13 del mismo mes y año; Blanco, por el centro, el general Isidoro C. Mora por el oriente y otros jefes por el poniente.
Rómulo Figueroa y Encarnación Díaz llamaron de urgencia a Blanco para atacar Tixtla, por lo que éste abandonó la plaza de Chilpancingo, mientras que Figueroa y Díaz amenazaban Chilapa. En abril de 1914 apoyó a los zapatistas Encarnación Díaz y Blas Aguilar Astudillo en la toma de Iguala, que estaba en poder de los huertistas. El 17 del mismo mes ocuparon Tixtla y fueron sobre Chilpancingo; los defensores, general Cenobio Mendoza Pérez y el coronel Vicario, lograron romper el asedio. Abandonaron el sitio, dirigiéndose a Tixtla, perseguidos por el coronel Vicario, quien también tuvo graves pérdidas.
Blanco, Figueroa, Abraham García, Isidoro C. Mora, Silverio Zequeida y Juan Santos sitiaron la plaza de Ayutla, que era defendida por el teniente coronel y prefecto Vicente González, quien resistió tres días y al final pereció.
Chilpancingo se encontraba protegido por los soldados federales e irregulares al mando de los generales Luis G. Cartón, Paciano Benítez y Juan A. Poloney (gobernador del estado) y por los ex maderistas Martín Vicario y Eustacio Castro. Blanco atacó pero al final Zapata presionó a Blanco hasta recogerle la totalidad del botín, que entregó con la idea de no suscitar divisiones entre las fuerzas revolucionarias. Días después, Blanco marchó a sitiar Acapulco, pero maltrecho como iba por la campaña de Chilpancingo tuvo que desistir de su intento hasta el 8 de julio en que los constitucionalistas ocuparon la plaza.
En Acapulco, Blanco atacó a Mariscal los días 13 y 14 de julio de 1914. En ese mismo mes, Zapata mandó un comunicado a Blanco pidiéndole que desconociera a Carranza, pero en junta de generales y jefes decidieron combatir a Zapata.
Venustiano Carranza, en julio de 1914, nombró a Jesús H. Salgado gobernador provisional del estado, quien ya era director del gobierno provisional de Guerrero (del 28 de marzo al 24 de diciembre de 1914), nombrado por una asamblea de jefes zapatistas. Al declarar su reconocimiento a Zapata, Salgado fue combatido por los constitucionalistas, entre los que estaba Julián Blanco.
De Dos Caminos salió Blanco acompañado de los jefes Tomás Gómez, Silverio Zequeida, Manuel Villegas, Miguel Serrano y Andrés Carreto para avanzar sobre Chilpancingo y desalojar a los contrarios de Acahuizotla, de La Imagen, de Mazatlán, de Palo Blanco y de Petaquillas. En esta acción perecieron Tomás Gómez y Manuel Villegas. No obstante, se logró el objetivo. Después se apoderaron de Tixtla, Zumpango del Río y Mezcala.
Tras las operaciones del 26 de diciembre de 1914, el Primer Jefe (Carranza) nombró gobernador y comandante militar del estado al general Julián Blanco, quien continuamente fue presionado por los ataques que los zapatistas hacían a la capital del estado.
El 2 de febrero de 1915 el general Blanco derrotó a Encarnación Díaz y a Heliodoro Castillo cuando asediaron a Chilpancingo. En marzo, por falta de haberes y de víveres, Castillo tuvo que trasladar su gobierno a Dos Caminos, aún con dificultades ocupó y desocupó Chilpancingo, de ahí que enviara comisionados para informar al primer jefe sobre lo difícil de su situación, pero éstos fueron interceptados por Silvestre G. Mariscal, quien traicionaba a Blanco. Éste tuvo que ir personalmente a Veracruz, sorteando al traicionero Silvestre G. Mariscal. Volvió, a fin de sumar dos derrotas a los zapatistas; Blanco se vio en la necesidad, otra vez, de trasladarse a Veracruz para entrevistarse con el primer jefe y después de 15 días en aquel puerto regresó hacia Acapulco, desencantado porque Carranza había nombrado a Mariscal jefe de Operaciones.
Siendo gobernador Julián Blanco, el 4 de agosto recorría a caballo las calles de Acapulco, cuando a mansalva los mariscalistas le dispararon y mataron a su caballo. Pero el 6 de agosto de 1915, en el Fuerte de San Diego, Silvestre G. Mariscal ordenó al coronel Eustacio Castro que, con su escolta, pasara al interior del castillo para dar muerte a Julián Blanco y a Bonifacio, hijo de éste, quienes se habían refugiado ahí.
(JRV)